jueves, 31 de enero de 2013

Hansel y Gretel, Cazadores de Brujas **1/2


(Hansel & Gretel, Witch Hunters, Alemania/EUA 2013) Clasificación México `B-15`/ EUA `R`
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

He aquí una película que *casi* no tiene miedo de no ser más que un sketch extendido con una sola idea: ¿a qué se dedicarían Hansel y Gretel al crecer? Considerando que en el cuento en el que son protagonistas, lo único que les sale bien es haber matado a la bruja, pues tiene sentido que ya adultos tengan su propio negocio de exterminadores de brujas.

Dirigida por el Noruego Tommy Wirkola, que hace un par de años nos dio Zombis Nazis, Hansel y Gretel, Cazadores de Brujas tiene sus mejores momentos en los chistes recurrentes del cuento autoconsciente al estilo Shrek, con todo y desvergonzados anacronismos (el mejor: adivine de qué se enferma Hansel por haberse comido media casa de dulce de la bruja, cuando era niño). Los puntos malos: la insistencia en regresar a las escenas "de acción" una y otra vez, aunque al final de cada pelea Hansel, encarnado por Jeremy Renner, casi parodiando su personaje en Los Vengadores (EUA 2012) se avienta, sin falta, una línea de diálogo que nos regresa a esa autoconsciencia que, por otro lado, no puede dar para más allá de los 88 minutos que tiene la decencia de durar.

Y para los puristas de la imagen, bastante recomendables las tomas en que Gretel, la bella Gemma Arterton, cae al suelo, boca abajo, enfundada en apretados pantalones de cuero. Qué quiere usted, otra de mis debilidades.

Las Curvas de la Vida **1/2


(Trouble with the curve, EUA 2012) Clasificación México `B`/ EUA `PG-13`
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Va confesión no pedida: estoy en un punto de mi vida en que no puedo dejar de ver una película que trate de beisbol o en que salga Clint Eastwood o Amy Adams. Así que cuando alguien tuvo la feliz idea de hacer una película con Eastwood y Adams como un anciano y su hija, que se dedican a buscar nuevos talentos del beisbol profesional, adivine quién está en primera fila. Aún si la película no es la gran cosa…

Y es que en Las Curvas de la Vida, dirigida por Robert Lorenz, largo tiempo asistente de director del propio Eastwood y ahora en su primera película, los personajes y la historia están hechos el uno para el otro. Y lo malo es que se nota que están hechos el uno para el otro, con personajes y situaciones que encajan a la perfección sospechosamente bien. Como no hay sorpresas en lo que va ocurriendo,la historia se siente bastante blanda. Ni el beisbol la hace interesante. Sólo la salvan Clint Eastwood como viejito chocho y la perfecta Amy Adams. Eastwood tiene la mejor escena, faltaba más, cantando a su difunta esposa. Pero la escena se mantiene por sí sola y no necesita del resto de la película.

La Extraña Vida de Timothy Green *1/2


(The odd life of Timothy Green, EUA 2012) Clasificación México ´A´/ EUA ´PG´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Lamentablemente aquí tenemos a la casa Disney en mala forma. Película chapucera acerca de un matrimonio sin hijos, que busca adoptar a toda costa apelando a los sentimientos de la directora de la agencia de adopciones, por medio de una historia que quiere ser fantástica pero termina siendo fantasiosa y bastante hueca.

Los aspirantes a padres, Cindy y Jim Green, después de muchos intentos, cansados de no poder concebir un hijo, piden un último deseo: tener el hijo perfecto. Todo eso se va en una caja enterrada en el jardín. De forma mágica aparece repentinamente un niño de unos 10 años, que se presenta como Timothy, el hijo pedido por la pareja. Las cosas van bastante bien en la película, hasta que Cindy y Jim, en lugar de cuidar, educar y amar a su nuevo hijo, se pasan los días y los meses tratando de demostrar a medio mundo por qué ese niño es todo lo que ellos desearon y de paso, resolviendo sus traumas y complejos provocados, según ellos, por sus respectivas familias.

La película recurre a la idea de que todo lo que vemos es narrado por Cindy y Jim a la directora de adopciones, que todo el tiempo tiene una cara de aburrimiento que sólo puede parecerse a la de uno como espectador, ante la dizque conmovedora historia. Lo cierto es que el cuento de la pareja no dice nada acerca de lo buenos padres que, según ellos, podrían ser. De hecho, dice mucho acerca de lo malos padres que serían. Ni modo, a veces la naturaleza es sabia...

jueves, 24 de enero de 2013

Presunto Culpable ****

(México, 2009) Clasificación 'B'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

(Publicada originalmente el 3 de marzo de 2011. Republicada hoy, a raíz del más reciente desliz público del sistema judicial penal mexicano que llena temporalmente los medios mexicanos: el caso Cassez.)
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A Jesús Domínguez, futuro abogado.

(-"¿Por qué me acusa?")
La agente del Ministerio Público: - "Porque's mi chamba."

La historia es archiconocida para cualquier cinéfilo: el hombre acusado de un crimen que no cometió, que intenta desesperadamente demostrar su inocencia. Muchas películas se han hecho con esta premisa, unas buenas, otras malas. Uno las ve desde la comodidad de la butaca, palomitas de maíz y coca-cola de por medio. Al terminar la película salimos satisfechos, divertidos por la aventura recién vista y ya. A otra cosa. En Presunto Culpable, Toño, el hombre (falsamente) acusado es real. Roberto Hernández, director de la película es, además, el abogado defensor y la historia se queda con nosotros mucho más allá del desenlace. Las autoridades que acusan y encarcelan a Toño (porque's su chamba) son las nuestras. La historia, archiconocida en el cine, también es archiconocida para muchos. Ah, sí: el país es el nuestro. México.

En 2006, Roberto Hernández y Layda Negrete, jóvenes abogados mexicanos, produjeron "El Túnel" un corto documental sobre el estado del sistema judicial mexicano; en particular, sobre los casos no resueltos de gente encarcelada de manera injusta. Ese trabajo los llevó a conocer el de Toño, joven veinteañero, comerciante de la Ciudad de México, encerrado en el Reclusorio Oriente y sentenciado a veinte años por homicidio calificado. Al estudiar el caso, los abogados Layda y Roberto descubren graves inconsistencias que apuntan a un proceso judicial mal llevado y a la inocencia de Toño. Seguramente por su inclinación cinematográfica pero también como herramienta de formación del nuevo expediente del caso, los abogados graban en video todas las entrevistas con la novia y los familiares de Toño y, previo reclutamiento de un experimentado abogado penalista, quien de paso ofrece sus servicios sin cobrar, consiguen un segundo juicio para el acusado, siempre filmando todo el proceso.

Lo que vemos en Presunto Culpable nos deja con la boca abierta. La historia, sí: archiconocida. Todos los clichés están ahí y hasta parecen escritos por algún veterano guionista que se ensaña con el injustamente acusado: policías corruptos, testigos mentirosos, chambistas agentes del ministerio público incompetentes, jueces indiferentes. Pero también están la novia incondicional, los jóvenes abogados idealistas, el veterano abogado que se enfrenta al "sistema" y, sobre todo, el carismático acusado. Toño es un articulado joven que explica su situación en la cárcel y en el juicio, en términos del baile "break" que parece practicar dentro de la cárcel como una forma de mantener su espíritu libre de las rejas, de la pocilga en la que tiene que dormir en el piso, entre cucarachas y podredumbre humana.

Lo que vemos nos deja con la boca abierta porque, sí, la historia es archiconocida pero la forma en que nos la cuentan Roberto Hernández y su codirector, el documentalista Geoffrey Smith, nos impacta en más de una manera. La impotencia, la rabia ante la injusticia, ante la mentira y la corrupción, llegan duro al espectador. Llega duro también el miedo al darse cuenta que esos mentirosos y cínicos policías judiciales no se tentarían el corazón para defender "su chamba" y silenciar a Toño y/o a sus abogados. Llega duro porque nos damos cuenta que él no es el único caso así y cualquiera de nosotros podría correr la suerte de Toño.

Hernández y Smith van hilando el documental a partir de algunas entrevistas, pocas cabezas parlantes y breves narraciones fuera de cuadro, sobre imágenes surtidas y algunas gráficas explicativas que, en conjunto, logran hacernos entender hasta cierto punto el proceso de Toño y también lo necesario del sistema judicial mexicano, para que cuando llegue el centro dramático (en más de un sentido) de la película, es decir, el propio segundo juicio, resulte tan emocionante como cualquier jucio cinematográfico que pudiéramos haber visto antes en las referidas películas que usted y yo hemos conocido, aplaudido y después olvidado.

Aquí, nuevamente, es donde está la clave y el valor del cine documental como el que Roberto Hernández Y Geoffrey Smith han hecho en Presunto Culpable. La película es excelente por su narrativa, por sus imágenes, incluso por varios momentos genuinamente cinematográficos, todos ellos de Toño en la cárcel, buscando conservar su serenidad bailando en el patio del penal, o enfocado en el juicio, enfrentando a sus acusadores y al propio juez. Pero sobre todo, la película es excelente porque logra contarnos, interesarnos, ponernos del lado de una historia de inocencia sospechada y luego demostrada. De una historia que es la de Toño pero, como nos lo dicen Hernández y Smith en las breves pero desgarradoras estadísticas que presentan, también es la historia de miles de sentenciados que no saben de qué se les acusó, por qué se les acusó ni por qué se les sentenció. De una historia que es la de Toño pero que también puede ser la suya, estimado lector. O la mía. Ah, sí: porque es nuestro país. Es México.

Al momento de escribir esta reseña, la exhibición de Presunto Culpable en las pantallas nacionales y su posterior distribución en video están en veremos, por causa de una orden judicial que las suspende indefinidamente. El único testigo de cargo, que aparece en el documental, ha promovido un juicio que lo proteja de daños a su persona, alegando que se usa su imagen sin su consentimiento (el juicio en el que aparece el testigo en la película es de carácter público, por cierto).

jueves, 17 de enero de 2013

Oscar en carteleras cachanillas

Por fin la semana pasada se dieron a conocer las nominaciones para los premios Oscar, el galardón de la industria del cine en los Estados Unidos, que se entregará el próximo 24 de Febrero. Indiscutiblemente los premios más conocidos mundialmente y por lo tanto, influyentes en el gran público. ¿Cómo andamos en Mexicali, tan cerca de Hollywood y tan abandonados por los distribuidores nacionales de cine?

Veamos. De 53 cintas nominadas en todas las categorías, incluyendo documentales y cortometrajes, únicamente 14 se han estrenado a la fecha en Mexicali, con un solo corto animado y ningún documental. Apenas el 26%. Triste situación para los cinéfilos cachanillas, considerando que pronto empezarán los estrenos taquilleros de 2013 que desplazarán a las que nos quedaron pendientes de 2012 y, por lo tanto, nos quedaremos con las ganas de ver muchas de ellas en la pantalla grande. Pero, bueno, de lo perdido lo hallado, así que, como dicen… las nominadas son:

1.       007 Operación Skyfall – Fotografía, Partitura Musical, Canción Original, Edición de Sonido, Mezcla de Sonido. Aún en cartelera, la fotografía del maestro Roger Deakins tanto en las escenas de acción como en el oscuro último tercio, simplemente deja con la boca abierta. El sonido es impresionante también, aunque abundan las explosiones y los balazos. Y Adele probablemente se llevará su Oscar por la canción Skyfall. Apúrese a verla en la pantalla grande antes de que se despida de Mexicali.

2.       Argo – Mejor Película, Actor Secundario, Guión Adaptado, Partitura Musical, Edición, Edición de Sonido, Mezcla de Sonido. La tercera película de Ben Affleck es un sólido filme de suspenso, que balancea muy bien los contrapuntos cómicos aunque su resolución como película de acción sale sobrando. El guión adaptado del libro testimonial del verdadero agente de la CIA que llevó a cabo la operación Argo a principios de los 80s, para rescatar a seis diplomáticos gringos en Irán, tiene una pelea difícil con La Vida de Pi y, definitivamente, si es por patriotismo, con Lincoln. Eso sí: me gustaría ver a Alan Arkin llevarse el Oscar como Mejor Actor Secundario.

3.       Blanca Nieves y El Cazador – Vestuario, Efectos Visuales. El consuelo de películas aburridas y mal actuadas, son las nominaciones en las categorías técnicas. La ventaja para nosotros, en este caso, es que el vestuario se puede apreciar sin tener que ver toda la película, aunque los efectos visuales sí están desperdigados por toda la cinta. Ni hablar, a rentarla para decidir si tiene oportunidad.

4.       El Hobbit: Un Viaje Inesperado – Maquillaje y Peinados, Diseño de Producción, Efectos Visuales. Lo mismo que en el comentario anterior. La primera de tres partes de esta terrible adaptación de El Hobbit sólo puede ser admirada por algunos logros técnicos visuales y nada más.

5.       Frankenweenie – Mejor Cinta Animada. Una de mis tres favoritas para Cinta Animada, Frankenweenie es el regreso de Tim Burton a su buen cine. La animación a partir de monitos de plastilina y látex siempre es bienvenida y más ahora, en que los dibujos y la animación por computadora parecen estar quitándole lo artesanal a todo el asunto.

6.       La Vida de Pi: Una Aventura Extraordinaria – Mejor Película, Fotografía, Dirección, Edición, Partitura Original, Canción Original, Diseño de Producción, Edición de Sonido, Mezcla de Sonido, Efectos Visuales, Guión Adaptado. Este maravilloso cuento dirigido por Ang Lee es una joya visual y narrativa tan absorbente, que nos hace olvidar que prácticamente media película fue creada en las entrañas de una computadora, empezando por el impresionante tigre que acompaña a Pi en su odisea marina.

7.       Los Vengadores – Efectos Visuales. Una muy divertida película de superhéroes que presume de un excelente manejo del espacio visual en pantalla. Su nominación en efectos visuales me hace pensar si no debería estar nominada en la categoría de animación, dado que todos esos efectos son en realidad dibujos animados. Una lína cada vez más fina, definitivamente.

8.       Maggie Simpson en El Día Más Largo en la Guardería – Mejor Corto Animado. Tuvimos la suerte de ver esta película corta como preludio a un largometraje. Muy divertida aunque definitivamente no es lo mejor de los Simpson. Me hubiera gustado más ver nominado el corto de los barrenderos de la luna, de Pixar.

9.       ParaNorman – Mejor Cinta Animada. En mi opinión, esta es la cinta que debería ganar el Oscar. Su historia fuerte y nada condescendiente y un inteligente manejo del humor, además de una excelente animación de monitos de plastilina y látex, la ponen a la cabeza de mis favoritas animadas de 2012.

10.   ¡Piratas! Una Loca Aventura – Mejor Cinta Animada.  Divertidísima animación de muñecos de látex y plastilina, una de las tres con esa técnica entre las nominadas, nos debe decir algo respecto a la industria y un posible cansancio con los dibujos animados por computadora. En ¡Piratas!, sin embargo, lo que gana es el irreverente y alocado humor británico, sello de la casa Aardman.

11.   Prometeo – Efectos Visuales. Una de las grandes decepciones del año en cuanto a historia, respecto a los efectos visuales no nos deja espacio para las quejas Si no la vio en la pantalla grande, se perdió de una de las mejores del año, si no es que la mejor.

12.   Ralph El Demoledor – Mejor Cinta Animada. Cinta promedio de Disney, bien podría haber quedado fuera pero… Disney es Disney y nadie quiere ser sacrílego, supongo.

13.   Ted – Canción Original. ¿Había una canción en Ted? En fin. Me hubiera gustado verla nominada por Efectos Visuales y de paso a Mark Wahlberg como Mejor Actor. No hay justicia…

14.   Valiente – Mejor Cinta Animada. Ya que Pixar y Disney se parecen tanto en estos días, permítame reciclar mi comentario de Ralph El Demoledor… bueno, mejor léalo usted otra vez y donde dice Disney, ponga Pixar.

jueves, 10 de enero de 2013

Jack Reacher: Bajo la Mira ***1/2

(Jack Reacher, EUA 2012) Clasificación México ´B´ / EUA ´PG-13´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Si usted no sabe quién es Jack Reacher, no se preocupe. A la nueva película de Tom Cruise le basta un par de minutos para decirnos que el misterioso Reacher es un soldado retirado, cuarentón, entrenado en armas y combate, profesional de la investigación criminal que, cansado del "sistema", ahora vaga por los Estados Unidos, sin más equipaje que el cambio de ropa de segunda que trae puesto, para impartir su peculiar sentido de la justicia. Por supuesto, "uno no encuentra a Jack Reacher: Jack Reacher lo encuentra a uno."

No cabe duda, Tom Cruise conoce su negocio de ser estrella de cine. Desde que debutó como productor con Misión: Imposible, ha sabido armar equipos que garantizan el éxito de sus películas. En esta ocasión, el director y escritor Christopher McQuarrie (guionista de Sospechosos Comunes, EUA 1995) es el encargado de adaptar una de las novelas acerca de Jack Reacher que, según entiendo, son bastante populares y no lo dudo: a la fecha son 17. A pesar de ello, McQuarrie no pierde el tiempo en explicaciones del origen del personaje ni sus motivos. Como decía antes, con dos minutos tiene para decirnos quién es Reacher y a lo que te truje Chencha.

Y la Chencha es la investigación sobre un asesino múltiple, de esos que lamentablemente abundan en los Estados Unidos y que un mal día deciden jugar al tiro al blanco con gente inocente. Reacher aparece, encarnado en Tom Cruise pero con varias cicatrices en el cuerpo para justificar rápidamente lo duro que es, pero no en la cara para justificar que las chamacas no le quitan los ojos de encima. Y no se anda con cosas: el acusado es culpable y él lo demostrará, así tenga que enfrentarse a la policía, al fiscal y a ciertos macuarros que le buscan pleito en una cantinucha y a los que les baja el carro para enfrascarse en una persecución por la ciudad, que resulta uno de los puntos altos de la película.

La historia camina rápida y eficientemente, destapando gradualmente una red de intrigas en las que está involucrado un misterioso tuerto que, con voz desesperantemente calmada, cuenta cosas terribles acerca de la locura, como si estuviera narrando un documental sobre la mente humana. Será porque el actor no es otro que Werner Herzog, el director de cine que se ha especializado a lo largo de varias décadas en gente tumbada del burro, como Grizzly Man (2005) o Enemigo Interno (The Bad Lieutenant, 2009). Claro que uno no necesita saber eso para exasperarse ante la impasibilidad del divino tuerto, pero es parte de la diversión adicional escondida de la cinta. Otra joyita similar es la presencia del veterano actor Robert Duvall en un papel secundario, donde hasta se da el lujo de reírse de la costumbre de Tom Cruise de aparecer corriendo en todas sus películas. Y no me quejo de los chicos ojotes que pela la hermosa Rosamund Pike como la patrona en turno de Reacher.

Entré a ver la película pensando que tal vez sería un ejercicio inútil de Tom Cruise, dado que ya se ha establecido exitosamente en las llamadas películas de acción con la serie Misión: Imposible. Afortunadamente, Jack Reacher es un personaje muy distinto a Ethan Hunt. Es mucho más reservado, prácticamente sin recursos tecnológicos, opera solo y genera muchas más preguntas a medida que avanza. ¿Podrá resolver Reacher el misterio del asesino? ¿Cuántas peleas a puño limpio tendrá? ¿Cuántas muchachas suspirarán? ¿Obtendrá la confianza de todos antes de tener que lavar su ropa de nuevo? No se pierda el siguiente capítulo. Al cabo que son 17 novelas.

jueves, 3 de enero de 2013

S.O.S. Familia en Apuros **1/2


(Parental Guidance, EUA 2012) Clasificación México ´A´ / EUA ´PG´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Es seguro decir que S.O.S. es una película para toda la familia. Y cuando digo toda la familia, estoy hablando de niños, papás, abuelos y hasta amigos imaginarios. Aquí hay de todo para todos: por el lado de personajes, tenemos papás modernos abrumados por los hijos, con necesidad de vacaciones; niños latosos lo suficientemente bonitos para ser tiernos y chistosos; abuelos lo suficientemente desconectados de sus nietos y sus hijos como para ser “a la antigüita” y proporcionar no sólo el choque generacional sino también el cultural. Por el lado de la historia, niña preadolescente incomprendida por una mamá que ha olvidado lo que es ser hija y otros dos niños de ocho y seis años con problemas sicológicos por resolver; hombre mayor retirado del único trabajo que sabe hacer con esposa jubilada en ristre. Por el lado de los actores, la hermosa Marisa Tomei, la siempre chistosa Bette Midler y por si fuera poco, el genial Billy Crystal convirtiendo cada línea de diálogo en breves monólogos llenos de su particular estilo de humor. Y por si fuera poco, inspiradores momentos de beisbol, que siempre nos caen bien en el cine.

Pero vamos por partes: empecemos por el personaje principal, Artie, un cronista de beisbol a punto de retirarse, aunque él no lo quiera. Su vida es narrar el beisbol y si tomamos en cuenta que es interpretado por Billy Crystal, que siempre resulta efectivo cuando se le da el espacio para soltarse hablando a sus anchas, podemos imaginar que no hay un momento aburrido en sus crónicas beisboleras, como lo demuestran los primeros cinco minutos de película. Luego, tenemos a su esposa Diana, interpretada por esa fuerza cómica tendiente a la exageración que es Bette Middler. Confieso que la Sra. Middler no es tanto de mi agrado como Billy Crystal, pero con los años he llegado a disfrutar la convicción con la que se lanza a la sobreactuación y aquí no es la excepción. Middler y Crystal como marido y mujer y como pareja protagónica resultan en un balance en pantalla más efectivo de lo que esperaba, ante estilos tan diferentes.

A continuación tenemos a los nietos de Artie y Diana. Alejados de sus abuelos sin una razón válida en particular, los niños son un manojo de clichés hollywoodenses en películas familiares. La niña de doce años que quiere ser como mamá pero no se anima a pedirle consejos de novios. El niño que tiene un impedimento psicológico o físico por resolver (en este caso, tartamudea) y el pequeño hermano que resulta ser el más normalito de los tres, pero no está exento de alguna excentricidad, como el tener un amigo imaginario. El que los tres sean unos perfectos desconocidos de sus abuelos y viceversa se sobreentiende.

Por último, los papás de los niños: Alice, la hija de Artie y Diana, y su esposo. Ellos realmente no son más que accesorios a la historia, para dejar a los niños encargados con los abuelos, mientras toman unas necesarias vacaciones, así que no se puede esperar mucho, lo cual al principio me pareció una lástima, ya que Alice es interpretada por Marisa Tomei. Afortunadamente los cineastas deben haber sentido lo mismo que yo y aunque el esposo, un buenazo inútil para nuestros fines, queda fuera prácticamente dos tercios de la película, tenemos la gracia de la Srita. Tomei en pantalla algo así como la mitad del tiempo, para chiquear a sus hijos, regañar a su hija y pelearse con sus papás.

Pero, entonces, ¿se trata S.O.S. Familia en Apuros de un viejo jubilado, de un par de abuelos lidiando con sus nietos, de un matrimonio abrumado por los hijos y la vida moderna, o de perseguir los sueños de uno mismo, como narrar beisbol, por ejemplo? Mire, el director Andy Flickman y sus guionistas no le arriesgaron nada: la película se trata de todo eso. Cada capa de personajes y situaciones de cajón va quedando una encima de otra y nos vamos recetando todo junto, como si fuera uno de esos pasteles que tienen pan, fruta, flan, frosting y cerezas encima. Sí sabe usted de qué pasteles estoy hablando, ¿verdad? Uno se sirve una rebanada y se la come completita y todavía se pelea por las cerezas. En S.O.S., cuando todas las capas de la historia se han resuelto como se esperaba, cuando hemos tenido los suficientes chistes de Billy Crystal y las sobreactuaciones de Bette Middler, las más de las veces funcionando, cuando todos ya son felices y Marisa Tomei vuelve a querer a sus papás, todavía nos dan ganas de lagrimear tantito con las románticas alegorías del beisbol, que tan bien les salen en las películas hollywoodenses. Sí, se empalaga uno, pero con gusto.