lunes, 28 de noviembre de 2016

La llegada ***1/2

(Arrival, EUA 201) Clasificación México ´B´ / EUA ´PG-13´
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

La llegada es una bienvenida película de ciencia ficción que se sale de la norma, desde su planteamiento: una lingüista es contratada por el gobierno de los Estados Unidos, para descifrar el lenguaje de los extraterrestres que acaban de llegar a la Tierra, con el fin de preguntarles ¿por qué están aquí?

El director Denis Villeneuve y su guionista Eric Heisserer hacen un excelente trabajo de presentar, con imágenes sencillas, una idea intrigante y absorbente. De la nada, aparecen 12 gigantescas naves oscuras en forma de huevo, flotando sobre 12 lugares distintos del planeta: China, Inglaterra, Rusia, Venezuela y Estados Unidos, entre otros. Un acierto inicial es que sólo sabemos lo que sabe la protagonista, la lingüista interpretada por Amy Adams quien, literalmente en medio de la noche es reclutada por el ejército y llevada dentro de la nave estacionada sobre un campo anónimo en Montana, para estar frente a frente con un par de enormes extraterrestres. Ante la imposibilidad de entender los sonidos que hacen los extraterrestres, la lingüista decide escribir y leer en voz alta palabras en un pizarrón: “Humano” y su nombre, para empezar. Los extraterrestres entienden rápidamente el concepto y a la vuelta de unos meses, la comunicación fluye más o menos en ambos sentidos, pero la pregunta inicial sigue sin ser contestada.

¿Por qué están aquí? Lamentablemente, con todo lo fascinante que es la propuesta inicial, después de la mitad de la película, el director decide tomar un atajo. Sin importar lo que habíamos invertido como público, nos acelera el proceso de aprendizaje mutuo entre lingüista y extraterrestres. Los subtítulos al lenguaje extraterrestre aparecen, la pregunta es contestada, el director y su guionista insertan un conflicto artificial, obvio e innecesario, y se cierra la trama principal de una forma anticlimática y poco satisfactoria.

Sin embargo, una subtrama circular que originalmente era menor, termina convirtiéndose en la verdadera propuesta filosófica de la película y eso es lo que la hace sobresalir en el género. No revelaré la propuesta, pero diré que aún sigo... dándole vueltas.

Macho ½*

(Macho, México, 2016) Clasificación México ‘B-15’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Qué mal director es Antonio Serrano y qué mala es Macho, este intento de refrito de “Modisto de señoras”, esa comedia de 1969 donde Mauricio Garcés era un modisto de alta costura que finge ser afeminado para, en secreto, conquistar a sus potables y adineradas clientas.

La versión de 2016 toma y medio modifica, uno por uno, todos los elementos de la sencilla trama de la cinta de 1969: El modisto amanerado en secreto es un galán cotizado entre sus clientas; un competidor, igualmente afeminado, busca desenmascararlo por celos profesionales; el esposo de una de las clientas/amantes sospecha y mete en aprietos al modisto y, finalmente, el modisto se involucra románticamente con un empleado originalmente contratado para guardar las apariencias.

El problema principal es que el tratamiento que Serrano da a estos elementos no tiene nada de cómico. Si bien las actuaciones de Miguel Rodarte como el modisto y Cecilia Suárez como su socia tiran hacia el lado de la comedia, los supuestos enredos en que se meten no dan risa. En todo caso, el competidor, interpretado exageradamente por Mario Iván Martínez, es más cómico pero sus acciones nunca llevan a nada. La subtrama de los documentalistas que siguen con cámara y micrófono al modisto es totalmente inútil, porque nada de lo que revelan es desconocido ni para nosotros ni para los demás personajes, amén de que, como le gusta a Serrano, estos personajes secundarios también están llenos de azotes.

Y si de azotes se trata, el mayor es para el propio modisto, que no sólo usa su fachada afeminada para los sencillos fines de conquistar a sus clientas, sino para esconder todos sus traumas de la infancia, como termina explicando su mamá que, para acabarla, es Ofelia Medina, es sicóloga y, a juzgar por su casa en una cueva, también es hobbit.

Finalmente, el personaje del empleado contratado como pantalla por el modisto, al tener una fuerte carga de problemas personales y sicológicos (otro azotado, pues), pertenece a un drama, no a una comedia y esto afecta adversamente a todas las escenas en que aparece. Para muestra, la grotesca y violenta golpiza que el modisto le propina después de un momento especialmente romántico de mutua inspiración artística entre ambos, presentado con total seriedad, para luego intentar retomar la comedia de enredos. ¿Bipolaridad? Basura fílmica, más bien.
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Para compensar el mal rato pasado por Macho, volví a disfrutar la original de 1969 con el genial Mauricio Garcés. Disponible en disco e internet.

Modisto de Señoras **
(México, 1969)

El planteamiento es sencillo. La puesta en imágenes del director René Cardona Jr., rupestre, la estorbosa música de órgano electrónico tapiza de pared a pared la película, los colores se ven horribles y el doblaje de diálogos tampoco ayuda mucho. Pero Modisto de Señoras tiene un excelente valor al centro de todo: la actuación de Mauricio Garcés, el galán cómico por excelencia del cine mexicano de los 1960s.

El amaneramiento que Garcés imprime a su modisto es siempre con fines cómicos y casi casi se adivina que muchos de sus hilarantes diálogos son improvisados, elevando el nivel de la elemental sexicomedia de enredos. Es mucho lo que se obtiene gracias a la personalidad en pantalla de Garcés, que lo mismo nos mueve a la risa que nos hace completamente creíble su famoso grito de batalla: “¡Te voy a hacer pedazos!”

El Contador **

(The accountant, EUA 2016) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Si Batman fuera contador público y le llevara los impuestos a gente como usted y como yo, ¿de todos modos sería un justiciero perseguidor de criminales? Aparentemente sí, en vista de esta película protagonizada por Ben Affleck, el Batman actual del cine.

Vea si no: el mentado contador del título (Affleck) de día es un tranquilo y eficiente contador público, que despacha a clientes menores desde una oficinita anónima en un centrito comercial anónimo. Pero de noche (o por lo menos en lo oscurito) también le lleva las cuentas a clientes multimillonarios que no necesariamente han hecho sus millones de buena manera. El truco está en que, una vez arreglados los libros contables de estos clientes, el contador eventualmente actúa para asegurarse de que esos criminales se vean las caras con la ley.

Para cumplir con su misión justiciera, echa mano de unas habilidades muy particulares (dijera Liam Neeson) que incluyen un arduo entrenamiento militar de combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas letales. Todo esto lo hace desde una casa remolque escondida en una bodega, donde tiene sus trajes oscuros, un impresionante arsenal y una colección de arte digna de los mejores museos (en esta “baticueva”, el contador se arrulla para dormir bajo un Pollock original, nada menos).

Aunque previsible, El contador presume de una primera mitad muy entretenida, dedicada a mostrar, por un lado, el modus operandi de este Batman financiero y, por el otro, los esfuerzos de un par de agentes de la Hacienda gringa para atrapar a este hombre, por su trabajo con el dinero mal habido. Lamentablemente en el último tercio se vuelve tediosa. Por alguna razón, al director Gavin O'Connor se le ocurrió que podía ser buena idea, después de la primera mitad, atar todos los cabos por medio de escenas donde los personajes no hacen otra cosa que sentarse a platicar historias entre sí. Ya cuando es demasiado tarde, viene una escena extendida de plomazos y guamazos pero el daño está hecho, incluyendo el desperdicio de tener a Anna Kendrick que, aunque simpática, sobra completamente.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Ah, qué bonito es el beisbol... Y qué bonito es el cine.

El camarada José Carlos Tapia, desvelándose en Cancún con el 7o. y cardiaco juego de la Serie Mundial 2016, lanzó la provocación: "El novato del año le ganó a Wild Thing, el que entendió, entendió."
Cinéfilo y beisbolero que soy, por supuesto entendí y aquí van mis comentarios.


El Novato del Año (EUA, 1993)
Una cómica carta de amor del actor y director Daniel Stern a Chicago. En ella, Henry, un simpático chamaco de 12 años, en un extraño accidente se convierte en el pítcher estrella de los Cachorros y los lleva hasta el triunfo en la Serie Mundial. Para quienes nos gusta el beis, resulta encantadora y emotiva la secuencia donde Henry dirige a su equipo en la final de división contra los Mets de Nueva York, en un despliegue de divertido beisbol callejero por parte de Chicago. Habrían de pasar 23 años para que los Cachorros hicieran realidad el sueño fílmico de Daniel Stern (y millones de aficionados, de paso).

Major League (EUA, 1989)
Tres años antes de que Chicago llegara a la Serie Mundial en la pantalla grande, el guionista y director David S. Ward se adelantó a lo mismo, pero con los Indios de Cleveland, en esta comedia recordada, sobre todo, por el personaje de Charlie Sheen, el joven pítcher apodado “Wild Thing” (algo así como “La Cosa Salvaje”). Aquí, los Indios inician la temporada con una nueva dueña que, secretamente, busca ganar una millonada moviendo al equipo a Miami (que en ese tiempo no tenía beisbol profesional). Para ello, es necesario que el público se desencante de sus Indios y deje de asistir a los juegos en casa. Así que la mujer despide a todo el equipo y contrata a puros jugadores viejos y a uno que otro novato sin futuro. Pero a la centavera dueña el tiro le sale por la culata: la runfla de fracasados saca la casta, salvando sus diferencias y remontando una temporada perdida, para llegar a la final de división ante los Yankees. El director Ward logra un relato divertido, sentimental y emocionante, que remata en la consabida entrada final, donde los otrora perdedores muestran de qué están hechos, el “Wild Thing” lanza fenomenalmente, “Willie Mays… Hayes” (Wesley Snipes) se roba las bases en un momento crucial y Cleveland mantiene a su equipazo.

Otras curiosidades fílmicas con la Serie Mundial 2016... 
El beisbol hollywoodense parece adorar odiar a Nueva York: en ambas películas, los protagonistas le ganan el campeonato divisional a los respectivos equipos de La Gran Manzana.

Estirando un poco (bueno, un mucho) la liga, está la predicción de Volver al Futuro II. En ella, Michael J. Fox viaja de 1985 a 2015, para enterarse de que los Cachorros acaban de ganar la Serie Mundial a Florida. Es decir, si el plan de la dueña de los Indios en “Major League” hubiera funcionado, el equipo habría terminado en Miami, haciendo posible (en la realidad fuera de la pantalla) la serie contra Chicago en 2016, cumpliendo así (aunque fallando por un año) la profecía. Ah, qué bonito es el beisbol... Y qué bonito es el cine.

Doctor Strange: Hechicero Supremo **1/2

(Doctor Strange, EUA 2016) Clasificación México ´B´/EUA ´PG-13´
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Justo cuando uno ya está hasta la coronilla de películas sobre superhéroes que reciclan una y otra vez la misma trama, aparece oootra más, producida por la casa Disney/Marvel. En esta ocasión es para presentarnos al Doctor Strange, un personaje salido de las historietas (y desconocido por mí), cuya gracia, además de la neurocirugía, es hacer magia mientras mueve enigmáticamente las manitas y suelta chistes al por mayor. Por supuesto y como lo anuncia uno de los dos epílogos (no soltaré la sopa, no se preocupe, lector), la cinta es sólo un eslabón más en la interminable cadena que reúne una y otra vez a uno o varios de los Vengadores, dependiendo del presupuesto en turno.

Hay dos razones por las que Doctor Strange, del director Scott Derrickson, se deja ver, bastante bien, por cierto, y divierte de principio a fin. Primero, por las escenas donde Strange y sus enemigos usan su magia para manipular y, literalmente, doblar la realidad. Algunos de los efectos especiales son bastante sofisticados y conviven muy bien con otros más mundanos y antigüitos (simples y efectivas imágenes en reversa), aunque sospecho que las escenas más impresionantes se disfrutan más en 3D (la ví, como es mi costumbre, en el convencional “2D”). 

La otra y principal razón es el sorprendente reparto de alto calibre, encabezado por Benedict Cumberbatch. Cumberbatch convence como el aristócrata médico neoyorkino que presume de una brillante mente y un peculiar sentido del humor, sometido a la instrucción de la Anciana (Tilda Swinton, robándose cada escena, como de costumbre), para enfrentarse, junto a Chiwetel Eijofor, a los magos malos, encabezados por Mads Mikkelsen. A todos ellos les creemos la enjundia que le ponen a sus movimientos de manos y salimos listos para la siguiente (e inevitable) entrega de Marvel.