jueves, 29 de diciembre de 2011

Las Aventuras de Tintin ***

(The Adventures of Tintin, EUA/Nueva Zelanda, 2011) Clasificación 'A' (EUA: PG)
****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Pinpón es un muñeco
Muy grande de cartón
Se lava su carita
Con agua y con jabón

Se desenreda el pelo
Con peine de marfil
Y aunque se de estirones
No llora ni hace así...

Tintin es un monito llevado del mundo del cómic al mundo del cine, para vivir una aventura tras otra, sin descanso y, aunque lo golpeen, le roben la casa, le maten a alguien en sus narices, hombre, aunque se de estirones de pelo, no llora ni hace así...

A estas alturas ya es bastante conocido cómo Steven Spielberg llegó a Tintin y viceversa: con el estreno de Los Cazadores del Arca Perdida, en 1981 y la presentación al mundo de Indiana Jones, algún crítico francés hizo la comparación con la tira cómica belga, famosa en toda Europa, del joven reportero trotamundos adicto a las aventuras. Spielberg compró los libros, luego los derechos para el cine y aquí está el resultado, treinta años después. La idea de Spielberg, de una manera simple: Tintin es una especie de Indiana Jones para niños.

Efectivamente, el recrear en la pantalla grande estas historias originalmente publicadas en periódicos europeos a lo largo del siglo XX, parece un proyecto natural para Spielberg. De la mano de Peter Jackson, el resultado visual deja con la boca abierta. Todo lo que Jackson ha aprendido y perfeccionado en cuanto a crear personajes dibujados por computadora y animados por captura de movimiento es puesto aquí de manera excepcional al servicio de la historia. Las secuencias de acción son Spielberg puro. Ahí no hay queja. El resto de la película, en cuanto a imágenes, deja también con la boca abierta. Pero la historia...

Desconozco la tira cómica de Tintin, así que no podría decir si el concepto de Spielberg ("Indiana Jones para niños") es correcto. Es cierto, Tintin va de aventura en aventura y lugar exótico en lugar exótico al modo de Indy, exhibiendo en cada paso una pasmosa habilidad para salir airoso de cuanto obstáculo se le pone enfrente. Puedo ver el parecido entre ambos personajes. Excepto que, por lo visto en Las Aventuras de Tintin, lo único que motiva a este muchachito rubio de copete parado es, precisamente, el gusto por la aventura.

Diga usted, rápidamente, qué motiva a Indiana Jones: el deseo de hacer el bien y el sentido de la justicia. Claro, en las películas vemos cómo se deja llevar por su amor a la Arqueología y a veces por recompensas monetarias, pero nunca ha tardado en relucir su verdadera motivación. He ahí la diferencia entre ambos personajes. No veo en Tintin un deseo superior a tener una buena corretiza. Y sin eso, no me veo esperando ansiosamente una secuela tras otra.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Los Increíbles ***1/2

Hace 7 años escribí lo siguiente sobre el estreno de Los Increíbles, dirigida por Brad Bird, quien acaba de estrenar la que aparentemente es la mejor entrega de la serie Misión Imposible.

(The Incredibles, EUA 2004) Clasificación ‘A’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala


Nunca se me hubiera ocurrido, mientras veía cada una de las películas de Bond, James Bond, con toda su exagerada acción, sus melodramáticos enfrentamientos entre el héroe y el megalómano del día, sus exóticas y bellas mujeres en deslumbrantes y fantásticos escenarios, que en medio podría haber una historia rescatable y un mensaje valioso para el público. No me malinterprete, he disfrutado de las veinte películas de Bond como el que más, pero nunca he visto ni buscado en ellas más que lo que son: caricaturas de acción viva para adolescentes y adultos. Aparentemente a Brad Bird, guionista y director, sí se le ocurrió y el resultado es, en parte, Los Increíbles, la nueva película de Pixar.

Qué manera la de Pixar de hilar un éxito tras otro en películas animadas. Considere usted sus producciones para la casa Disney: el díptico Toy Story 1 y 2, donde se explora el valor de la amistad y los conflictos del crecimiento personal; Bichos, una especie de Los Siete Magníficos del mundo entomológico; Monsters, Inc. y su ingeniosa industrialización del Coco y anexas y Buscando a Nemo, el emotivo cuento que retrata la continua angustia de ser padre. La lista no tiene desperdicio y ahora, con Los Increíbles y a punto de dejar el consorcio Disney, Pixar se reafirma como el mejor estudio cinematográfico de animación y muy probablemente en general, con sólo buenas películas y ningún churro en su haber.

Brad Bird toma de dos fuentes más o menos conocidas para montar una historia de valores familiares y de defensa de la individualidad. La primera es la serie de Bond y la segunda es el mundo de los superhéroes, específicamente los Hombres X de Marvel Comics, con su premisa de que el sobresalir es algo indeseable y hasta condenable. Mr. Increíble es el más famoso superhéroe del país y su lucha contra el mal es legendaria y seguida con admiración por el ciudadano común. Junto a él, otros superhéroes combaten el crimen, colaborando con las autoridades. La Chica Elástica es una de ellas y tiene un lugar especial en el corazón de Mr. Increíble. Pero las envidias y los malos entendidos llevan al gobierno a prohibir la actividad de estos superdotados. Así, Mr. Increíble y la Chica Elástica se convierten en Bob y Helen Parr y ahora se dedican, él, a un trabajo de escritorio en una compañía de seguros y ella, a cuidar de su casa y los tres hijos de ambos, la adolescente Violet, el hiperactivo niño Dash y el bebé Jack. Los dos mayores también han desarrollado superpoderes pero sus padres, obedeciendo, deben remachar en sus hijos el esconder sus propias habilidades especiales y comportarse como la gente normal. Una vida muy difícil para Bob Parr: su necesidad de ser congruente con su verdadera identidad es mucha y el ser un hombre promedio es tan desalentador como la reflexión de que promedio es sinónimo de mediocre.

En este punto, Brad Bird hace que Mr. Increíble y la Chica Elástica vuelvan a las andadas, sirviéndose del elemento Bond, en que un villano trata de apoderarse del mundo y “alguien” debe detenerlo. El formato Bond se sigue al pie de la letra, incluyendo al entrañable Q, el maduro agente dedicado a diseñar los excéntricos artefactos para Bond en cada una de sus aventuras. En Los Increíbles, Q tiene la forma de Edna Moda, una modista enana y de mal carácter, que se las sabe de todas todas en lo que a trajes de superhéroes se refiere. La diferencia que Bird encuentra en esta fórmula es que el villano personifica, precisamente, esa mediocridad que les ha sido forzada a los miembros de la familia Increíble. Sus planes para apoderarse del mundo se basan únicamente en mantener el promedio para facilitarse el ser sobresaliente.

La película anterior de Bird, El Gigante de Hierro (EUA, 1999), también exploraba el tema. Lamentablemente nos es más fácil ser iguales, promedio, que sobresalir desarrollando nuestras capacidades. Ambas cintas, dirigidas a los niños pero con un mensaje necesario para los adultos de nuestra sociedad actual, serían excelentes regalos de Navidad para nuestra conciencia.
(Publicada originalmente el 26 de Diciembre de 2004, en La Voz de la Frontera.)