jueves, 30 de agosto de 2012

El Legado Bourne ***

(The Bourne Legacy, EUA 2012) Clasificación México ‘B-15’ / EUA ‘PG-13’

Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala


¿Se acuerda usted de Jason Bourne, ese espía altamente entrenado al servicio de la CIA, que un mal día perdió la memoria y se puso a buscar como loco a quienes lo convirtieron en un asesino desalmado, para vengarse? ¿Se acuerda que a lo largo de tres películas, Identidad Desconocida (2002), La Supremacía Bourne (2004) y Bourne: El Ultimátum (2007), Jason Bourne anduvo corriendo de un lado para otro dejando una estela de destrucción y a una buena parte del público mareado con tanto movimiento de cámara? Si no lo recuerda, no se preocupe, ya que El Legado Bourne en realidad no es la cuarta parte de la serie ni es acerca de Jason Bourne. Digamos que solamente toma el apellido para jalar público a otra película acerca de agentes secretos, balazos e intriga internacional, aunque tiene lo suyo por derecho propio.


Lo que sí tiene en común El Legado Bourne con la trilogía Bourne es a Tony Gilroy, quien también escribió esas tres películas y ahora tiene la oportunidad de dirigir su propio guión. En esta ocasión, tenemos a Aarón Cross (actuado por Jeremy Renner, a quien vimos en la primavera como el arquero Ojo de Halcón, en Los Vengadores), un joven hombre que la primera hora de película se la pasa escalando, sin mucha dificultad, montañas nevadas y se espanta los lobos como quien se espanta las moscas, mientras se traga periódicamente unas pildoritas verde y azul, que guarda en una cajita metálica. Aaron parece ser un hombre superdotado físicamente, ya que no lo vemos comer mucho pero escala entre rocas y hielo, por días, como si nada. Eventualmente llega a una cabaña perdida en algún bosque de Alaska, en donde conoce a un colega que también toma las pildoritas de colores. Siendo una película con el apellido Bourne, en algún momento de la trama Aarón tendrá que empezar a correr y tirar balazos, cosa que ocurre más o menos después de la primera hora.


Lo curioso es que hasta ese momento, como espectadores, no sabemos gran cosa del personaje ni entendemos qué anda haciendo, ni sabemos qué son esas pildoritas que se toma de vez en cuando, pero el director Tony Gilroy se las ingenia para mantenernos entretenidos con una par de encuentros de Aarón y unos lobos, amén de una persecución con sus consabidos balazos y explosiones, en la que queda claro que Aarón es algo así como un nuevo Jason Bourne. Durante esa primera hora, se intercala la acción en Alaska con escenas en las oficinas de la CIA, en donde Edward Norton parece ser un alto jefe de los programas de espías y aparentemente su trabajo consiste en localizar vía satélite a todos sus agentes secretos regados por el mundo y hacerles llegar instrucciones para sus distintas misiones, mientras les manda cajitas con pildoritas de colores como las que toma Aarón.


Por supuesto, en algún momento de la historia se hace evidente que el personaje de Edward Norton tiene que perseguir al personaje de Jeremy Renner, aunque realmente las razones sean confusas y no importen mucho, pero no por eso la acción deja de ser muy entretenida, ya que Edward Norton nunca sale de su oficina en Virgina, Estados Unidos, mientras observa pantallas con imágenes de satélite que siguen a Aarón Cross y da órdenes a gente que se la pasa hablando por teléfono con otros agentes de la CIA, para que detengan a Aarón. Esto da lugar a las cuatro escenas de persecución que en realidad son la razón de ser de la película y son, por lo que vimos en la trilogía Bourne y ahora en El Legado, la especialidad del guionista y director Gilroy.


Gilroy nos da apenas la información suficiente para que entendamos quién persigue a quién y se dedica a montar esas cuatro escenas que van de menos a más, culminando en una formidable corretiza por las calles de Manila, que se lleva la última cuarta parte de la película y en donde los personajes corren sobre los techos de las casas, por callejones estrechísimos, manejan carros y motos que se encuentran al pasar y se disparan los unos a los otros, prácticamente sin ningún diálogo. En otras palabras, el director Gilroy entrega una película que se vuelve cine puro, basado únicamente en secuencias de imágenes, no en palabras, para entretenimiento del espectador. Aquí es evidente la importancia que cobra el trabajo del editor, que se dedica a armar escenas de acción coherente y de emocionante suspenso, prácticamente sin una historia en qué apoyarse, excepto por los nombres de los personajes y el asunto de las pildoritas de colores. Es claro que Aarón depende de las pildoritas para mantenerse activo y es claro que Tony Gilroy lo quiere mantener moviéndose de un lado para otro. Y al final, con Jason Bourne o sin él, queda claro que nosotros vamos a querer ver a dónde van a seguir corriendo los personajes de Gilroy.

Bourne sigue y sigue y sigue...

Mis impresiones de las primeras dos cintas sobre Jason Bourne, publicadas al momento de su estreno, en La Voz de la Frontera.

Este viernes 31 de agosto, en el blog, El Legado Bourne, no la cuarta sino la primera de una nueva serie con el mismo apellido.


viernes, 24 de agosto de 2012

Plan Perfecto **

(Friends With Kids, EUA 2012) Clasificación México ‘B’ / EUA ‘R’

Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala


La premisa de que un matrimonio deja de ser feliz después de tener hijos es explorada superficialmente por la escritora, directora y también actriz protagónica, Jennifer Westfeldt en esta película que inicia como comedia ligera y se va mudando al vecindario del melodrama romántico, aunque cree firmemente que su fuerte está en las discusiones sobre la infelicidad del matrimonio.


Así, tenemos un intento de comedia romántica siguiendo una estructura que revisita a sus seis personajes a través de los meses y los años, fallando al copiar a la ochentera “Harry y Sally” (con el genial Billy Crystal y la hermosa Meg Ryan). No sé usted, pero yo sí me confundí: según mis cuentas, desde el inicio hasta el final pasan al menos ocho años. Sin embargo, los personajes se ven igualitos desde la primera hasta la última escena. Ni siquiera los peinados cambian, lo cual me parece difícil de creer, si no de los hombres (que de perdis deberían haber perdido algo de pelo, obtenido algunas canas y echado algo de panza en esos ocho años), sí de las mujeres.


Digo, no soy experto en modas pero el supuesto paso del tiempo simplemente no ocurrió en la pantalla, excepto por el niño que va creciendo de una escena a otra. Si al menos los diálogos y la comedia hubieran compensado…


Las discusiones que tienen los personajes, la verdad tampoco cambian mucho en esos ocho o diez años: la pareja protagónica se enfrasca en una continua cantaleta de que los hijos matan el romance del matrimonio, así que tengamos un hijo sin casarnos ni involucrarnos románticamente, para seguir con nuestra relación de amigos perfectos. No importa que a todas luces estemos escritos (en el guión de la película) el uno para el otro y el resultado final se vea a leguas. Hombre, si hasta las dos parejas que se supone son los mejores amigos de los protagonistas, terminan hartándose de ellos, de tanta vuelta que le dan al asunto, ¿quién nos puede culpar a nosotros?

jueves, 23 de agosto de 2012

Los Indestructibles 2 **

(The Expendables 2, EUA 2012) Clasificación México ‘B-15’ / EUA ‘R’

Calificaciones: **** Excelente ***Buena **Regular *Mala


Parece que fue ayer... hace 30 años las películas hollywoodenses más taquilleras consistían de sangrientas escenas, una tras otra, repletas de balazos, explosiones y peleas a puño limpio, protagonizadas por feos y musculosos actores de limitadas dotes histriónicas. Sin duda, Sylvester Stallone, con Rambo (y sus secuelas) y Arnold Schwarzenegger con Comando y Depredador, por mencionar algunas, reinaron en la década de los ‘80s.


¿Todo tiempo pasado fue mejor? Stallone parece convencido de ello, a juzgar por su filmografía reciente: la cuarta parte de Rambo, la sexta parte de Rocky y ahora la segunda parte de Los Indestructibles, donde no sólo revive glorias pasadas en el cine de balazos y sangrita, sino que invita a sus antiguos rivales de taquilla a que lo acompañen en este paseo por el camino de la nostalgia.


Aunque algunos son más jóvenes y siguen protagonizando exitosas películas de acción, como Jason Statham, definitivamente el atractivo para cualquiera mayor de cuarenta años es ver interactuar a Stallone con Dolph Lundgren (el infame Ivan Drago de Rocky IV), con el duro de matar Bruce Willis y, por supuesto, con los platos fuertes del cartel, aunque sus tiempos en pantalla son bastante reducidos: el mítico Chuck Norris y el Terminator en persona, Arnold Schwarzenegger. La película es completamente conciente de ello y las referencias autoparódicas (la inmortal “I’ll be back”, por ejemplo) hacen reír, pero no tanto como seguramente tenían pensado los cineastas cuando filmaron esas escenas. Por otro lado, sorpresivamente Dolph Lundgren se gana la papa como comediante. Quién lo hubiera pensado.


El crítico de cine de Chicago, Gene Siskel, decía que una película tiene la obligación de ser más interesante que un documental de los mismos actores sentados a la mesa, comiendo. El asunto aquí es que el alimento de estos hombres del cine de acción, por muchos años, básicamente fue la moronga que salpicaba en todas sus películas. Por lo tanto, sí: Los Indestructibles 2 resulta al menos tan interesante como ver a Stallone, Schwarzenegger, Van Damme y Chuck Norris sentados, lonchando juntos.

viernes, 17 de agosto de 2012

ParaNorman ***1/2

(Idem, EUA 2012) Clasificación México ‘A’ / EUA ‘PG’

Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

“Veo gente muerta” probablemente se convirtió en la frase más popular de 1999, cuando el niño de El Sexto Sentido se la dijo, aterrado, a Bruce Willis. Ahora, en 2012, tenemos a Norman, el niño protagonista de ParaNorman, que también ve fantasmas y no creo que la frase se vuelva tan popular como hace trece años pero no porque la película sea mala o intrascendente, todo lo contrario. Inteligentemente, ParaNorman no se trata del niño que ve gente muerta, sino de cómo lo ve a él la gente viva.

ParaNorman es una película que utiliza el vehículo de una comedia de terror para contarnos dos historias de intolerancia a lo diferente. Dirigida a dos manos por Chris Butler (que también escribió el guión de esta su primera película) y Sam Fell, de quien ya conocemos en México las sobresalientes cintas animadas “Lo que el agua se llevó” (2003) y “Desperaux” (2007), nos encontramos con varias cosas que sorprenden.

Llama la atención, en primer lugar, la animación en “stop-motion” a partir de muñequitos reales que van siendo fotografiados conforme son movidos de posición (incluyendo las exactas expresiones faciales). En esta época en que hasta Disney ya se entregó completamente al dibujo y animación por computadora, da gusto ver un trabajo animado donde tanto los personajes como los escenarios se sienten reales y con peso.

Segundo, al usar parodias cómicas (u homenajes, si usted quiere) del cine de monstruos en una película dirigida al público infantil, se corre el riesgo de asustar a los más pequeños o bien, si se va por el lado seguro, aburrir a los mayores ante la falta de “seriedad” en el tratamiento de los monstruos. Afortunamente ParaNorman sale bastante bien librada, empezando con escenas de fantasmas que resultan divertidas y hasta tiernas, siguiendo con las típicas corretizas del cine de zombis, hasta llegar al clímax en donde los directores Butler y Fell se quitan los guantes y nos ponen en medio de imágenes tan impresionantes como aterradoras, pero que sirven perfectamente para ilustrar la tragedia de los personajes.

¿Escribí tragedia? Justamente es lo que hace que ParaNorman valga el boleto. Aventar monstruos y fantasmas a la pantalla, nomás por gusto, lo puede cualquiera, con tal de hacer saltar de su asiento al público. Pero si sólo son brincos y risas, no nos involucraremos con los personajes y sus historias nos tendrán sin cuidado. La tragedia de Norman no está, como en El Sexto Sentido, en que ve gente muerta, sino en su incapacidad para relacionarse con la gente viva. Norman se ha acostumbrado tanto a hablar con fantasmas, que sus padres le han perdido la paciencia y sus compañeros de primaria lo han excluido del grupo, convirtiéndose en el típico blanco de burlas y abusos en la escuela. Y Norman descubre, como tantos niños, que él no ha sido el primero ni será el último en sufrir la intolerancia de los demás. Eventualmente su don paranormal lo lleva a enfrentarse nada menos que a la bruja que hace 300 años echó una maldición sobre el pueblo y sus habitantes, pero cuyo recuerdo actualmente sólo sirve como atractivo turístico de los comerciantes locales.

Las historias de zombis, fantasmas y monstruos finalmente son leyendas para divertir a la gente. Pero las condenas y ejecuciones de brujas, en los Estados Unidos y en otros lugares, hace unos cuantos siglos, fueron reales. La bruja de ParaNorman es una de estas víctimas de su época y creo que sirve de mucho recordar, ahora que está tan de moda el “bullying”, que la intolerancia y la gente abusiva siempre han existido. Norman razona, correctamente, que por el pasado no podemos hacer nada; es lo que decidamos hacer de hoy en adelante lo que verdaderamente importa. Eso no lo esperaba yo en una comedia de sustos “para niños” y hace de ParaNorman una de las mejores cintas animadas en lo que va del año.

sábado, 11 de agosto de 2012

Buscando a Nemo 3D ****

(Finding Nemo, EUA 2003) Clasificación México 'AA' / EUA 'G'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Mucho antes de los días del cine en video, Walt Disney tenía la consigna de reestrenar sus películas cada siete años, para dar la oportunidad a cada nueva generación de niños, de disfrutar joyas pasadas como Blanca Nieves, Bambi, Peter Pan o Pinocho. Y, de paso, agenciarse unos cuantos milloncitos más para la casa Disney con cada reestreno, por qué no.

Y aunque la tecnología ahora nos permite ver cine hasta en los teléfonos, hay películas que merecen ser vistas, al menos una vez, en la pantalla grande. Buscando a Nemo es una de ellas. La quinta película de Disney-Pixar aborda de una manera divertida, inteligente y, sobre todo, conmovedora, la relación de un padre con su hijo y no al revés, como usualmente ocurre en los filmes de la casa del ratón Miguelito. Marlin es un pez payaso, sobreprotector con su hijo Nemo, a raíz de una tragedia familiar que dejó solos a padre e hijo. Al llegar a la edad escolar, Nemo comienza a resentir los exagerados cuidados de su padre y, en un arranque de rebeldía, Nemo termina viviendo en una pecera en Sidney, Australia, mientras Marlin se queda en algún lugar del océano Pacífico. A partir de ese momento, la película intercala la historia de crecimiento de Nemo, con las aventuras de Marlin y aquí es donde Pixar vuelve a demostrar por qué sus propuestas se distinguen de las de la casa Disney.

La premisa central de Buscando a Nemo está perfectamente expresada en su título. ¿Qué más descriptivo de la continua angustia de ser padre, que tener un hijo perdido? Buscando a Nemo guarda algunas similitudes con el clásico de Disney, Pinocho, particularmente en la rebeldía del hijo que provoca la separación y el viaje de búsqueda.
Pero mientras Pinocho se mantiene en el crecimiento del niño de madera, que finalmente se gana el ser un niño de verdad, en Buscando a Nemo, Marlin es el verdadero protagonista, que tiene que sobreponerse a los obstáculos a los que ha temido toda su vida, con tal de encontrar a su hijo perdido.

Aún así, y aunque la búsqueda es lo que mueve la historia, en realidad es la expiación de los pecados de Marlin lo que le da sentido a la película. No por nada termina en la panza de una ballena, más que como Gepetto, como Jonás, esperando ser regresado a la vida que tanto tiempo ha eludido, sin importar las consecuencias para él y su relación con Nemo, de quien ni siquiera sabe si está vivo todavía.

Por su parte, Nemo tiene que pasar por su ritual de crecimiento en la pecera/cárcel a la que ha sido confinado por sus travesuras. Y aunque el episodio de su bautizo como "Tiburoncín" es de una comedia desbordada, el verdadero ritual se da en el momento en que Nemo toma la decisión de romper con lo establecido en la prisión y busca ser libre. Otro de los temas recurrentes en las obras de Pixar, por cierto.

En cuanto a los logros visuales, Pixar ya nos ha acostumbrado a la excelencia en dibujos e imagen, al grado en que es difícil recordar que al momento de su estreno original, Buscando a Nemo nos dejó boquiabiertos con las escenas bajo el agua y toda la vida marina mostrada en pantalla. A ratos uno podía asegurar que simplemente habían sumergido una cámara en medio del océano.

¿Por qué verla en 3D? Debo decir que no me entusiasman las películas en 3D, en primer lugar por lo molesto de los anteojos especiales y en segundo lugar, porque el truco de hacer que las cosas salgan de la pantalla me parece innecesario. Además, con los lentes la imagen se oscurece notablemente, lo cual es un crimen para películas tan coloridas como ésta. Sin embargo, recuerdo que en su momento, en el reestreno en 3D de Toy Story 2, el uso de la profundidad de campo para acentuar la sensación de abandono del muñeco Woody me sorprendió gratamente. Tal vez la tragedia de Marlin pueda beneficiarse de este efecto visual, así que ya veremos.

jueves, 2 de agosto de 2012

Batman: El Caballero de la Noche Asciende **

(The Dark Knight Rises, EUA/RU 2012) Clasificación México ‘B’ / EUA ‘PG-13’

Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Va confesión no pedida: antes del estreno, revisé nuevamente la segunda película de esta trilogía sobre Batman y, dejando de lado mi aversión inicial al realismo de los crímenes mostrados, encontré –reconocí, más bien- que El Caballero de la Noche es una película bastante visible, con personajes excepcionales y relacionados de una forma inteligente y adulta. Mi único pero de esa segunda película sigue siendo la torpe ejecución de las escenas de pelea y acción, donde uno tiene que adivinar quién le pica los ojos a quién.

Así que me metí al cine a ver El Caballero de la Noche Asciende con la aceptación de que iba a ver una película violenta, con una compleja historia adulta. Lamentablemente, el director Christopher Nolan parece haber querido demostrar que el rayo no cae en el mismo lugar dos veces y su tercera entrega termina siendo bastante menor que la anterior, con una historia mal entramada, que recicla el plan del villano de Batman Inicia y sufre de varias ridiculeces y uno que otro hueco argumental.

Para empezar, medio mundo en Ciudad Gótica parece saber que Bruce Wayne es Batman. En los primeros minutos nos enteramos de que Batman ha desaparecido por los últimos ocho años… los mismos que Wayne se ha convertido en émulo de Howard Hughes, encerrado en su mansión, pero sin las uñotas. Así, conocemos a una hermosa ladrona apodada “la mujer gato” o bien, Gatúbela; a un joven policía que se convierte en la mano derecha del Comisionado Gordon; a una bella millonaria, socia de Bruce Wayne y al fortachón terrorista Bane, que anuncia de buenas a primeras que Ciudad Gótica será destruida para darle una lección a la civilización occidental. Pues bien, todos ellos, supongo que sin ponerse de acuerdo antes, a lo largo de la película dan a entender que Bruce y Batman son la misma persona. Chinche máscara inútil.

El malvado Bane, que por cierto hace mejor trabajo que Batman en esconder su identidad bajo una estorbosa máscara (para el pobre actor Tom Hardy, condenado a mover las manos mientras habla, a falta de expresión facial), inicia sus fechorías. Si entendí bien, la primera parte del plan es destruir la economía, luego las estructuras sociales y después el gobierno de Ciudad Gótica. ¿Para qué molestarse? Después de todo, la segunda parte del plan es volar la ciudad con una bomba atómica, no sin antes agarrarse a golpe pelón, en escenas confusas, con Batman. Dos veces. Para qué tanta batitecnología, pues.

Hay otras inconsistencias que distraen. Por ejemplo, esos policías que duran semanas atrapados y siguen limpiecitos y uniformados, igual que el resto de la secuestrada urbe. Hombre, para haber mandado al diablo a las instituciones, Bane parece ser muy buen administrador de los servicios públicos, porque ni la basura se acumula en las calles.

Definitivamente el director Nolan no cree en la máxima cinematográfica de mostrar, no platicar la película. Cada cinco minutos se detiene la acción para que los personajes se sienten a explicarse unos a otros sus planes y sus motivos. Es como si Nolan no confiara en su público. Incluso a la hora de la verdad para Ciudad Gótica, faltando un minuto para la destrucción, Batman y sus aliados se detienen a echar el chal ¡con el villano!

Tuve la oportunidad de verla en IMAX y visualmente es impresionante, especialmente las tomas aéreas de Ciudad Gótica y una secuencia extendida de persecución. Sin embargo, el criterio para seleccionar qué filmar en IMAX y qué en 35 mm a veces es un poco extraño. Juzgue usted: Christian Bale (Batman) y los excelentes Morgan Freeman (el científico Lucius Fox) y Michael Caine (el mayordomo Alfred) son mostrados en IMAX simplemente platicando, mientras que la hermosa Anne Hathaway en su traje entallado de Gatúbela/Batichica, tomando prestada la batimoto, es mostrada en los normales 35 mm. Crucemos los dedos para que todo esto mejore en la inevitable secuela.