"No, YO soy tu padre."
-Darth Vader
Para mis amigos y compadres Romelia, Marcela y Jorge, a quienes no puedo convencer de mis buenas intenciones al comentar (no contar) una película...
La burra no era arisca, pero la hicieron. Yo soy esa persona que, en la sala de cine, no cesa de hablar con sus acompañantes durante los cortos, volteando apenas a la pantalla. O, si voy solo, me verá usted con la mirada gacha, picando botones en mi teléfono celular como si de mí dependiera la seguridad del hemisferio. O bien, toda mi atención se centrará en mi bote de palomitas de maíz, que masticaré ruidosamente para amortiguar los diálogos de los avances de películas por estrenar. Simplemente odio, odio, odio que los cortos me cuenten películas que me interesan.
(Aclaro –hay límites a la rusticidad, aunque
Diezmartínez no lo crea- que en cuanto empieza la función, soy más callado que un ratón, mi celular entra en modo silencioso y es contestado únicamente, previa salida de la sala, si llama la niñera… "nuncas" que dejan de serlo con la paternidad. Pero divago.)
No siempre fue así. De niño, debo haber sido el principal consumidor de los especiales de televisión que precedieron al estreno de
La Guerra de las Galaxias o
E.T. El Extraterrestre. Mis cuadernos de secundaria estaban forrados de fotos que recortaba de artículos de revistas anunciando
Superman, la película de Richard Donner. Cada visita al cine incluía la emoción de ver, por adelantado, pedacitos de las películas que próximamente podría ver en todo su esplendor. Hombre, hasta en las entregas de los Oscares esperaba esos breves instantes en que se mostraban las nominadas, tratando de captar lo más que podía del menú por venir (en México siempre se han estrenado con un fuerte retraso las películas participantes en tal premiación). En pocas palabras, era un consumidor promedio de avances de cine, hasta ese día fatal en que un anuncio me echó a perder el disfrute de una de las escenas clave de
Los Cazadores del Arca Perdida, la primera aventura fílmica de Indiana Jones y mi primera desventura fílmica con los famosos
spoilers.
La historia ocurrió durante el estreno en México, 1982, cuando estaba haciendo fila en la taquilla. En ese tiempo en los vestíbulos de los cines ponían unos pequeños carteles con fotos fijas de distintas escenas de las películas que se exhibían. Sin saber absolutamente nada de Indiana Jones, veía intrigado los cartelitos mientras avanzaba la fila. Una de las fotos mostraba a Indy y a Marion amarrados a un poste, con los ojos cerrados, mientras al fondo se veían unas luces ominosas (si ya vio la película, sabrá qué escena es).
[Viene spoiler, para quien no haya visto esa cinta...]
Ya durante la función, cuando en El Cairo explota el carro donde (se supone) está Marion, a la mitad de la película, toda la sala se queda sin aire e Indy se ahoga en una botella de Johnny Walker. Toda la sala, menos yo, porque ¡todavía no salía la escena de la foto!!! Entonces, Marion no estaba muerta.
[Fin del spoiler]
Desde entonces no veo fotos ni cortos de películas que me interesan. A manera de ejercicio, por otro lado, cuando voy al cine o rento un DVD y aparecen cortos de películas que ya he visto, sí los reviso, por curiosidad de saber cómo ha decidido mercadearla el estudio. De esa forma me doy cuenta que me he salvado de varios corajes en los últimos... veintiséis años.
Y para no hacer el cuento más largo, un par de cortos memorables por su forma de echar a perder la sorpresa. Si usted no ha visto alguna de estas películas, por favor, POR FAVOR, SALTESE ESTA PARTE:
What Lies Beneath (Zemeckis, 2000). Los cortos revelan que Harrison Ford es un malvado asesino. Esta información le da al traste a los dos primeros tercios de la película. Ni para qué la vemos después del aviso.
Cast Away (Zemeckis, 2000). Increíble, pero cierto. Bob Zemeckis tiene fé en que el espectador realmente quiere saber de antemano lo que va a pasar. En un mismo año estrenó dos películas en las que los cortos, aprobados por él mismo, sueltan la sopa. En el corto de Cast Away (
Náufrago, con Tom Hanks) se muestra, ahora sí que sin decir "agua va", la escena en que Tom Hanks es rescatado de la isla desierta. De ese tamaño.
Y la tendencia seguirá y seguirá. Durante Febrero de este año, ví en el cine los cortos del refrito hollywoodense de
El Ojo (Los hermanos Pang, 2002). Habiendo visto la original, no me importó ver los avances y, efectivamente, no sólo revelan algo importante: ¡muestran EL FINAL!
Por último, lo invito, amable lector, a hacer este ejercicio:
[SPOILERS]
Imagine ver, por primera vez,
La Guerra de las Galaxias o
El Imperio Contraataca, sabiendo que Darth Vader es el papá de Luke. O
El Sexto Sentido, sabiendo que Bruce Willis es un fantasma. O que en
E.T. El Extraterrestre, el E.T. no se muere de verdad. O... usted sígale.
Inspirado por un intercambio de opiniones con visitantes del blog de Diezmartínez.