sábado, 25 de abril de 2009

Mi (nueva) vida en youtube, La Vida Sin Guión.

Llegué tarde al youtube. Cuando todo mundo (y literalmente TODO el mundo) tiene ya años dando vueltas por ese mentado sitio de internet, viendo a niños regiomontanos mentar la madre de sus amigos mientras se cae en un charco, o enterándose de cómo feos ingleses alcanzan la gloria con su voz, yo sigo prendiendo la tele y acomodando mi antena de conejo o poniendo un DVD, cuando quiero ver monitos en movimiento fuera del cine. Supongo que ello me convierte, maldición, en un viejo en plena flor de la edad.

Afortunadamente soy usuario asiduo del correo electrónico desde hace más de una década y así es como recibí el pitazo de ser testigo de la nueva aventura de Ricardo Gómez y Reynaldo Cantú: La Vida Sin Guión, en youtube. Asomándome, me encontré una serie de cortometrajes (actualmente 10 y contando) de unos siete minutos cada uno, donde vemos a cuatro actores sospechosamente conocidos meterse el pie continuamente unos a otros, en lugares sospechosamente familiares de una ciudad que sospecho es Mexicali, mi rancho en el desierto.

Más o menos así va la cosa de lo que se puede ver en youtube: estos cuatro actores, dos hombres y dos mujeres, son contratados por un misterioso productor para un misterioso programa de televisión, lo cual para mí es un misterio en Mexicali, donde la producción televisiva se limita al noticiero y... al noticiero. Así que acepto La Vida Sin Guión como una propuesta de ficción especulativa, donde la humanidad ha tomado un giro equivocado y el feliz resultado es que en mi ranchote es posible para un actor corretear y conseguir trabajo en su oficio, en la tele local.

En ese imaginario rumbo alterno, los cuatro actores no dejan de ser mexicanos y, como los cangrejos del balde, dedican más esfuerzo a jalarse las patas entre ellos que a tratar de salir del hoyo, haciendo de un capítulo a otro las peores o, mejor dicho, las mejores bajezas para ver caer a los otros tres. Lo sorprendente es que la capacidad neuronal de los cuatro no los salve de caer no sólo en las trampas de los otros, sino en las propias. Ejemplos: usurpación de identidad, llamadas telefónicas fraudulentas, ocultación de información, comentarios envidiosos, usos inapropiados del secamanos en el baño, tomarse el café del otro, en fin; lo peor de la humanidad de acá de este lado, condensado en sus personajes: Anabel, Terezina, su esposo Tututi y Ricardo, actuados, respectivamente, por Anabel Benítez, Terezina Vital, Felipe Tututi y Ricardo Gómez.

Entré a youtube y me acerqué al primer capítulo con gusto por venir de quien venía la invitación. Me reí y pensé "un buen ejercicio entre amigos". A la siguiente semana me llegó la segunda invitación y así me han tenido desde hace dos meses. Usted pensaría que, por lo que le cuento, ya desde hace tiempo podría haber enviado al "spam" (manera moderna de decir "al cuerno") los mensajes de invitación a cada nuevo capítulo, pero lo cierto es que me han enganchado. De hacerme sonreír en los primeros dos, tal vez tres episodios, he pasado a la carcajada en algún momento de cada cortometraje. ¿Se sostienen completamente los seis, siete minutos de duración? No lo sé realmente, pues a quienes veo es a mis amigos actuando. Siempre los veo solo y los veo completos, esperando reírme con ese momento en que se reinvente un chiste viejo inserto en la minitrama de cada capítulo. Juzgue usted: Anabel puede sentarse en una silla mojada y ya. Pero La Vida Sin Guión la lleva a adoptar posiciones dignas de contorsionista china en el afán de secarse la mancha en un lugar público. Me carcajeo. Ricardo puede posar ridículamente para una foto levantándose los pantalones para mostrar una flaca y pálida pierna y ya. Pero La Vida Sin Guión le endilga el regaño del fotógrafo "a ver, ese de la pata de palo, que se salga". Terezina puede despreciar ridículamente a su competencia por no pasar de los comerciales y ya. Pero La Vida Sin Guión la lleva a jalarle las orejas a su mandilón marido por obtener un par de zapatos nuevos preciosos. Y el mandilón marido, por supuesto, se deja mangonear por Terezina y sobre todo por La Vida Sin Guión, robándose cafés ajenos, haciendo bromas infantiles y aceptando instrucciones desesperadas y desesperantes ("¡Sácatela, Tututi, sácatela!"). Me carcajeo.

Ignoro cuánto tiempo más durará la aventura de mis amigos, pero a juzgar por los capítulos recientes, La Vida Sin Guión parece haber encontrado una fórmula recurrente para evidenciar el complejo de cangrejos de Terezina, Tututi, Anabel y Ricardo, los personajes. El actor invitado (profesional o no) ha hecho su aparición con muy buenos resultados. Véase, por ejemplo, cómo Héctor Jiménez ("el de Nacho Libre, ¡Skeletor!" brinca de gusto Tututi) se parodia a sí mismo y de paso acepta y regresa ese rozón en salva sea la parte que de chamacos conocíamos como "chamoys" (supongo que en la era del youtube el nombrecito ha cambiado por otro más ad hoc). O cómo Carlos Niebla, a quien el público de Mexicali y seguramente de muchas otras ciudades mexicanas ya ha adoptado como "La Reina de su Casa", consigue trasladar con hilarantes resultados su personaje teatral de ama de casa explotada, a un escandaloso trasvesti que por unos minutos le roba la calma y las conquistas a Ricardo (ese trillado chiste del cuchillo... puñal, pues, aprovechado al máximo por Niebla y Ricardo). Y en el más reciente, la sorpresa de ver a Rorrito, el payaso decano de de la televisión local, robándole la escena a Tututi.

Ciertas ideas son recurrentes: los personajes de cuando en cuando se confiesan ante un entrevistador invisible y mudo (a menos que los cuatro sean esquizofrénicos y les dé por hablar al aire y con la mirada desviada...), contrapunteando la acción vista o por ver. También se ha hecho costumbre ver por las orillas de la pantalla, durante alguna escena, ecos de algún chiste presentado en una escena e incluso en un capítulo anterior, si bien cada capítulo parece estar diseñado para funcionar por sí mismo. Definitivamente el formato de la comedia situacional es el que rige a la Vida Sin Guión, con, oh ironía, guiones firmados por Reynaldo Cantú y Ricardo Gómez, que no tienen reparos en decirse guionistas y no autores, por cierto, así como, por ejemplo, Anabel y Terezina (los personajes) se sacuden la etiqueta de "actriz de reparto" como si fuera garrapata con Rickettsia.

Al entrar cada semana a youtube y ver La Vida Sin Guión, tengo el gusto de encontrarme con un trabajo no perfecto ni completamente terminado, sino que se antoja en proceso, como admiten en sus comentarios Reynaldo y Ricardo. Eso quiere decir, supongo, que cada semana existe la posibilidad de encontrar algo mejor que en la anterior. Me entero que youtube tiene contadores de visitas para cada video ahí mostrado y que el de la cantante amateur inglesa lleva casi 40 millones de "videntes" en tan sólo una semana. En comparación, cada capítulo de La Vida Sin Guión tiene apenas algunos cientos de visitantes, tirando al millar a la fecha. Supongo que la mayoría son "videntes" cachanillas y hasta el momento La Vida Sin Guión no parece ser dirigida a alguien fuera del rancho (¿quién más apreciaría la ironía de ver a Rorrito explicar su "actualización" para seguir en el gusto de los niños?). Pero igualmente me entero que esa solterona inglesa, antes de ser conocida por esos 40 millones de cibernautas, sólo cantaba para sus compas en las fiestas de su rancho en Gales. Uno nunca sabe; es posible que a los neozelandeses próximamente les cautive por legiones la pata de palo del Richi o a los malayos el trasero mojado de Anabel. Por lo pronto, aquí me tienen, cachanilla y joven viejo entrando, tarde pero seguro, al youtube.
Aquí abajo el infame encuentro con "¡Skeletor!":


Y acá la mutación del chiste del chuchillo:

(La Vida Sin Guión puede verse en YouTube y en el sitio de Planeta Producciones, acá.)

martes, 21 de abril de 2009

Golosina Visual 2009 / ¡Arrancan!

3 DIAS
5 PAISES
49 CORTOMETRAJES
1 EXHIBICION / PROYECCION FOTOGRAFICA

5a. MUESTRA INTERNACIONAL DE CORTOMETRAJE
GOLOSINA VISUAL 2009

22, 23 Y 24 DE ABRIL
TEATRO DE LA CASA DE LA CULTURA
ZONA CENTRO, MEXICALI, BAJA CALIFORNIA, MEXICO
(Acá el programa completo)

domingo, 12 de abril de 2009

Agente Internacional **

(The International, EUA/Alemania/RU 2009) Clasificación 'B15'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

En una escena clave (como se dice comúnmente) de Agente Internacional, un personaje igualmente clave le dice a Clive Owen, que aquí hace de agente de la Interpol, palabras más, palabras menos: "sólo la ficción debe tener sentido, la realidad no". Probablemente el mantra del director Tom Twyker y Eric Singer, su guionista, mientras trabajaban esta película que, sin duda, trataron de hacer lo más cercana posible a la realidad.

Veamos. Clive Owen es el "agente internacional" de marras, aunque el título original en Inglés parece referirse más a un banco que es investigado por la Interpol, no tanto al mentado agente, que de hecho sí anda de un lado para otro, hasta éso. Pues bien, al empezar la película, Owen se encuentra en una calle de Berlín, donde apenas acaba de saludar a otro agente compañero suyo, cuando éste cae muerto después de devolver las salchichas que se acaba de desayunar. Inmediatamente Owen llama por teléfono a Naomi Watts, que trabaja para un fiscal de distrito en Nueva York. Ella se deja venir a Berlín, donde se entera que un antiguo testigo de Owen para el mismo caso se murió después de contactarlo.

De Berlín, ambos se van a Milán, donde Owen saluda a un político italiano que, inmediatamente después, cae muerto de un balazo. Al seguir al asesino, Watts, caminando junto a Owen, es atropellada por un carro, aunque sólo sufre algunos moretones. De ahí los dos vuelan a Nueva York, donde Watts le presenta a dos colegas policías. Owen no termina de presentarse cuando uno de ellos es abatido a balazos por unos matones que, de la nada, aparecen en el Guggenheim armados de metralletas. Resulta que Owen ha seguido hasta el museo al asesino del político italiano, pero no bien acaba de cruzar un par de palabras con él, el asesino a sueldo es abatido por los matones en una escena sensacional que despedaza medio museo y, milagro, no usa en ningún momento la cámara tembeleque ni la edición de pica-lica que se ha puesto de moda en los últimos años.

A estas alturas, más de una hora de película, la verdad el asunto del banco corrupto que investigan Owen y Watts ya no me interesaba. Más bien esperaba el momento en que el personaje de Owen, Louis Salinger, le confesara a Naomi Watts que su verdadero nombre es Pedro Chávez y que mejor se alejara, por esa maldición que tiene de que a todo el que se hace su amigo le va como en feria.

Mi teoría es ésta: llegó un momento en que el estudio fue a ver qué estaba haciendo Tom Twyker, se dieron cuenta que ya había viajado por media Europa y hasta Nueva York, matado a más de la mitad del reparto internacional y la película seguía sin terminar de presentar el tema. Así que le dijeron "mete una buena escena de balazos, mata al resto del reparto y ponle unos recortes de periódico al final explicando todo lo que no pudiste contar en dos horas."

¿Y Naomi Watts? seguramente preguntaron Clive Owen y Tom Twyker. La respuesta del estudio, sin duda: "¿Qué te ha dado esa mujer...?"

... y te ahorras las píldoras de colores.


Normalmente no sigo las ligas a notas externas de la imdb, pero hoy, en un rato de ocio seguí ésta, la "Matrix" revisitada. Cuánta verdad.
Acá, la ingeniosa tira cómica completa.

miércoles, 8 de abril de 2009

Godspell ***

(Godspell: A Musical Based on the Gospel According to St. Matthew, EUA 1973)
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Tratando de salir un poquito de las opciones que regularmente se programan en estas fechas de Semana Santa, encontré el DVD R4 de Godspell, el otro musical sobre Jesús estrenado también en 1973.Qué puedo decir de Godspell; simplemente es uno de mis musicales favoritos. Es justo que empiece así mi reseña para que usted, amable lector sepa de dónde vengo al comentar esta película.

Conozco la obra desde hace un cuarto de siglo, cuando disfruté y formé parte del musical montado por el grupo estudiantil de mi universidad. Me sé las canciones y los parlamentos de memoria y habiendo estado en una primaria marista, el Evangelio según San Mateo, en el que está basada, no me es ajeno.

Godspell presenta el ministerio de Jesús en una sola jornada, desde su bautismo hasta su muerte, a través de una serie de viñetas interpretadas por diez jóvenes neoyorquinos, hombres y mujeres, prefectamente intercambiables unos con otros, como de hecho ocurre durante la obra y la película. Excepto por Jesús, el único otro personaje definido a lo largo de la obra es Juan el Bautista, que se encarga de presentar a Jesús al mundo ("Preparad el camino del Señor") y que en algún momento del día se transformará en Judas, básicamente haciendo lo contrario: sacar a Jesús del mundo.

Realizada en 1973, la cinta no esconde su época, tanto en el estilo fotográfico y de montaje, como en los propios personajes: todos los jóvenes son básicamente hippies setenteros, ellos con afros escandalosos o bigotes y barbas descuidados, ellas con cabello largo suelto. Si bien al inicio de la película todos caminan por las calles atestadas de Nueva York vestidos de acuerdo a la época, al ser "llamados" por Juan el Bautista, el resto de los neoyorquinos desaparece de la vista y los ocho elegidos, una suerte de apóstoles para Jesús cambian instantáneamente sus ropas por disfraces de payasos heredados de alguna comuna hippie.

La secuencia inicial de panorámicas citadinas me recuerda a las primeras escenas de Tarde de Perros (Lumet, 1975), mostrando distintas escenas de la vida diaria, sin enfocarse en algún personaje en particular, hasta que la toma se centra en el "elegido" en cuestión. Juan es el único personaje que desde el inicio mantiene su apariencia estrafalaria y en una edición que no tengo idea cómo habrá sido vista en su momento y que ahora se antoja ridícula, aparece y desaparece frente a cada futuro apóstol, llamándolo a la fuente donde será bautizado.

Aquí es donde aparece Jesús (Victor Garber, a quien usted probablemente recuerde como el diseñador del Titanic -Cameron, 1997 y más recientemente como el alcalde Moscone en Milk -Van Sant, 2008), con formidable afro, semidesnudo y que al ser bautizado reaparece vestido con una camiseta azul y una "S" de Superman estilizada, pantalones y zapatos de payaso. Su cara está maquillada y parte de la iniciación de sus apóstoles consiste en pintar sus caras, de uno por uno, hasta que todos tienen algún dibujo, tal como una flor, una estrella, un rayo, etc.

A partir de ese momento el grupo se dedicará a recrear principalmente sermones como el de la montaña, parábolas como la del sembrador, la del hijo pródigo o la del buen samaritano, moviéndose de la mitad en adelante a pasajes de la vida de Jesús que lo fueron llevando al enfrentamiento con las autoridades judías y a la noche de su aprisionamiento y posterior muerte.

En mi opinión, lo valioso del musical es que tanto el libreto como las canciones son, con mínimas excepciones, extractos del Evangelio de Mateo, musicalizados (en su primer trabajo) por Stephen Schwartz, que posteriormente haría, entre otros, Pocahontas, El Jorobado de Notre Dame y El Príncipe de Egipto. La obra fue escrita por John-Michael Tebelak a partir de textos completos del Nuevo Testamento, reordenando algunas situaciones y creando el juego de que todos los actores en un momento dado pueden ser apóstoles, peronajes de alguna parábola, gente del pueblo, fariseos, doctores de la ley, demonios e incluso todos llegan a ser Jesús, o al menos ecos de Jesús.

Las canciones van del rock al ragtime, un poco de blues y una que otra balada. Las coreografías no son nada espectacular, más bien como juegos de gente que intenta montar una coreografía. Lo impresionante en la versión fílmica es la elección de usar a todo Nueva York como escenario, mostrando calles, avenidas, edificios y parques completamente vacíos (se debe haber filmado en fines de semana muy temprano por las mañanas).

Dirigida por David Greene, prácticamente su única película para la pantalla grande pero con una larga carrera televisiva y editada por Alan Heim, que en musicales también editaría Hair (Forman, 1979) y All That Jazz (Fosse, 1979), Godspell es un musical fílmico prácticamente perdido en el tiempo, eclipsado, seguramente, por Jesucristo Superestrella, estrenada el mismo año y con el mismo tema. Sin embargo, sus canciones son mucho más amables y, finalmente, más pegajosas. Es la Buena Nueva, después de todo.

martes, 7 de abril de 2009

Los Cronocrímenes / Otra reflexión: Cuando quieras (Anytime...).

Maldición, estimado lector: Los Cronocrímenes, de Nacho Vigalondo. Otra película de la que no puedo decir nada si usted no la ha visto.

En cambio, déjeme contarle. Cuando tenía unos ocho años, estaba fascinado por la idea de los husos horarios. Descubrí que en Guadalajara (la ciudad grande más cercana a donde yo vivía) era siempre una hora más tarde que en Culiacán, la ciudad de mis abuelos. Además, uno de mis hermanos mayores, cuyo pasatiempo preferido era hacer girar mis engranes, tuvo a bien informarme que el avión de Guadalajara a Culiacán hacía exactamente una hora. Entonces, si uno volaba de Guadalajara a Culiacán, saliendo, digamos, a la 1 de la tarde, llegaría a Culiacán ¡a la 1 de la tarde! ¿A dónde se había ido la hora perdida?Por supuesto, podría haberme alegado usted de haber coincidido con esa versión mía de ocho años, la hora perdida se recuperaría al volver, porque si el vuelo de Culiacán sale a la 1 pm, llegaría a Guadalajara a las 3 pm, regresando la hora perdida a su sitio y el universo estaría en balance otra vez.

Pero... ¿y si nunca regresara de Culiacán a Guadalajara?

(Vea Los Cronocrímenes, estimado lector. Todavía en carteleras mexicanas, afortunadamente. Lamentablemente, retitulada "Rewind".)
Imagen tomada de fotos.org.

Presagio (Knowing) de Alex Proyas / Una reflexión.

Sin querer sonar fatalista, lo cierto es que los seres humanos vivimos como si realmente pudiéramos controlar nuestro entorno, definiendo horarios y calendarios, haciendo citas, posponiendo actividades, como si únicamente de nuestras decisiones dependiera el que en el siguiente minuto estemos vivos.

¿Cuánto hace que dijimos que le íbamos a hablar a esa persona a quien le debemos una llamada? ¿Cuántas veces hemos pospuesto la comida de hoy por asuntos más importantes? ¿O esa invitación de un amigo para una mejor ocasión? ¿Hace cuánto abracé a mi hijo o le dije a mi esposa que la quiero, sin necesitar que llegara “el momento propicio”? ¿Y si hoy se acabara el mundo?

Claro que nadie sabe cuándo se va a acabar el mundo. Tenemos proyecciones científicas que estiman el fin del planeta Tierra hasta dentro de millones de años (¿por la mañana o por la tarde?) pero el fin de la humanidad, seguramente, nadie lo puede predecir. Sabemos que a lo largo de la historia de este planeta han aparecido y desaparecido formas de vida enteras, en lapsos de millones de años. Los humanos somos diferentes a esas formas de vida (suponemos) porque podemos reflexionar sobre nuestra existencia y tomar decisiones al respecto. Pero ¿eso nos da poder sobre dicha existencia?

Dejando de lado desastres provocados por el hombre, ¿qué poder tenemos sobre nuestra vida si hoy ocurre un terremoto en donde vivimos o se desborda el mar en un huracán o un tsunami?

Tiene sentido para los humanos querer extender ese supuesto control sobre nuestro entorno, a la determinación de cuándo y cómo va a ocurrir el fin del mundo. “Es como con el Y2K –el año dos mil-“ se queja un personaje en la película Presagio (Knowing) de Alex Proyas: “mañana todos se van a despertar sintiéndose muy idiotas.”

Si usted va viajando en un avión que termina estrellándose a unos kilómetros del aeropuerto y muere hoy, ¿qué pasa con su agenda y todas las citas pendientes? Ahora, si usted ve caer ese avión frente a sus ojos y ve morir a sus ocupantes, sin previo aviso para nadie, ¿no correría a abrazar a sus hijos inmediatamente, independientemente de su agenda? Pudo haber sido usted, pero no lo fue. Para los muertos, ése fue el fin del mundo. Nadie lo pudo prever.

Proyas vuelve a preguntar en Presagio, como lo hizo en la excelente Dark City y hasta cierto punto en la fallida Yo, Robot, ¿qué es lo que nos hace humanos? ¿Saber, o hacer algo por el hecho de saber? Nadie sabe, nadie supo.

viernes, 3 de abril de 2009

7.35 de la mañana ****

(Nacho Vigalondo, España 2003)
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Acabo de ver Los Cronocrímenes, el primer largometraje del español Nacho Vigalondo, que afortunada y sorprendentemente entra en su segunda semana en las carteleras de acá del rancho. Afortunadamente, porque es una excelente película. Y sorprendentemente, porque los exhibidores le siguieron apostando en la misma semana en que abre Monstruos vs. Aliens.

Antes de publicar mi reseña de Los Cronocrímenes (más adelante este fin de semana) quiero compartir con los lectores lo único que conocía de Vigalondo antes de ver su debut en largo; el corto 7:35 de la mañana, que tuve la fortuna de ver en 2008 en el Chicali Film Fest. A continuación la breve reseña que publiqué cuando ví este formidable corto:

Cuando fui a España siempre me parecieron extraños los bares donde la gente desayuna un pan tostado y un café antes de empezar -o continuar- su día de trabajo. Creí que era el único que pensaba así. Vigalondo nos lo dice con música.