jueves, 23 de junio de 2016

El Conjuro 2 **1/2

(The Conjuring 2, EUA 2016) Clasificación México ´B-15´/ EUA ´R´
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Algo extraño pasó con El Conjuro 2: los sustos están ahí, como en la primera película pero… no asustan tanto. Nuevamente tenemos al par de cazadores de demonios, Ed y Lorraine Warren, ayudando a una familia contra una posesión demoniaca. Nuevamente vemos objetos moverse solos, horribles fantasmas aparecer en medio de la noche y niñas flotar en el aire. No me malentienda, estimado lector: todas estas escenas están bien ejecutadas y varias de ellas hacen saltar del asiento a los espectadores. Pero…

El Conjuro 2 no se siente tanto como una película de terror, sino como una de procedimiento: vemos cómo los esposos Warren, demonólogos profesionales, son enlistados para su siguiente trabajo por un sacerdote católico. “Su misión, si deciden aceptarla” es viajar a Londres e investigar al espíritu chocarrero en una casa pobretona de la capital inglesa. La pareja llega a Londres, entrevistan a la familia (y al espíritu), hacen grabaciones de sonidos escondidos, colocan cámaras de video para captar fantasmas, y de vez en cuando se miran el uno al otro ominosamente. Lo cierto es que lo profesional del asunto rompe la tensión y disminuye el terror de las escenas en que los Warren no están haciendo su trabajo, es decir, cuando de veras aparecen los fantasmas y los crucifijos se voltean solos. Uno no puede más que pensar: “gajes del oficio”.

Y es que, con todos los detalles mostrados sobre la forma de trabajar de los Warren, incluyendo su (supuesta) relación profesional con la Iglesia Católica, la película abre la puerta para que dudemos de qué tan real es lo que vemos. De acuerdo: es una película, y de terror, donde todo es inventado. Pero los esposos Warren son personas reales (Lorraine sigue viviendo de su nueva fama por estas cintas) que, en El Conjuro 2, se presentan insistentemente como “agentes de la Iglesia Católica”. Francamente, no veo al Papa como una especie de “M” para estos “James y Jane Bond” de lo oculto.

Vera Farmiga y Patrick Wilson siguen igual de carismáticos como Lorraine y Ed Warren y el director James Wan sigue montando muy buenas escenas de miedo, que con la fotografía de Don Burgess se ven aún más tétricas de lo que uno quisiera. Pero… si la idea es continuar la franquicia con más casos de los Warren, ojalá que suelten un poco el profesionalismo demonológico y se centren más en lo que nos interesa en este tipo de cine: sustos que asusten.