(Gravity, EUA 2013) Clasificación México ´B´/ EUA ´PG-13´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Gravedad es, sobre todo, un triunfo de la narrativa visual. La historia es sencilla: después de un accidente en órbita, a 600 kilómetros sobre la Tierra, dos astronautas quedan flotando a la deriva, desconectados de su nave. Sólo queda vivir o morir. El que vivir sea una de las dos posibilidades es el tema que el director Alfonso Cuarón escoge para, por hora y media, llenar la pantalla con las imágenes más sorprendentes que he visto en un cine en décadas.
Cuando supe de qué trataba Gravedad inmediatamente pensé en Mar Abierto (Chris Kentis, 2004), aquella película en que una pareja de buzos es abandonada en alta mar y por hora y media no vemos otra cosa que dos personas flotando en el agua. Bueno, una que otra aleta de tiburón por aquí y por allá. Para un cineasta, la cuestión es qué tanto se puede mostrar, que resulte interesante para el espectador. En Mar Abierto, en retrospectiva, la pantalla pudo haber estado negra desde que la pareja queda abandonada en el mar, ya que el énfasis está en los diálogos. Algo así esperaba de Gravedad. Obtuve exactamente lo contrario.
Para empezar, toda la acción ocurre en el espacio, en órbita sobre la Tierra. En el espacio, vacío por definición y como nos avisa un breve texto en pantalla al inicio, la vida es imposible. El que los humanos tengamos una estación espacial y un telescopio gigante orbitando el planeta da testimonio de nuestra capacidad para ir en contra de las reglas: la vida sí es posible, cuando nos las ingeniamos. Cuarón y su cinefotógrafo de cabecera, Emmanuel Lubezki, se toman su tiempo para mostrarnos en la majestuosa secuencia inicial, una sola toma de casi veinte minutos de duración, los frutos del ingenio humano. Ahí, en donde todo está vacío y la vida es imposible, un grupo de personas trabaja sobre el telescopio Hubble, enfundados en trajes de astronauta, algunos conectados con bandas flexibles al telescopio o al transbordador, otros montados en una especie de silla con propulsores para moverse de un lado a otro. Por un lado se ve permanentemente la gran esfera azul que es nuestro planeta. Y por el otro, no se ve nada. Oscuridad total y las estrellas a lo lejos. Demasiado lejanas como para siquiera tomarlas en cuenta. Cuarón y Lubezki nos van mostrando, en un incesante y fluido movimiento, el área circundante al Hubble y al transbordador, mientras los astronautas hacen su trabajo. El telescopio, la nave, los astronautas y la Tierra, siempre la Tierra. Estos primeros veinte minutos ya valen el boleto.
Eventualmente ocurre el accidente y, como se anuncia, dos astronautas (Sandra Bullock y George Clooney) quedan a la deriva y sin comunicación con el control de la misión en la Tierra (voz de Ed Harris, al igual que en Apollo 13, Howard 1995). Cuarón y Lubezki, aún en medio del desastre, continúan mostrándonos todo, prácticamente sin cortes, lo cual resulta muy impactante para mostrar la vastedad del espacio y la gravedad (pues sí, como en el título) de la situación. Especialmente efectivos son los cambios de puntos de vista, que ocurren varias veces, cuando la imagen que vemos se va acercando a Sandra Bullock hasta tener su cara en toda la pantalla para, sin cortes, convertirse en el punto de vista de ella, de modo que vemos lo que ella ve y, en el mismo movimiento fluido, el punto de vista vuelve a cambiar para mostrar a Bullock nuevamente en medio de su entorno.
Decía que con las puras imágenes ya se paga el boleto y me doy cuenta de la perogrullada: el cine es eso, imágenes en movimiento. Y sin embargo, generalmente decimos que vamos al cine por las historias. En Gravedad, Alfonso Cuarón y su hijo, Jonás (ópera prima Año Uña, 2007) han escrito una historia que parte de una regla, la imposibilidad de la vida en el espacio e insertan a humanos en esa imposibilidad. Las imágenes son una sucesión de tranquilidad, caos, tranquilidad, caos. Lo que viven los personajes en Gravedad es igual. Tranquilidad, caos, tranquilidad… Y viendo las imágenes, nos damos cuenta de que sólo cuando hay humanos en medio de todo, esas ideas cobran sentido.
Llega la 75a Muestra Internacional de Cine
Hace 1 semana