sábado, 30 de abril de 2011

Río **

(EUA, 2011) Clasificación México 'AA', EUA 'G'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Esta reseña es sobre la versión doblada al Español para México.

Fui a ver Río, doblada al Español. Ví una película y oí otra. La que ví, buena. La que oí, mala. Supongo que el promedio es una película regular.

Carlos Saldanha, el creador de la trilogía La Era del Hielo (de las cuales la primera es un hilarante y conmovedor cuento, la segunda es un bodrio y la tercera es una desternillante fumada; la mejor de las tres, sin duda), finalmente hace su carta de amor a su natal Brasil, en esta sencilla historia que combina al pez (o debería decir, guacamaya) fuera del agua con la clásica historia del regreso a las raíces, mostrando un mundo nuevo, a través de los ojos de dos estadounidenses: la transplantada guacamaya azul protagonista y su dueña, una güerita de Minnesota que viaja por primera vez fuera de su país y a Río de Janeiro, nada menos, para terminar ambos enamorados de la vida carioca, selva, playas, samba y favelas incluidas.

Mire usted, de lo visual no tengo queja. La selva amazónica, las distintas aves que aparecen, el propio Río de Janeiro, son presentados por Saldanha con una estilización y una explosión de color que por momentos quita el aliento. Esas (literales) vistas a ojo de pájaro de Río de Janeiro, esa secuencia musical inicial en la selva y en general esos detalles en la animación de los movimientos de los pájaros de caricatura bien valen el boleto.

Por otro lado, supongo que los altos ejecutivos de 20th Century Fox le creyeron sin averiguar más al genio de la mercadotecnia mexicana que decidió traducir todos los diálogos, no al Español, sino al Mexicano para el doblaje en nuestro país. O, mejor dicho, al Mexicano del centro del país. Chilango, si usted quiere.

Así, ahora resulta que la gente (y las mascotas) de Minnesota hablan igual que los brasileños, sean científicos, policías, malvivientes o chamacos de barrio bajo. O bien, sean pájaros cariocas. Y no crea que digo que hablan Español, lo cual no tendría nada de raro en una película doblada a nuestro idioma. No, lo que quiero decir es que, en esta película, todos, TODOS los personajes usan expresiones como "no manches" cuando quieren decir, supongo, "no bromees". O "a todas márgaras" cuando quieren decir que algo "está muy bien". O bien, "te voy a partir tu mandarina" cuando quieren decir "te voy a golpear". Sí, estimado lector. Ahora resulta que la tropicalización del doblaje a una película a todas luces hecha para toda la familia significa incluir cuanto eufemismo han inventado/adoptado de algunas décadas para acá los habitantes adolescentes de la Ciudad de México, cuando no les es permitido soltar expresiones de las llamadas altisonantes (aunque se digan en voz baja, por cierto).

Ahora, quien me lee regularmente sabe que de moralista no tengo mucho y soy aficionado a (y admirador de) las expresiones albureras. Hombre, disfruto de las malas palabras y sus eufemismos como el que más. Bienvenida la riqueza del lenguaje vernáculo. ¿Verdad, Verna? Pero de eso a que se transforme -deforme- una película familiar en un mal espectáculo auditivo apto apenas para adolescentes iletrados, hay mucho trecho. El verdadero problema con estas expresiones es que una historia que es sencilla para niños de alrededor de seis años termina siendo incomprensible para ellos más de la mitad del tiempo a causa de estas expresiones. ¿Cuántos niños conoce usted que digan, con conocimiento de causa: "No mames, te voy a partir la madre"? Yo, a ninguno. Entonces, ¿para qué el eufemismo? Chale.

Todavía más y aquí la seguna gran falla de esta versión pésimamente tropicalizada: los actores de doblaje (bueno, les tengo que llamar de alguna manera) parecieran tan sólo limitarse a leer los textos escritos por ese párvulo del albur que tradujo la película, usando voces agradables, bien moduladas y en general carentes de acento alguno. Entonces, desde Minnesota hasta Río, desde una gringuita descendiente de noruegos hasta el desnutrido chamaco de las favelas brasileñas, TODOS suenan como presentadores de radio FM repitiendo las expresiones que alguien les platicó que el ñero de la esquina mal copia de los verdaderos creadores de la riqueza de nuestro Español-Mexicano. Es decir, de la gente de verdad. El populacho. La banda, si usted quiere, ya que estamos en plan chilango. Estos locutores terminan haciendo su chamba sin crear ningún personaje. Mucha diferencia, por ejemplo, al trabajo del cuadro de actores que no sólo prestó sus voces a los animales de las Eras de Hielo, sino que los dotaron de personalidades distintivas.

Así, decía, Río, esa amorosa obra de Saldanha para su querido Brasil, se ve transformado en un Tepito de la tele mexicana (después de ver la película me enteré que uno de los gritos de un personaje corresponde a un graznido popularizado por un personaje "cómico" de Televisa), excepto que la gente baila samba. Por cierto y como nota aparte ¿por qué será que cuando una película transcurre en una lugar exótico del tercer mundo, invariablemente los protagonistas tienen el tino de visitarlo en medio de a) el carnaval, b) el día de muertos, c) el día de la independencia, d) el cumpleaños del ficticio presidente totalitario en turno o e) todo lo anterior, si se puede?

En fin. Río parece ser una tierna historia con varios momentos buenos y al menos dos muy buenas secuencias musicales. Cuando reseñé La Era de Hielo 3 expresé mi deseo de que pronto viéramos una cuarta entrega que explotara el camino andado por esa excelente comedia de aventuras. Pero si el camino se pavimenta con este tipo de tropicalizaciones... la verdad, mejor ni recorrerlo. No manchen.

martes, 12 de abril de 2011

DOCSTOWN, Baja California.

Si usted anda por Baja California esta semana, no lo piense dos veces: hoy 12 de abril inicia la segunda edición de DOCSTOWN, la Muestra Internacional de Cine Documental con sedes en Mexicali, Tijuana y Ensenada, organizada por Adolfo Soto, de la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC.El arranque es en Mexicali y a partir de mañana miércoles, continúa en Mexicali, Tijuana y Ensenada. El programa completo, en el sitio oficial de DOCSTOWN.
Por lo pronto, aquí daremos cuenta diariamente de la programación y reseñaré lo que pueda ver. ¡50 documentales en 4 días! Definitivamente la muestra de cine más importante del año en Baja California.
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Martes 12 de abril
7:00 PM – Jardín del Centro de Investigaciones Culturales‐Museo UABC
Havanyork/ Dirección: Luciano Larobina /México/ 90 minutos/ 2010
Lagunillar, no es verbo, son varios sujetos/ Dirección: Barbara D. Moreno /México/ 12:46 minutos/
2010
La plata blanca. Cuando la coca es algo más que una droga/ Dirección: José Luis Sánchez Hachero,
Mónica Moya / Colombia/ 52 minutos / 2009

8:00 PM – Cine Club Las Palmitas ‐Mexicali Rose Centro de Arte/Medios
Tin Tan/ Dirección: Francesco Taboada /México/ 90 minutos/ 2010
Lucio/Dirección: Aitor Arregi, José Mari Goenaga /España / 93 minutos/ 2007
Este documental se presenta gracias al apoyo del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México DOCSDF.

domingo, 10 de abril de 2011

“El mejor trabajo del mundo.”

Escribí el siguiente texto en enero de 2005, cuando se anunció el Oscar honorario por el trabajo de toda una vida para Sidney Lumet.
Lumet falleció este fin de semana, a los 86 años.
Descanse en paz, Maestro.

Sidney Lumet, veterano director en activo del cine norteamericano, recibirá en la próxima entrega de los Oscares el Premio Honorario de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, por toda una vida de trabajo en el cine, que inició en 1957 y continúa todavía, con más de 40 películas en su haber. Y cuando uno ve películas de Lumet, como ocurre con otros grandes directores, muy bien puede uno intentar contestar una pregunta: ¿por qué hacen los directores sus películas?

Desde sus inicios, Sidney Lumet ha demostrado que siempre hay una razón para hacer cine. La mayoría de las veces, para nuestra fortuna, Lumet ha tenido algo importante qué decir, como en su debut, 12 Hombres en pugna, en que Henry Fonda encabeza un jurado que debe decidir en el lapso de hora y media (la película está narrada casi en tiempo real) si un muchacho acusado de homicidio es inocente o culpable. Un poderoso drama que nos demuestra el valor de escuchar a los demás. La cinta inicia cuando los doce miembros del jurado regresan a su sala de deliberación, después de oír los argumentos del fiscal y el abogado defensor. Todos parecen convencidos de que el muchacho es culpable y están más que dispuestos a sentenciarlo, con tal de desocuparse rápido del deber de jurado. Todos, excepto Henry Fonda que, antes de tomar una decisión, quiere expresar su opinión a los otros once pero, sobre todo, quiere escuchar las de los demás. Ante la molestia de todo el grupo por este contratiempo de un hombre que quiere hacer las cosas como se deben, poco a poco cada uno va diciendo lo que piensa, tanto del juicio como de los demás miembros del jurado, atrapados todos en esa pequeña sala, cuando afuera los espera un cálido día neoyorkino con su tarde de béisbol. A medida que se presentan los argumentos y se caldean los ánimos, vemos cómo un caso que parecía resuelto cambia al escuchar con respeto a todos los que tienen algo qué decir.

Así como en esta primera película con Henry Fonda, muchas veces Lumet se ha aliado con grandes estrellas, en su calidad de grandes actores, por supuesto, para llevar a la pantalla (y al público, por ende) historias que de otro modo se hubieran quedado en la mesa de esos otros grandes artistas generalmente ignorados en el cine, los escritores. Imagine usted carteles tan irresistibles con nombres como Marlon Brando, Katharine Hepburn, Paul Newman, Faye Dunaway, Sean Connery, Ingrid Bergman, William Holden, Ali McGraw, Dustin Hoffman, River Phoenix, Michael Jackson, Jane Fonda, Andy García, Al Pacino... Sé que algunos de estos nombres no significan mucho para los públicos jóvenes actuales. Algunos otros sí, aunque tal vez no por sus trabajos con Lumet. Por ejemplo, Al Pacino sigue siendo conocidísimo, pero pocos recuerdan que por las fechas en que fue el joven Michael Corleone en la saga de El Padrino I y II, de Coppola, bajo la batuta de Sidney Lumet también dio vida a Serpico, el detective renegado que desafió las corruptelas de las corporaciones policiacas en Nueva York y se echó encima a medio mundo. Una impactante historia real que merece ser vista y/o revisitada, por el tratamiento inteligente que hace Lumet de su personaje e historia, fácilmente encasillables en otras manos. Otro gran ejemplo de esta inteligencia y sensibilidad para temas delicados se da en Tarde de Perros, también con Al Pacino en otro evento verdadero, en que un padre de familia “normal” asalta un banco para pagar la operación transexual de su novio. Nunca encontrará usted salida fácil al tema escogido en una película de Lumet.

Con una filmografía tan extensa y aunque más inclinado a los dramas policiales, Sidney Lumet ha hecho casi de todo, hasta un musical, en la adaptación neoyorkina setentera de El Mago de Oz, con Diana Ross y el entonces niño prodigio Michael Jackson. Una versión entretenida e interesante aunque no muy afortunada. Que no digan que no ha intentado divertirnos. Pero si de comedia e intriga se trata, hay que ver su Asesinato en el Expreso de Oriente, de Ágatha Christie, con un reparto multiestelar y una suntuosa producción. Nunca se reirá tanto con Hércules Poirot como con el que interpreta aquí Albert Finney. O busque Network, con William Holden y Faye Dunaway, una negra comedia que, sin quererlo, predijo la porquería actual de la manipulación televisiva en los mal llamados “talk shows”.

Varias de sus películas están disponibles localmente a la renta y venta, tanto en VHS como en DVD. Desvíese un poco de los estrenos y busque a Sidney Lumet, director de artistas. Vale la pena ver de primera mano por qué lo van a premiar este año. Después de todo y en sus palabras, tiene el mejor trabajo del mundo.

Publicado originalmente el 30 de enero de 2005 en La Voz de la Frontera.

jueves, 7 de abril de 2011

Conocerás al hombre de tu vida ***

(You will meet a tall dark stranger, EUA/España 2010) Clasificación México 'B', EUA 'R'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Estudiando Filosofía, en la universidad, aprendí que en esta vida uno puede hacer lo que le dé la gana. LO QUE SEA. No hay bronca, siempre y cuando esté uno dispuesto a aceptar las consecuencias. Por otro lado, si lo que uno hace y decide no lo hace a uno feliz, ¿para qué hacerlo? Y por el contrario, si uno es feliz con sus decisiones y sus creencias y además no daña a los demás por ello, ¿no es eso la felicidad completa?

Woody Allen se hace estas preguntas en Conocerás al hombre de tu vida, su proyecto de 2010 (recordemos que Allen hace y estrena una película por año prácticamente desde 1969, así que saque usted la cuenta), en el que una señora sesentona, londinense, recién abandonada por su marido de toda la vida, no sólo se consuela con las "predicciones" de una lectora de la fortuna, sino que toma todas sus decisiones siguiendo los dudosos consejos de la charlatana. Mientras tanto, su treinteañera hija tiene que empezar a trabajar en una galería de arte porque su bolsón marido ha decidido sentarse a esperar a que una casa editorial quiera publicar su libro, lo que naturalmente trae pleito tras pleito al joven matrimonio. Por cierto, el aspirante a escritor no sólo se la pasa sentado; también aprovecha las horas en que su esposa está fuera de casa y espía a la apetecible vecina que hace como que no, pero sí. Lo que él no sabe es que su esposa le hace ojitos a su nuevo jefe y para que terminemos de decir "qué bonita familia", el recién divorciado padre, es decir, el hombre que abandonó a la señora que cree en las adivinas, se pone de novio con una chamacona veinteañera que dice que es "actriz".

Puede usted, estimado lector, ver cómo cada quién en esta historia decide perseguir lo que cree que le traerá la felicidad, sin pensar en las consecuencias que ello pueda tener, para sí y para los demás. Nosotros como espectadores, que nos enteramos de todo gracias al narrador omnisciente, clásico recurso de Allen, nos divertimos ante tanta insensatez pero... será la edad o será el sereno, también quizá reflexionamos acerca de nuestras propias decisiones, de nuestra propia felicidad.

Las historias presentadas por Allen en esta película dan varias vueltas, se enredan consigo mismas, luego unas con otras y el ritmo a ratos se siente cortado, a diferencia de trabajos anteriores y similares, donde las escenas, los personajes y las frases parecen fluir como ríos al mar. Aquí, esos riachuelos encuentran algunas represas que, aunque muy agradables, se sienten como eso: obstáculos.

Los personajes, naturalmente, terminan siendo distintas encarnaciones de Woody Allen y siempre es interesante ver a un nuevo grupo de actores representar estos papeles que ya hemos visto antes en otras películas de la obra alleniana. En esta ocasión prestan su piel a Woody Allen: Anthony Hopkins, Naomi Watts, Antonio Banderas, Josh Brolin y llevando todo el peso de las decisiones y de la felicidad/infelicidad, Gemma Jones, a quien recuerdo gratamente como la Sra. Dashwood, madre de las románticas heroínas de Sensatez y Sentimiento (Ang Lee, 1995) y que aquí es entrañable como una madura mujer deseosa de encontrar la felicidad.

Será mi gusto por Allen, será el trabajo de Gemma Jones, será la historia; no pude evitar sentirme identificado con la buena señora, con esa forma de abrazar sus creencias, por su bien, por el bien de su familia, por su amor, por la felicidad. ¿Será la edad? Será el sereno.

sábado, 2 de abril de 2011

El Cisne Negro *

(Black Swan, EUA 2010) Clasificación México 'B-15', EUA 'R'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Darren Aronofsky nos cuenta la historia de una ballerina con desórdenes mentales que la hacen percibir una versión distorsionada de la realidad, lo cual la lleva a tomar literalmente las instrucciones del director de su compañía de ballet, que la ha elegido para interpretar los papeles principales de El Lago de los Cisnes: dos gemelas que se convierten en un cisne blanco (la buena) y un cisne negro (la mala).

Mire, el director Darren Aronofsky abre su juego muy temprano, para mi gusto: El director de la compañía de ballet (Vincent Cassel) les cuenta a las bailarinas la trama de El Lago de los Cisnes durante las escenas de audición, por supuesto para beneficio nuestro como espectadores de la película. No tengo bronca con ello, al contrario. Ahí, Cassel nos narra que las hermanas gemelas de la historia han sido hechizadas y convertidas en cisnes. La hermana mala, el cisne negro, engaña y enamora al príncipe, originalmente enamorado de la gemela buena quien, descorazonada, se suicida.

Al elegir a Nina, nuestra protagonista (Natalie Portman), para interpretar ambos papeles, Cassel le advierte que su forma de bailar es perfecta para el cisne blanco pero todavía le falta mucho trabajo para convertirse en el cisne negro, la gemela mala, que debe ser desenfadada, seductora, tramposa. Mala, pues. Y pues anda vete que Nina toma las instrucciones para su vida, no sólo para el escenario y adivine lo que va a pasar en su lucha por convertirse en el cisne negro...

Contada siempre desde el punto de vista de Nina (la nerviosa cámara al hombro la sigue todo el tiempo, TODO EL TIEMPO, por lo que continuamente vemos la nuca de Nina por encima de lo que ve ella), básicamente todos los personajes están en su contra: su posesiva mamá, una bailarina retirada a edad temprana por la maternidad; el exigente y medio degenerado director; la anterior prima ballerina, retirada a fuerzas por la compañía y una nueva compañera que aparentemente es su competencia más fuerte para interpretar los mismos papeles.

Estos elementos claramente darían pie a una absorbente película de suspenso, incluso a un thriller criminal, si usted quiere, pero Aronofsky ha mostrado en sus películas anteriores y en ésta, que su interés no va por ahí. A él le gusta explorar las obsesiones destructivas de sus personajes (para mayor referencia, véase Pi o Réquiem por un Sueño, por ejemplo) y en el caso de El Cisne Negro, a mí las obsesiones de Nina y su comportamiento simplemente me parecieron molestos, predecibles y aburridos.

El que Aronofsky insista en ese punto de vista de la protagonista de forma tan gráfica me resultó cansado y sólo hubo un momento en que sentí empatía por uno de los personajes: una toma muy breve a la cara de la mamá de Nina (Bárbara Hershey) durante la función del estreno, en el que vemos, por unos segundos, a una mamá conmovida por el trabajo de su hija.

Finalmente, si todos los personajes están presentados desde el interior de Nina y es claro desde muy temprano en la película que lo que vemos es lo que ella percibe, ¿por qué habríamos de ponernos de su lado y en contra de los demás? Hombre, hasta lástima llegué a sentir por todos los demás personajes, sufriendo en sus trabajos y en sus vidas los traumas de una loca. Lo que nos queda como espectadores es, ya que pagamos el boleto y si no hay nada mejor que ver en el cine de al lado, aceptar ser testigos de ese viaje de Nina para llegar, desde el cisne blanco, al cisne negro. Seguramente ha habido y habrá mejores versiones de esta historia, empezando por los citados trabajos anteriores de Aronofsky.