lunes, 21 de junio de 2010

Toy Story 3 ***

(EUA, 2010) Clasificación México 'AA', EUA 'G'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Seguramente habrá oído usted esa frase "sólo porque creciste con La Guerra de las Galaxias, no esperes que La Guerra de las Galaxias crezca contigo", que más o menos se popularizó cuando se estrenó la infantiloide y a ratos aburrida segunda trilogía de George Lucas. Pues bien, como yo ya estaba bastante grandecito cuando se estrenó Toy Story (ni qué decir de Toy Story 2), lo último que hubiera esperado es que pasara eso con la saga de los juguetes: que creciera. Y sin embargo, creció.

Han pasado unos diez años desde que vimos a Woody, Buzz y compañía y, aparentemente, los mismos han pasado desde que Andy, el niño dueño de los juguetes, los desempolvó por última vez para jugar con ellos. Listo para irse a la universidad, el greñudo Andy recibe el ultimátum de su mamá: o los viejos juguetes se van donados a la guardería, o son arrumbados en el ático o de plano a la basura. Por el mismo tipo de malos entendidos que en los dos episodios anteriores, Woody y sus amigos terminan en una guardería donde, además de decenas de niños que jugarán con ellos, conocen a nuevos juguetes, lidereados por un viejo oso de peluche, que desde su primera escena nos recuerda al viejo capataz de Toy Story 2. Y justo como en las dos películas anteriores, durante el resto de la historia los juguetes tratarán de encontrar su camino de regreso a Andy.

¿Puede Pixar volver a contar exitosamente la misma historia de los juguetes perdidos y recuperados? ¿Puede Pixar sorprendernos nuevamente elevando la barra narrativa en el cine de animación? La respuesta corta a ambas preguntas: sí y sí.

Pixar, a través del director Lee Unkrich (codirector de Toy Story 2) y con un guión del propio John Lasseter y Michael Arndt (escritor de Little Miss Sunshine) se puede salir con la suya y contarnos la misma historia simplemente porque queremos tanto a estos personajes, que nos importa, y mucho, lo que les pase. Y los conocemos tan bien, que esperamos verlos resolver sus problemas en formas que nos divierten y emocionan. Así que Pixar no nos falla y nos regresa a estos personajes y sus conocidas aventuras que todos atesoramos.

Además, Lasseter y compañía escogen sorprendernos en esta ocasión... haciendo que Toy Story crezca. Pixar parece haber decidido reconocer a ese público infantil que creció en los últimos quince años queriendo a estos personajes: para contar una tercera aventura se ha puesto a tono con los gustos de ese público fiel. Así que las aventuras han aumentado en un elemento apenas rozado en los dos primeros episodios: el terror.

Toy Story 3 tiene tres escenas que apelan a las emociones a través del miedo y al menos una de ellas es lo suficientemente larga como para que niños pequeños (menores de 6 años en la función a la que asistí) terminen abrumados. Por supuesto que al público adolescente y adulto las imágenes y la forma como se trata el tema nos remiten a parodias de películas de suspenso y terror, pero para asimilarlas en una comedia como Toy Story hay que tener ciertas referencias y/o experiencia en la vida. Algo que no se puede esperar de un niño de cinco años que hace seis meses, sin embargo, pudo disfrutar como el que más los dos primeros episodios. El resultado: llanto en el cine.

Para no regar el tepache, sólo diré que tales escenas están más calibradas en el tono de Los Increíbles, también de Pixar. Usted recordará que Los Increíbles parodia exitosamente las películas del 007, con todo y escenas de tortura, aunque con un enfoque humorístico y familiar pero definitivamente para un público mayor de ocho años, a diferencia de Toy Story 1 y 2, que sí pueden ser vistas sin mayor problema por niños de cuatro años en adelante, en mi opinión.

Ernesto Diezmartínez decía, a raíz del estreno, que tal vez estemos ante la mejor trilogía fílmica de la historia y hasta el momento concuerdo. Si con el díptico original de Toy Story continúa el debate de cuál es mejor, la 1 o la 2, agreguemos ahora esta tercera entrega, que tiene el mismo nivel de excelencia en historia, comedia, emotividad, narrativa e imágenes. El único pero que tengo es el que apunté arriba. Toy Story creció con Andy dejando, en cierta forma, fuera a nuevos admiradores, que la propia película reconoce hacia el final. Afortunadamente ese es un problema que se cura. Con qué más, con la edad.

domingo, 6 de junio de 2010

Las destruibuidoras de cine/VII: Por qué me quité del vicio

Parte de las razones por que no he escrito tanto este año en Joel vs. Los Monstruos es la aridez de las carteleras locales. Juzgue usted, por la siguiente lista que representa, en algunos casos, lo más relevante estrenado en mi rancho en lo que va de 2010.
En películas extranjeras -gringas, pues- apunto sólo el nombre original, no el dado por la distribuidora mexicana, simplemente porque en la mayoría de los casos no me acuerdo y es que algunas las tuve que ver en DVD R1, ya que mi vicio de acudir a las salas, poco a poco y tristemente va disminuyendo.

Van mis mini reseñas y como de costumbre, las calificaciones son:
****Excelente, ***Buena, **Regular y *Mala.

1. Up in the air.*** Empieza muy bien, afloja (Elizabethtown light, si tal cosa es posible) y cierra bien. Clooney y Vera Farmiga, perfectos. Jason Bateman, muy bien.

2. It's Complicated.** A su favor: expone que los cincuentones y más grandes siguen teniendo su corazoncito y otras cositas. En contra: demasiado simple. Vale la pena por Streep (como siempre), Baldwin y Steve Martin. El chiste extendido del cigarro de mariguana, como punto central, no se sostiene.

3. The Wolfman.*** Muy buena película para matiné, sin mayor pretensión que el entretenimiento. Hace pegar buenos brincos, hace reir y hay suficiente sangrita. Lo mejor, sin duda: Hugo Weaving, en una excelente caricatura de la flema inglesa. Ah, cómo extraño las matinés.

4. Percy Jackson and the Olimpians: The Lightning Thief.** Entretenida pero nada más. Sin embargo, contiene uno de mis momentos favoritos en el cine en lo que va de 2010: Rosario Dawson como una hipercachonda Perséfone, gritándole a Hades, visiblemente exasperada: ¿Qué me vas a hacer? ¡Ya estoy en el Infierno!

5. The Fantastic Mr. Fox.**** Mi película favorita de Wes Anderson, después de The Royal Tenenbaums. Con uno de mis momentos favoritos de 2010: los ojos de los personajes rasándose de lágrimas.

6. Avatar.** El interés por la predecible historia se cae por largos momentos, mostrando una vez más que no es el punto fuerte de Cameron. Por otro lado, la mayoría de las imágenes dejan con la boca abierta. Mi secuencia favorita: cuando el héroe monta por primera vez su pájaro extraterrestre. La vería de nuevo (en 2D) si no fuera tan larga.

7. Alice in Wonderland.* Mala de principio a fin, falla al darle coherencia a la historia y a los personajes, convirtiendo a Alicia en un mesías de cajón y feminista, de paso.

8. (500) Days of Summer.*** Divertida terapia de recuperación por rompimiento amoroso, con ecos de Get Over it!

9. How to train your dragon.*** Lilo y Stitch recargado y con mejores secuencias de vuelo que Avatar.

10. The fourth kind.** Sólo por ver a Milla Jovovich.

11. Julie & Julia.*** La mitad de Julia le gana, por mucho, a la mitad de Julie.

12. Astro Boy.** Inteligencia Artificial en caricatura y con un plebe que arregla todo a madrazos.

13. Iron Man 2.** Con Iron Man me reí. Con la 2 me reí, me aburrí y me dejó deseando ver más de Downey Jr, Paltrow y Johanson.

14. Cop Out.* Aburrición total. Kevin Smith es un Tarantino con una cruda feroz.

15. The Bad Lieutenant.**** Herzog tal vez haya encontrado a su nuevo Klaus Kinski. Cage es el perfecto orate en este cuento de corrupción, drogas y una suerte endemoniada.

16. Zombieland.**1/2 Si toda la road movie hubiera mantenido el tono de la secuencia con el actor invitado (que no revelaré por si no la ha visto) y si las muchachas hubieran dejado colgados a los muchachos un par de veces menos... pero no fue así. En general, divertida y ya.

17. A serious man. **** Todo tiene significado. O tal vez no. ¿El Libro de Job según los Coen? ¿Simplemente una tragicomedia judía? ¿Hay que preguntar por el significado?

18. Bajo Amenaza: 42 km. de angustia.* Dios mío, qué cosa. De Christian González, las incoherencias argumentales truenan cualquier punto bueno que pudiera tener. Eso sí: el judicial panzón de Omar Fierro queda al trancazo.