viernes, 27 de marzo de 2015

Chappie *

(Chappie, Sudáfrica/EUA/México 2015) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala


Estimado lector, no le haré perder mucho tiempo con Chappie, escrita y dirigida por el sudafricano Neill Blomkamp: una mezcla de Robocop con cuanta película sobre inteligencia artificial ha hecho Hollywood, movida por una trama llena de hoyos y personajes incompetentes (tontos, pues), todo envuelto en una insistente partitura de Hans Zimmer que no deja de remacharnos a cada momento lo que ya estamos viendo en pantalla.

Solamente se salva por los efectos especiales para traer a la vida a Chappie, el convincente robot antropomorfo del título. La voz y los movimientos de Chappie son proporcionados por el tieso actor sudafricano Sharlto Copley, protagonista de las dos películas anteriores de Blomkamp (Sector 9 en 2009, Elysium en 2013) y ahí está el único acierto de toda la película.

jueves, 19 de marzo de 2015

Cenicientas de carne y hueso

Cenicienta ***
(Cinderella, EUA 2015)Clasificación México´A´/EUA´PG´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Bueno, tal parece que la casa Disney está decidida a dejar las películas de animación a su filial Pixar, y enfocarse en producir nuevas versiones de sus clásicos de princesas, ahora con actores de carne y hueso. El año pasado lo hicieron con Maléfica, reelaboración de la película de dibujos animados La Bella Durmiente y este año toca el turno a La Cenicienta, con mejores resultados, pero sin igualar ni superar al original animado de 1950.

La buena noticia es que, a diferencia de lo hecho en Maléfica, en esta nueva versión de La Cenicienta, encargada al director Kenneth Branagh, las cosas no difieren mucho de la caricatura de hace 65 años. Cenicienta es el sobrenombre puesto a la huérfana Ella (pronúnciese “Ela”) por su madrastra y sus hermanastras, que se burlan de que duerma junto a las cenizas del fogón, al haber sido echada de su propia habitación por las ventajosas mujeres. Como en la caricatura, los únicos amigos de Cenicienta son los ratoncitos que viven en la casa y como en la caricatura, cuando llega el momento de ir al baile donde el Príncipe elegirá a su prometida, son los ratoncitos quienes consuelan a Cenicienta y le ayudan a salir de su encierro. También aparece el Hada Madrina que convierte a los ratones en caballos y la calabaza en carroza. Por supuesto, convierte los trapos de Cenicienta en un primoroso vestido y sus viejas chanclas en las proverbiales zapatillas de cristal, una de las cuales Cenicienta perderá al salir corriendo del baile y dejar al Príncipe plantado, antes de que suenen las 12 de la noche y se rompa el encanto. En otras (y pocas) palabras, el director Branagh no arriesga nada en cuanto a historia.

La mala noticia es que en esta ocasión no se trata de un musical y esa es, en mi opinión, una pérdida para las nuevas generaciones de cinéfilos. Especialmente le duele a la película la ausencia de canciones en la escena donde el Hada Madrina entra en acción. Baste ver el clásico animado de 1950 o cualquier especial de David Copperfield para entender lo que digo: la magia se lleva muy bien con la música.

Otra mala noticia es, precisamente, el apego a la original en cuanto a historia. Sí, ya sé que líneas arriba decía que esa era la buena noticia, pero el contexto es lo hecho con Maléfica en 2014, que cambió completamente las cosas y convirtió a la mala del cuento en una pobre víctima, para terminar con una película blanda en exceso. En la nueva Cenicienta la mala sigue siendo mala y los buenos siguen siendo buenos. Pero no hay ninguna propuesta original en el guión de Chris Weitz (autor, junto con su hermano Paul, de la comedia American Pie, de 1999) que justifique esta nueva producción, como no sea el darle trabajo a todas las personas que se emplearon en la nueva Cenicienta, empezando por el excelente reparto, sobresaliendo, como de costumbre, Cate Blanchett, aquí como la perversa madrastra. La bonita y jovial Lily James cumple como Cenicienta y el apuesto Richard Madden sólo necesita su perfecta sonrisa para conquistar a cualquier doncella del reino y a las pruebas me remito: conozco a cierta niña de ocho años que sucumbió a ese particular encanto del Príncipe.

Por mí, en vista de los resultados, hubiera preferido volver a ver en la pantalla grande a los ratones cantar “¡Le haremos el vestido a Cenicienta!”
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>>>CINE EN CASA<<<

Por siempre ***1/2
(Ever after, EUA 1998) Clasificación México ‘A’/EUA ‘PG’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Una mejor adaptación del cuento de la Cenicienta, sin relación con Disney y con actores de carne y hueso, se estrenó hace diecisiete años, con Drew Barrymore como una vivaracha Cenicienta, Dougray Scott como un divertido Príncipe y la cereza del pastel: Anjélica Huston como la madrastra, llevándose de calle cada escena en la que aparece.

El director Andy Tennant, a partir de un guión de Susannah Grant (que en 2000 escribió la película Erin Brockovich) cuenta la historia de la Cenicienta como si hubiera ocurrido realmente, en la Europa del siglo XVII, usando la fórmula de la comedia romántica como motor. Así, la Cenicienta y el Príncipe se conocen, se caen mal al principio y poco a poco se van enamorando (mucho antes del baile triunfal); aparece el obstáculo melodramático que los separa y, entonces sí, durante el baile se dan cuenta de lo que todos ya sabíamos: son el uno para el otro y, ni modo, vivieron felices para siempre. Pero, más importante, como propone el director Tennant es que, precisamente, vivieron, ya que la historia es contada en el siglo XIX a los Hermanos Grimm, nada menos que por la tataranieta de la Cenicienta.

Además de la novedad de la comedia romántica, otro elemento a favor es la sustitución de la magia de un hada madrina, por la presencia de Leonardo Da Vinci, que reconoce y auspicia el espíritu animoso e independiente de Cenicienta, y sirve de cupido para que el Príncipe gane en su visión del mundo fuera del castillo. Es Leonardo, a través de la magia real del arte y la ciencia, quien hace posible que la Cenicienta acuda al baile y cierre su compromiso con el Príncipe, no sin antes perder su zapatilla de cristal. Qué más se puede pedir.

jueves, 5 de marzo de 2015

Una loca entrevista **1/2

(The interview, EUA 2014) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Como decimos comúnmente: para eso me gustaban… Seguramente usted se enteró de todo el escándalo a fines del año pasado, antes del estreno de “Una loca entrevista” en los Estados Unidos. Recordará usted que el gobierno de Corea del Norte exigió a la compañía Sony, productora del filme, y de paso a todos los compas de Sony, empezando por el gobierno estadounidense, enlatar para siempre jamás la dichosa película, so pena de enfrentar las terribles consecuencias en caso de que el mundo conociera las atrocidades mostradas en esta comedia escrita, dirigida y protagonizada por Seth Rogen.

¿La razón? Casi nada: en la película se muestra a Kim Jong-Un, el presidente norcoreano, como un monigote megalómano, opresor de su pueblo y completamente fascinado por lo peor de la cultura popular norteamericana. Y, encima, asesinado por dos gringos tarados. Pos qué delicado el Kim, dirían en mi rancho.

Pues mire lo que son las cosas: “Una loca entrevista” finalmente se estrenó, tanto en los cines del otro lado, como acá. Aún más: se estrenó también, al mismo tiempo, en las plataformas de renta de películas por internet. Corea del Norte no nos lanzó bombas atómicas y la película sigue en cartelera y en internet.

¿Era para tanto el escándalo? Si fuera yo mal pensado, me animaría a decir que el gobierno de Kim Jong-Un recibió su lanita de parte de Sony para armar su berrinche internacional y promocionar este churro fílmico. Y es que la comedia no es ni mejor ni peor que lo que ya hemos visto en algunas otras películas y programas de televisión en los últimos años, en cuanto a la sátira al ínclito líder norcoreano (o a su igualmente ínclito papá, Kim Jong-il, antes de él); es más, la personalidad que el Kim verdadero da a conocer al mundo, pues... qué le diré... es ya una sátira de un dictador totalitario en sí misma. Así, que, por ese lado, Seth Rogen no se esforzó mucho en su creación fílmica.

En cuanto a la comedia, también es más de lo mismo que ya le conocemos a Rogen, este comediante treintañero, típico gringo mariguano que disfruta reírse y hacer reír con cuanta indecencia se le ocurra. James Franco, su compañero en varias de sus comedias anteriores repite su gustado papel de un James Franco idiota que se subordina al personaje de Rogen. Esta pareja cómica es funcional la mayor parte del tiempo y su tipo de humor me divierte en general. Claro, algunos de los chistes escatológicos son más de lo que necesito para reír pero tampoco me molestan al grado de amenazar con lanzar bombas a los Estados Unidos.

En todo caso, Kim Jong-Un debería agradecer que lo pinten tan bien en pantalla: su personaje es representado por el actor Randall Park, que es más bien alto, guapo y simpático. En resumen: no se parece en nada a Kim. De quien sí disfruté mucho su presencia y sincronía cómica es la bella actriz canadiense Diana Bang, que hace el papel de la ministro norcoreana de información y termina siendo el interés amoroso del personaje de Seth Rogen. Ese Rogen, mariguano y simplón, pero bien que sabe lo que le conviene. Para eso me gustaba.