miércoles, 27 de junio de 2012

Madagascar 3 **

(Madagascar 3: Europe's Most Wanted. EUA 2012) Clasificación México 'AA', EUA 'PG'.
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

¿Es el hecho de que la mejor y más hilarante secuencia de Madagascar 3 no tenga nada qué ver con los personajes centrales, ni sea entendida por los niños, la prueba de la falla de esta película? Alex, el león del Zoológico de Nueva York y sus amigos y compañeros fugitivos, a saber: una cebra, un hipopótamo y una jirafa, tienen varias aventuras por Europa en su intento de regresar a la Gran Manzana, desde Africa; proeza que les tomará toda la hora y media de duración. Sin embargo, la parte más graciosa y memorable para mí son los tres o cuatro minutos en que un pequeño lemur y una gran osa pasean en triciclo por el Vaticano y besan el anillo papal, mientras Andrea Bocelli provee el acompañamiento musical. Bueno, para el caso, lo mejor de Madgascar 3 tiene poco o nada que ver con los animales del zoológico. Supongo que si a los cineastas responsables no les interesan sus protagonistas, no hay problema con que a mí tampoco me interesen.

Lo cierto es que la serie de Madagascar no podría interesarme menos. La primera película me entretuvo medianamente pero las peripecias de los animales del zoológico han quedado opacadas en mi mente por los disparates del rey lemur y las ocurrencias de los pingüinos. Hombre, creo que no soy el único, dado que estos mismos personajes aparecen cada semana en su propia serie de televisión, por cierto sin el león, la cebra, el hipopótamo y la jirafa. Tanta indiferencia me llevó a saltarme la segunda parte pero la curiosidad me hizo entrar al cine esta semana. Claro que esperaba reírme y sí, me reí. Aunque no mucho y sólo con dos o tres secuencias como la del Vaticano.

Hay una persecución extendida por las calles de Monte Carlo en la que las pocas risas se deben a un personaje humano (una mujer policía obsesionada con cazar a los animales sueltos, que tararea canciones de Edith Piaf y eventualmente tiene su momento de gloria cinematográfica animada, parodiando a ese ícono de Francia), al rey lemur y, nuevamente, a los pingüinos.

Después de esta corretiza, que ocurre temprano en la historia y se resuelve después de varios obstáculos aparentemente insalvables, los animales se involucran con un grupo de animales cautivos en un circo viajero. Aquí la película entra en una cadena de conflictos que en realidad no lo son, por lo que termina uno por dejar de invertir en los personajes. Así es como llegamos a las escenas del lemur y la osa, cuya gracia radica en el hecho de que la bestia se comporta como una osa de verdad, es decir, un animal salvaje sin personalidad, contrastando con el lemur, que básicamente es un humano peludo con un tornillo suelto. El lemur está convencido de que un romance es posible entre ellos y además, de que la osa le corresponde. Estas escenas me recordaron a Buck, la comadreja chiflada de La Era de Hielo 3, que vivía en su propio mundo, a pesar de los protagonistas.

Además de las escenas del lemur y la osa, hay un par de momentos sobresalientes sobre un tigre cirquero con un trauma sicológico que le impide volver a ser una estrella. Las imágenes de la tragedia del tigre, presentadas en flashback, resultan interesantes y graciosas pero les sobra la narración encimada de una foca. Todo el asunto del circo itinerante culmina con una presentación que se supone muy espectacular en Londres, en la que todos los animales participan en una secuencia de actos circenses estilizados, a la Cirque Du Soleil, que a mí me pareció que ocurrían como una fantasía romántica de los personajes más que en la realidad de la película. Creo que no fui el único que pensó así: mi hijo de siete años me preguntó "¿está ocurriendo eso de verdad o es un sueño de alguien?"

Sí, la curiosidad y la paternidad responsable me hicieron meterme al cine acompañado de dos críos. Hombre, estos niños se han reído más, mucho más, con otras películas este año. No se diga en otros años. No se diga... con los pingüinos de Madagascar. En su propia serie de tele. Sin el león, la cebra, el hipopótamo y la jirafa.

martes, 26 de junio de 2012

"Quiero lo mismo que ella..."

Otra excelente tarde de cine, en mi adolescencia, gracias a la pluma de Nora Ephron, que acaba de fallecer. RIP.

martes, 19 de junio de 2012

Prometeo **1/2

(Prometheus, EUA 2012) Clasificación México 'B' / EUA 'R'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Una cosa me queda clara viendo Prometeo, la vigésima película de Ridley Scott: al buen director inglés no sólo le gusta mucho el cine. También le encanta la serie de Alien y tenía ganas de mostrarlo en la pantalla grande.

Y es que Prometeo, más que una cinta de ciencia ficción, parece un catálogo de las películas que Ridley Scott admira, con referencias directas e indirectas, de principio a fin, ligadas por imágenes majestuosas e impresionantes, también de principio a fin. Y, por supuesto, el catálogo está salpicado, por así decirlo, de las obligadas referencias visuales al horrible octavo pasajero (Alien, EUA/RU 1979) que nos aterrorizó hace más de treinta años y transformó las películas de monstruos espaciales en virtuosa y aterradora ciencia ficción.

Como no hay forma de que describa todas las referencias sin soltar la sopa sobre la trama y varias escenas clave de Prometeo, simplemente mencionaré las películas que recuerdo tocadas por Scott en esta entrega y usted podrá, estimado lector, ponerle la cola al burro a las escenas correspondientes: 2001, Una Odisea Espacial; Lawrence de Arabia (por supuesto y así la sacamos de una vez); Alien; Aliens; Alien 3, La Guerra de las Galaxias, Blade Runner, Lluvia Negra, El Reino de los Cielos, 2010, Planeta Rojo y Alien, nuevamente. Y si usted trae los oídos puestos, por ahí anda Viaje a las Estrellas, nada menos. Oh, estoy seguro que hay más referencias pero sólo he visto la película una vez.

Decía que Scott no defrauda en su puesta en imágenes. Yo esperaba quedar con la boca abierta y así fue. Pero la historia... la historia. Tres veces me encontré, durante la película, disculpando huecos argumentales, dos de ellos relacionados con un mismo personaje. Hablando de huecos, básicamente eso llenan los personajes en Prometeo, regresando en algunos de ellos, con insistencia, a las referencias a las películas de Alien, llegando al ridículo de tener a científicos comportándose como ineptos mercenarios. Claro que nada más ridículo que la imagen de cierto personaje anciano, apariencia y actuación que, simplemente, tuve que disculpar para seguir disfrutando la película.

Y es que sí, la disfruté, la he rumiado unos días y ya quiero volverla a ver. Prometeo, de Ridley Scott, no es Alien, por supuesto, ni Blade Runner, para el caso de un par de las ideas planteadas. Y eso sólo por mencionar los dos trabajos de Scott que más parecen resonar aquí. No les llega a los talones ni merece ser puesta al lado de ellas en una filmoteca que se respete. Pero en el universo de las secuelas de Alien, esta "precuela" (esa debería ser una mala palabra...) definitivamente es la que arriesga las ideas más entretenidas, las imágenes más espectaculares y los mejores acercamientos a una dentadura impresionante. Y no me refiero a la del Alien. ¿Ya habían visto pelar los dientes a Noomi Rapace? Yo, no. Voy por mi segunda vuelta.

lunes, 18 de junio de 2012

Hombres de Negro 3 ***

(Men In Black 3, EUA, 2012) Clasificación México 'B' / EUA 'PG-13'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Ya lo pasado, pasado
No me interesa...
-Juan Gabriel, en voz de José José. Por supuesto.

Hay dos cosas que se hicieron muy bien en Hombres de Negro 3: ignorar el hecho de que la segunda película de la serie se estrenó hace diez años y desechar cualquier intento de explicar qué pasó en ese tiempo. Y hay algo que se hizo extraordinariamente bien: incluir en el reparto a Josh Brolin, para encarnar al joven K, el personaje que es, viejo, Tommy Lee Jones. Y qué gran trabajo el de Brolin.

Más bien, el director Barry Sonnenfeld tuvo el buen tino de no casarse con las historias ni, hasta cierto punto, los personajes que presentó en Hombres de Negro (EUA, 1997) y que básicamente repitió en Hombres de Negro 2 (EUA, 2002), tomando ahora únicamente la premisa de la pareja dispareja de J (Will Smith) y K (Tommy Lee Jones), los agentes federales que mantienen a raya a los miles de extraterrestres que son sistemáticamente confinados a Manhattan. En esta ocasión J y K están en medio de una historia de saltos temporales, lo cual sirve como pie a la presentación del joven K en el mejor efecto especial de toda la película: el trabajo actoral de Josh Brolin que, ante nuestros ojos no es otro que un Tommy Lee Jones 40 años más joven.

Y por supuesto estoy jugando con la expresión: siendo el cine por sí mismo un efecto especial que nos hace creer que las imágenes que vemos en la pantalla se mueven, lo demás se nos da por añadidura. ¿Naves espaciales? ¿Peces gigantescos, seres con antenas y tentáculos, pistolas de rayos, explosiones descomunales? Mire, estimado lector: yo prefiero cualquier día un par de personajes con una relación bien escrita y mejor entregada por los correspondientes dos actores. O, como en este caso, tres. ... o, mejor dicho, cuatro... Así, como parece haberlo entendido Sonnenfeld, salen sobrando los perritos parlanchines.

sábado, 2 de junio de 2012

Hombres de Negro II **

(Men in Black II, EUA, 2002) Clasificación México ‘A’, EUA 'PG-13'
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Al ver Hombres de Negro II, del director Barry Sonnenfeld, uno tiene la molesta sensación de que le están contando un chiste harto conocido. Y no es que el chiste sea malo, al contrario, es muy bueno. Sólo que Sonnenfeld parece no ser tan bueno contando chistes por segunda vez.

Hombres de Negro fue el gran exitazo cómico de 1997, al contar una historia de ciencia ficción en la que Manhattan se encuentra poblada por extraterrestres, que son mantenidos a raya por los oscuros entacuchados. Nosotros, como público, fuimos introducidos a este entretenido relato, a través de los asombrados ojos de J, Will Smith, guiados por el frío y calculador K, Tommy Lee Jones. La cinta original nos presentaba de manera muy divertida la posibilidad de no estar solos en el universo, a la vez que, en consecuencia, nos hacía ver cuán frágil e insignificante puede ser nuestra existencia. Para tal fin, Sonnenfeld se servía de la pareja dispareja formada por Jones y Smith, y una combinación de efectos especiales que iban de la más tradicional marioneta hasta la sofisticada animación computarizada, pasando por el burdo, y por lo mismo graciosísimo, efecto de la boca sobrepuesta en un perro real, para convertirlo en un animal parlante.

Antes he mencionado en este espacio el dicho aquel de que segundas partes nunca fueron buenas. El problema con Hombres de Negro II no es que sea una mala secuela. Simplemente se trata de la misma película, con las mismas situaciones, esta vez los papeles cambiados entre Smith y Jones, pero el elemento sorpresa está ausente en forma apabullante. Lo que la salva de ser un desperdicio de tiempo y dinero, es la gracia con que Smith y Jones, sobre todo este último, entregan sus líneas. Se saben sus personajes al dedillo y les queda muy bien el... bueno, el saco. Ah, y el perrito parlanchín está de regreso, salvando al mundo de la escoria de las secuelas.
Publicada originalmente el 10 de Julio de 2002 en La Voz de la Frontera.