domingo, 18 de octubre de 2009

24 cuadros de terror **

(México, 2008) Clasificación 'B-15'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

"Ahorita vas a conocer a mi otro yo..." dice amenazante el asesino a la heroína de 24 Cuadros de Terror, antes de bajarse el cierre del pantalón y en efecto mostrarle su otro yo. Líneas como ésta, menos incómodas, mejor intencionadas y más efectivas en películas de Alfonso Zayas y El Caballo Rojas, hacen de 24 Cuadros de Terror una cinta de terror bastante dispareja.

Dirigida por el prolífico Christian González (veo en la IMDB que esta es su película 73, entre títulos como El Clon de Hitler y Sí Desearás la Mujer de Tu Narco, que no he visto pero cómo quisiera, la verdad), nos presenta una serie de sanguinarios asesinatos de mujeres, cometidos por un clon de Sandro de América enfundado en ropa setentera de segunda (Gerardo Murguía), quien ha tenido la decencia de filmar todos sus crímenes en Super 8, incluyendo su suicidio. Lo que me hace preguntarme: ¿quién detenía la cámara? Para que sus crímenes pasaran a la posteridad, Sandro el Asesino vecino de Jaimito el Cartero (juro que el set es igualito a La Vecindad del Chavo) tiene la decencia de reencarnar u ocupar el cuerpo de otro chavo (Rafael Amaya), que aparentemente se encarga de conseguir la ropa en Tepito y hacer las transferencias de Super 8 a digital, para que los pueda editar una chamacona (Raquel Bustos) que en otra vida se echa sus Victorias con el potrillo Alejandro Fernández y un cardiólogo borracho.

Aunque la meta del asesino reencarnado es hacer la mejor película de terror jamás filmada, la verdad es que, según la editora, el tipo no sabe mucho de cine y sus crímenes no tienen mucho sentido ni continuidad, por lo que, al modo de una Sherezada de la era digital, la chamaca se mantiene viva durante lo que en efecto parecen mil y una noches, sin que Sandro se la eche al plato (bueno, excepto por la escena descrita arriba), con el viejo cuento de que ella sí puede darle coherencia a la historia. Mientras tanto, Sherezada gorrea galletas Ritz con queso y jamón, unas botellas de Padre Kino y se prueba todos los saldos de ropa y zapatos de La Lagunilla de hace 40 años.

24 cuadros de terror entretiene bastante por lo que ya he apuntado pero también, siendo justo, por varios momentos que me resultaron genuinamente inquietantes; empezando por los asesinatos en Super 8 y algunas de las escenas de pesadillas de la heroína. Lamentablemente el humor ¿involuntario? y algunas actuaciones acartonadas (en particular el asesino reencarnado de Rafael Amaya y Ana Ciocchetti como el incomprensible personaje de ¿Las Mellizas?) rompen el trance de terror en que González nos quiere sumir (_______ espacio para que anote su propio albur).

domingo, 11 de octubre de 2009

Toy Story ****

(EUA, 1995) Clasificación México: 'AA'. EUA: 'G'.
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Hay dos momentos en Toy Story que para mí son mágicos. El primero, a unos minutos del inicio, después de que vemos a los juguetes actuar un frustrado robo al banco, movidos por Andy, un niño que además hace las voces para todos sus muñecos. La secuencia de créditos, en que Andy juega con un muñeco vaquero, nos deja claro que este juguete es el favorito del niño. Andy corre y baila con él, le hace caballito, se desliza por el pasamanos de la escalera, salta sobre una silla giratoria y entoces... justo en ese momento la imagen que vemos cambia a una vista subjetiva de los pies del niño y las botas del juguete girando sobre esa silla. Excepto que el punto de vista no es el del niño, sino el del juguete. En ese momento la película cambia de dimensión y efectivamente nos mete en un Cuento de Juguetes. Mi corazón ríe ante la emoción de lo nuevo en la pantalla.

El segundo momento llega cuando Buzz Lightyear, el astronauta que no sabe que en realidad es un juguete, se da cuenta de su condición al verse en un anuncio de la televisión. Buzz literalmente se cae de la nube en que andaba y queda devastado, además de desarmado. Mi corazón se contrae.

En medio de estos dos momentos de magia cinematográfica pura y después (sobre todo después, con ese frenético y extendido final), el director John Lasseter nos cuenta una perfecta historia sobre la amistad y la lealtad. Nada original ni sofisticada pero sí repleta de risas y con un manejo visual completamente nuevo en el año en que se estrenó y que en 2009, catorce años depués en su regreso a las pantallas grandes sigue impresionando como el primer día.

Lo invito a leer dos reseñas de Toy Story, una de Ernesto Diezmartínez y la otra de Roger Ebert (en Inglés). Completamente de acuerdo con ambos.

Ahora, sobre el reestreno de Toy Story en cines, reimpresa (no reeditada ni con escenas adicionales) para ser vista con efectos tridimensionales. Fuera de la genial y excepcional idea de Disney (Pixar) de regresar uno, o más bien, dos de sus clásicos a la pantalla grande, debo decir que todo el asunto nuevamente sale sobrando y en el caso de espectadores pequeños, resulta hasta molesto. No sólo para Toy Story, sino para todo lo que se ha estrenado en 3D este año, el producto tiene tres fallas grandísimas.

1. Los lentes son muy grandes para niños menores de seis años y se deslizan fácilmente de la cara (esas naricitas nomás no los pueden sostener). Frustrante.
2. La imagen se oscurece. Punto.
3. Los movimientos de cámara (paneos), especialmente los rápidos, se vuelven borrosos. Qué caso tiene.

En su reestreno en México también se exhibe únicamente en versión tridimensional, lamentablemente. Mi recomendación si decide pagar el, en mi opinión, excesivo sobreprecio (prácticamente el doble de funciones regulares) es buscar la pantalla más grande de la ciudad y sentarse en la primera fila. Eso hice yo, las molestias fueron mínimas y el disfrute mayor.

Finalmente, otro momento que cosquillea en el corazón: la música de Randy Newman. Lo dejo, estimado lector, con esto que me encontré en YouTube:

domingo, 4 de octubre de 2009

Tres Rollos Tres

Llegó el otoño, se acabó el calor acá en el rancho y hubo ya algo bueno qué ver en los cines locales.
Acá abajito se puede leer el resultado de mis tres visitas recientes:
Identidad Sustituta, La Esposa del Viajero en el Tiempo y Lluvia de Hamburguesas.
Gracias y salud.

"¡Muera el PR... PT Traidor!": Identidad Sustituta **1/2

(Surrogates, EUA 2009) Clasificación 'B'
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

"¿Qué te hiciste que estás tan suavecita?"
Darling

Bueno, supongo que sólo era cuestión de tiempo para que Bruce Willis se viera joven otra vez en el cine. Aquí es un rubio y ágil policía que con pelo y sin arrugas corre grácilmente tras un desconocido criminal, que dispara rayos con algo que parece una secadora de pelo. Sus blancos, unos robots con apariencia humana que de alguna manera están conectados (inalámbricamente y a distancia) a las personas que los controlan; cuando el robot hace corto circuito, al humano que lo maneja se le fríe el cerebro.

Escrita por John D. Brancato y Michael Ferris, de fama reciente por Terminator La Salvación y dirigida por Jonathan Mostow, quien también dirigiera Terminator 3, no debe extrañar tener escena tras escena con robots atacando a humanos y viceversa. En esta ocasión, el encuadre es una historia policiaca de engaños que me entretuvo pero francamente me dejó de interesar cuando empezó a dar vueltas sobre sí misma, permitiéndome deducir temprano en la historia por dónde y por quién se movían los hilos de los muñecos. Más o menos como la política mexicana, donde las mentadas identidades sustitutas dejaron de ser novedosas desde el siglo pasado. ¿O a poco alguien piensa que "Juanito" y López Obrador son originales?

En breve, Identidad Sustituta plantea que cuando los humanos seamos lo suficientemente güevones para peinarnos y salir de nuestras casas, lo haremos usando muñecos que nos harán ver a todos como yuppies bostonianos (acento perfecto de Willis, por cierto), hasta que los monos se descompongan, pasada la garantía, por supuesto, y nos demos cuenta que en realidad no somos tan bonitos, sino que en realidad nos vemos como Bruce Willis y Rosamund Pike en pijama. Bendito futuro.
Bruce Willis y Rosamund Pike.