martes, 6 de mayo de 2008

Ratones vs. Tiburones

La mente trabaja de manera misteriosa. En una entrada pasada, recordaba Tiburón(Jaws, Spielberg 1975), después de una visita a la playa con Román, mi hijo de tres años. Al día siguiente, ya en casa y recuperándonos de las emociones de nadar en el mar, Román me dio la mejor demostración de por qué resulta tan aterradora esta película que, si acaso, muestra sólo unos cuantos minutos al monstruo en sus más de dos horas de duración.

(Antes de que se alarme y llame al DIF, amable lector, aclaro que, por supuesto, NO me senté a ver Tiburón con mi hijo, como hicieran mis padres en 1975 conmigo… y el IMPI no era tan efectivo ni existía la CNDH.) Román se sentó a ver una vez más Bernardo y Bianca (The Rescuers, 1977), de Disney. Para quienes no la han visto, es una cinta animada donde dos ratoncitos intentan rescatar a una niña secuestrada en los pantanos de Louisiana, por una odiosa mujer que usa como guardianes a un par de gigantescos cocodrilos. Ambas ideas resultan abominables y son suficientes para ponerme los pelos de punta cada vez que la veo, especialmente el abuso sicológico de que es objeto la pequeña por parte de su secuestradora. Afortunadamente Román lo toma como algo anecdótico que da pie a lo verdaderamente emocionante: todas las peripecias que pasan Bernardo y Bianca, los ratoncitos al rescate.

Precisamente hay una escena en donde la audaz Bianca convence al precavido Bernardo de atravesar un zoológico de noche, y ahí van los ratones a meterse entre jaulas y rejas, en medio de la oscuridad. La aventura, sin embargo, es brevísima, ya que luego de salir de cuadro, mientras la toma continúa a la entrada del zoológico, se oye un gran rugido (o gruñido) de alguna fiera no identificada. Ambos ratones vuelven a aparecer, huyendo en la dirección contraria y medio muertos de miedo. Fin de la escena.

No recuerdo qué tanta impresión me causó en su estreno tal episodio, aunque yo la ví originalmente en secundaria; muy probablemente sólo me dio algo de risa. En cambio, noté que Román, al inicio de la escena, se levantó del sofá y se apresuró a alejarse tanto como le fue posible de la televisión, incluso protegido tras un librero y asomando apenas la cabeza para seguir viendo la película. Ya acabada la escena, volvió lentamente a su asiento, repitiéndose: “No pasa nada…”. Ese fin de semana vio la película un par de veces más, como hacen los niños de su edad, y en ambas ocasiones tuvo la misma reacción. Lo curioso, repito, es que en pantalla no aparece ningún monstruo o fiero animal: sólo se oye el rugido y los ratones reaparecen, corriendo y con la respiración entrecortada.

Bernardo y Bianca, la película, saca jugo de lo que no podemos ver pero que sabemos que está ahí. Justo como la elección de Spielberg, en Tiburón, de no mostrar al animal sino hasta después de la primera mitad, y aún así, por sólo unos segundos cada vez. En realidad, el terror de la película viene del suspenso y la confirmación de la existencia del monstruo, por sus consecuencias. Igual que otra de las grandes películas de terror de los últimos 30 años, Alien (Scott, 1979). O la más reciente The Host (Bong, 2006), aún sin estrenar en México, lamentablemente.

(Y una y otra vez, públicos de todo el mundo vuelven a confirmar, por millones, que no hay nada más poderoso para el suspenso, que el control de la imaginación. Igual que mi hijo, el pequeño cinéfilo masoquista. Genial. Ya casi está listo para mi colección de Hitchcock.)

14 comentarios:

Josafat M. dijo...

Pero si bien Jaws es una monster movie, funciona de diferente manera, te enseña la bestia en los primeros 10 minutos, cosa que me agrada, cosa que así tiene que hacer en estos tiempos, nosotros los más morros, sin ofender, claro, estamos acostumbrados a eso, por lo menos para mí no funciona ya Jaws.
Por cierto, tu hijo no miró Jaws pero se le quedó un par de pechos en su subconsciente al ver Bernard y Bianca.

Joel Meza dijo...

En todo caso, a los tres años, los morros están más acostumbrados que uno a ver pechos...
¿Jaws enseña el monstruo a los 10 minutos? Más bien The Host, ¿no?

@duendecallejero dijo...

Mi hijo, de dos años y medio, ama Jaws. Huuuuy, el tiburoooon, huuuuuy, feio, huuuuuuy, she comió al siñor... Huuuuuy... Vamosh al mar, papi... Tanto así que tuve que comprarle un Max Steel porque es el único mono con tiburón en el mercado. Jajajaja... Y se la lleva queriendo jugar en la pila y hasta me pide agua de jamaica para simular sangre. Jajajaja...

Y no se peleen. El tiburón no se vio desde el inicio simplemente porque no servía. Que eso fue una bendición para el ingenio de Spielberg, eso es otra cosa. Pero la idea era que desde el inicio se viera. No se pudo... Ni modo de sentarse a llorar. Y vaya que creo escuela eso.

Anónimo dijo...

Hitchcock???!!! ... cual es el teléfono del DIF más cercano a tu hogar??

Aunque... hijole... yo no perdono que mi sobrina alguna vez se sento conmigo cuando veía Dawn of the Dead, cuando tenía 6 años. Después de la muy larga explicación (innecesaria, puesto que la escena ni la asusto ni la mortifico) en la que yo no sabia ni donde esconderme, ella me dijo "pero ya se que es una película, que no es real"

Aun asi sigo lamentando tan asesina acción de mi parte. Ahora a los 8 años, me pide por favor que le preste películas "de miedo". Creo que uno se espanta más que los propios niños, por ejemplo, a tu hijo ni le inmuto la tortura de la niña secuestrada (que yo vi Bernardo y Bianca de pequeño, me acuerdo de los cocodrilos, de lo del zoologico, pero de la niña nada)

Joel Meza dijo...

Duende, muy cierto. Las fallas del tiburón mecánico dieron pie a una decisión creativa que resultó muy afortunada y, como dices, ha creado escuela. Claro que, como se puede ver en el documental en el DVD, los productores estaban que se comían a Spielberg por tal decisión, durante la filmación (¿agua de jamaica???).

Sergio, yo tengo una igual, con Román. Ahora que falleció Arthur C. Clarke nos sentamos un amigo y yo a ver 2001 en mi sala de tele, después de mandar a la cama a mis hijos. Al poco rato se levantó Román y quiso ver la película. Pensé que podría interesarle todo el inicio en la prehistoria, así que lo dejé un rato, hasta que me dí cuenta que venía la escena donde algunos de los changos matan a palazos (o huesazos) a otro. Ya sin tiempo de llevarme al niño, mi amigo le dijo, muy paternalista -"Están jugando" y Román respondió, sin quitar los ojos de la pantalla: "¿A que lo matan...?"

@duendecallejero dijo...

Si... Agua de jamaica. Se le ocurrió destrozar al pobre Max Steel. Sus piernas y brazos se separan, y el mono no venía para esos trotes. En fin... El chiste es que lo mete en la pila, el tiburón lo muerde (tiene un mecanismo que, al apretarlo, abre y cierra las fauces), le arranca el brazo o pierna o tronco o cabeza al Max Steel y, entonces, vierte el agua de jamaica sobre el monito. El efecto es sanguimoliento y yo no se lo enseñé. Pero eso ha dado pie para que mis suegros busquen no sólo el divorcio (lo hizo en su casa, en su pila), también mi perdida de derechos sobre mi hijo. Jajajaja...

Josafat M. dijo...

sí, the host, ¡perdón! y teman del hijo del duende en el futuro.

Joel Meza dijo...

¿Qué no se llama así una de las secuelas de Leprechaun?

Ernesto Diezmartínez dijo...

La anécdota es cierta en cuanto al Tiburón fallido de Spielberg (que hizo que Tiburón, la película, fuera una obra maestra). Esto me recuerda cuando Bogdanovich, entrevistando a Welles, le pregunta si era cierto lo que decía John Ford sobre dirigir cine.
"¿Qué decía Jack?", pregunta Welles.
"Que las mejores decisiones que tomó cuando hacía cine habían sido productor de la casualidad", le dice Bogdanovich.
Welles abre mucho los ojos, se carcajea y dice:
"Es cierto, es cierto. A mí me sucedió también".
Y a Spielberg, en Tiburón.

Joel Meza dijo...

Y lo chistoso es que va uno por la vida creyendo que los grandes genios del cine planean desde el principio cada toma...
No cabe duda: la suerte favorece a la mente preparada.

Paxton Hernandez dijo...

¿Dónde está La Nonna?

Joel Meza dijo...

Aquí abajito...

H:S: Loaes dijo...

cha...


yo venía de metiche por lo de la nona también, ni pedo.


y de nuevo cha... a mi me latió un chingo JAWS.

Joel Meza dijo...

Bueno, para evitar confusiones, ya puse La Nonna arriba. Gracias por preguntar.