miércoles, 31 de diciembre de 2014

LO MEJOR DE 2014

Viviendo en una típica ciudad mediana en México, la oferta cinematográfica se limita a la cartelera comercial y el ocasional ciclo francés. Nada de festivales ni funciones especiales para prensa. Mi opción en línea es Netflix (de ahí salieron los dos documentales que incluyo).
1. El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel) – Una preciosa caja para coleccionar, repleta de compartimientos con creaciones visuales y auditivas, que se van mostrando en la simétrica puesta en imágenes de Wes Anderson. La divertida y entrañable actuación de Ralph Fiennes es el corazón de este romántico y cómico cuento, igualmente antibélico y antifascista.

2. El Lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street) - Tan divertido resulta el espectáculo montado por Martin Scorsese, con las interpretaciones de DiCaprio, Jonah Hill y el extenso reparto, que durante sus tres horas no podemos sino dejarnos llevar por la historia que lo mismo recurre a la voz narrativa fuera de cuadro, o bien, rompe la cuarta pared y hace que el héroe voltee hacia nosotros y explique todos los excesos que atestiguamos.

3. Birdman - Dos buenas noticias: Alejandro González Iñárritu se ha deshecho de su cansada marca registrada de injustificados tiempos fragmentados. La otra es que aborda el drama con mucho humor. La vida del héroe (y los suyos), por más terrible que parezca, no es para sufrirla. Parece que, por fin, G. Iñárritu descansa de sus azotes… y nos deja descansar.

4. Workers – El director José Luis Valle se toma el tiempo necesario para contarnos dos cuentos tijuanenses, junto con otras breves historias que Valle incluye a pedacitos en las extendidas escenas mostrando, sin cortes y en un montaje casi hipnótico, un poco y un mucho de la vida en esa dispareja ciudad junto al mar y junto al cerco (sí: ése cerco), donde Rafael (extraordinaria represión emocional por parte del actor cachanilla Chuy Padilla), leal conserje en una maquiladora espera, con zapatos nuevos y tatuaje conmemorativo, su jubilación; Lidia (Susana Salazar, plácidamente pasiva), por su lado, sirve en la casa de una señora adinerada, llevando diariamente a la playa a Princesa, una flaca perra galgo, para que vea los atardeceres y no la fealdad de Tijuana. Después de treinta años, las rutinas de cada uno tomarán rumbos no deseados, poniendo a prueba la perseverancia y paciencia de ambos trabajadores y mostrando que, aunque no lo parezca, es más lo que nos une que lo que nos separa.

5. Al Filo del Mañana (Edge of Tomorrow) - El acierto mayor del director Doug Liman es la mezcla de tragedia con humor negro, librando la grotesca carga de mostrar una y otra vez la muerte del protagonista. Un excelente uso de la tecnología visual en los vastos escenarios de guerra y en pequeños espacios cerrados; con Tom Cruise y Emily Blunt al frente, otro acierto es no ignorar el romance sino incorporarlo al conflicto emocional del héroe.

6. Perdida (Gone Girl) – David Fincher, jalándonos el tapete varias veces, hace su historia tan entretenida que, incluso cuando aparentemente el juego ha sido destapado, queremos saber más de Nick y Amy, la pareja protagónica, perfectamente representados por Ben Affleck y Rosamund Pike. Entre lo pasado y lo presente, ¿qué tienen en la cabeza? ¿Qué se deben el uno al otro?

7. (Populaire) Mi Historia Entre Tus Dedos – Queremos que Rose gane los concursos de mecanografía casi tanto como deseamos que ella y Louis se dejen de cosas y se amen. El director Régis Roinsard sigue la comedia romántica al pie de la letra, con un interesante subtexto antibélico. La tensión sexual entre ella y él es resuelta poniendo a descansar la fórmula un ratito; después de todo, es cine francés y la escena ocurre, donde más, en París.

8. El Planeta de los Simios: Confrontación (Dawn of the Planet of the Apes) -El director Matt Reeves elimina la sátira de la serie original y plantea que nuestra mente, transplantada a otra especie, producirá los mismos resultados que vemos en nosotros. César (Andy Serkis) cree en la bondad inherente del simio y, en consecuencia, del humano. El simio Koba está convencido de que los humanos son, por naturaleza, malos: tan malos como él mismo. Cuestiones de fé, semilla de confrontación.

>>>Documentales<<<

9. La Plaza (The Square) - La directora Jehane Noujaim sigue a tres activistas egipcios, de 2011 a 2013, en su lucha contra el sistema político de su país. Los manifestantes se tienden las manos a pesar de diferencias ideológicas, peleándose, reconciliándose; derrocan presidentes pero no pueden cambiar la Constitución; todo queda en frases pegajosas. ¿Dices que quieres una revolución? Contesta un cínico jefe militar: “la revolución la hizo el ejército”. La Plaza ilustra al diccionario: “Revolución.- Rotación de 360 grados de una figura respecto a su eje…”

10. Maracaná - “La máxima sentencia de cárcel en Brasil son treinta años; yo llevo más de cuarenta pagando mi culpa…” se queja en los 1990s el viejo portero de la selección brasileña derrotada por la uruguaya en 1950. La tragedia del Maracaná lo fue para todo Brasil: gobierno y pueblo. También lo ha sido para Uruguay: seis décadas bajo esa lejana e irrepetible victoria. Los directores Sebastián Bednarik y Andrés Varela cuentan la tragedia que escribieron los perdedores y siguen viviendo los triunfadores.

viernes, 26 de diciembre de 2014

LO PEOR DE 2014

Antes que crítico de cine, soy espectador. Igual que todos, pago mi boleto y entro al cine esperando ser conmovido con películas excelentes. A veces este es sólo un sueño guajiro y termino aguantando algún bodrio infumable. La semana entrante, adelanto, publicaré mi lista de lo mejor de 2014. Mientras tanto, aquí están las cinco películas que más sufrí este año, en cuenta regresiva (es decir, de la menos mala a la peor).

5. La Dictadura Perfecta - La idea no es mala, al contrario: es buenísima. Satirizar la maquinaria de la sucesión presidencial, echando mano de la vox pópuli de que Televisa acomodó en el puesto al actual presidente, da para mucho. Lo malo es que el director Luis Estrada parece esperar que nos dé risa (¿o nos haga reflexionar?) el reconocer estas situaciones, sin presentarlas de una manera graciosa o incisiva realmente. Ninguna situación puesta en pantalla es desconocida (que si el video de un político recibiendo dinero, que si el góber precioso, que si no encuentran a Paulette, que si…etc.); los diálogos carecen de chispa y las escenas son innecesariamente largas. En resumen: refrito aguado de La Ley de Herodes.

4. Cantinflas - Una película mala con una actuación fantástica en el papel principal. Óscar Jaenada encarna a Cantinflas con tal perfección, que es imposible no rendirse ante la emoción de ver al Mimo de México nuevamente en la pantalla grande. Pero hasta ahí llega el gusto. Debo reconocer que el director Sebastián Del Amo me ganó en los primeros minutos, cuando el futuro Cantinflas se presenta por primera vez y dice su nombre con una gracia en la que adivinamos las semillas del popular personaje. La complicidad palpable del público en esos primeros minutos, en el cine en que la ví, no es recompensada con una historia que nos emocione más allá de estar viendo al Cantinflas de Jaenada hablar y moverse en la pantalla grande.

3. Hijo de Dios – Una blanda colección de los momentos “más famosos” en el ministerio de Jesús (la curación de un paralítico, el perdón a la mujer adúltera, la resucitación de Lázaro) sin un orden ni una liga que justifiquen el argumento inicial (un anciano Juan nos cuenta que es el último discípulo sobreviviente, mientras rememora su vida junto a Jesús). El último tercio es más coherente al enfocarse en el ñacañaquesco plan del Sumo Sacerdote para deshacerse del Mesías antes de que Poncio Pilatos le cierre el changarro, justo en medio de la Pascua. Pero los personajes son reducidos a sus “cinco minutos de fama” y Pedro niega a Jesús nomás porque lo tiene que negar; Judas se ahorca sólo porque lo tiene que hacer y Pilatos se lava las manos porque…las tiene sucias.

2. El Crimen del Cácaro Gumaro - Uno de los problemas de El Crimen del Cácaro Gumaro, del director Emilio Portes, está en esa combinación de parodias del pop y humor físico que ha sido explotada hasta el cansancio por series como las de Scary Movie, con un público muy definido. Lo malo es que, en su intento, Portes no encuentra a ese público. Y el otro problema está en la gracia que puedan tener los actores para hacer este tipo de comedia. Carlos Corona y Alejandro Calva, los protagonistas, no tienen el carisma suficiente para que nos encariñemos con ellos y nos riamos con todos sus dichos y tropezones. El Güiri Güiri sale bien librado pero estoy seguro de que me he reído mucho más con su trabajo en la tele. Quien sí es todo un caso para reevaluar como actriz de comedia es Ana de la Reguera, que no parece ser capaz de entregar sus líneas de una forma que lleve a la risa al respetable.

1. ¿Qué le dijiste a Dios? - Sin quitarle ni ponerle, anoto los temas presentados en este intento de musical: discriminación por clasismo y racismo; adulterios, robos, secuestros, enfrentamientos a mano armada, violencia y heridos por arma de fuego, incluyendo niños. A pesar de que más o menos cada cinco minutos se inserta una canción de Juanga, para un total de trece, solamente las tres cantadas por un energético Víctor García (“Vienes o Voy”, que no conocía; “No Tengo Dinero” y “El Noa Noa”) son propuestas felices. Todas las demás tienen a sus intérpretes en pantalla sufriendo la historia que les tocó representar y los pésimos bailables que tienen que ejecutar. La elección de fotografiar los números musicales desde una cámara fija al nivel del piso, que se desenfoca en los rostros de los bailarines, resulta en tablas gimnásticas planas.
Para acabarla, ninguno de los personajes está escrito (por la propia directora Teresa Suárez) para ganarse la simpatía del espectador. Excepto por el personaje de Víctor García, todos son odiosos, insensibles, abusivos y sin ningún sentido del bien y del mal. Pobre Juan Gabriel que, después del final, se avienta un palomazo metido a la fuerza, mientras le echa aire con su abanico a una parte del elenco, que baila sin ganas. ¿No tengo nada bueno que decir, entonces? ¿Nadanadanadanada? Que no, que no.

sábado, 6 de diciembre de 2014

La noche de un día difícil ****

Por su reestreno en México, celebrando 50 años.
(A hard day’s night, Reino Unido 1964) Clasificación ‘B’
Tomada de http://www.artofthetitle.com/
“La noche de un día difícil” es mucho más que una película con canciones de rock y Los Beatles como protagonistas. Es, por definición, la primera verdadera película sobre el rock. Encomendada a Richard Lester (quien, después de varios desaciertos en los 80’s, también dirigió la excelente Get Back en 1991, en lo que fuera el regreso triunfal de Paul McCartney a sus raíces liverpoolianas), la cinta nos muestra un supuesto día entero con esas nacientes estrellas del rock británico, desde el momento en que abordan un tren para escapar de una horda de adolescentes fanáticos, hasta su presentación en vivo en la televisión inglesa.

Sin ser un verdadero documental, aunque la fotografía y el montaje así lo sugieran la mayor parte del tiempo, la película divierte gracias al guión (nominado al Oscar) de Alun Owen, en una serie de sketches interpretados alegre y casualmente por los jóvenes Beatles. Insertos están 14 números musicales que inician con la canción del título, en la famosa y frenética escena de la persecución, para continuar con rolas como “Debí saberlo”, “No puedo comprar amor”, “Y la amo”, entre otras y, por supuesto, en la secuencia culminante, durante el concierto televisado, la fenomenal “Ella te ama”, ante un público que grita una y otra vez los nombres de sus ídolos, al borde del éxtasis.

Seguramente las escenas de histeria en la pantalla se extendieron, en 1964, al público en los cines: jovencitos gritones, por supuesto. Y, apenas rebasando los veinte años, John, Paul, George y Ringo jugaban a ser estrellas en los escenarios y ahora en la pantalla de plata, desbordando todo el gozo de su juventud, de la mano del director Richard Lester, quien con La Noche de un Día Difícil hizo lo propio por el cine musical: rompiendo reglas e imponiendo otras nuevas.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Birdman ***1/2

(Birdman (Or the unexpected virtue of ignorance), EUA 2014) Clasificación México ‘B’/EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Ah, qué gusto cuando un artista se libera de cargas personales y produce una obra fresca y efectiva. Y la muy agradable sorpresa es que esta visión es del director Alejandro González Iñárritu, que en “Birdman” rompe su famosa racha de azotadas películas en que los personajes no paran de sufrir.

Riggan Thomson (Michael Keaton, el mejor Batman del cine) es el veterano actor que hace veinte años, después de interpretar en tres películas al superhéroe “Birdman”, abandonó la exitosa serie y ahora, varios fracasos profesionales y personales después, cifra todas sus esperanzas como artista en la obra de teatro que está a unos días de estrenar en Broadway. Riggan pasa la mayor parte del tiempo enfrentando sus demonios, representados en las a veces fallidas, a veces efectivas, relaciones con su hija veinteañera (Emma Stone) rehabilitada de las drogas; su agente y socio, además de mejor amigo (Zack Galifianakis); su actor estrella, un genio del teatro que en la vida real no es más que un oportunista (Edward Norton); su pareja romántica actual (Andrea Risebourough) y su ex esposa (Amy Ryan). Pero su relación más fuerte, finalmente, es consigo mismo. O mejor dicho, con la voz que oye todo el tiempo dentro de su cabeza: la del personaje de “Birdman”, que lo critica a cada paso que da y le insiste dejarse de cosas y aceptar filmar “Birdman 4”.

La primera buena noticia es que González Iñárritu (ahora firmando como G. Iñárritu) se ha deshecho de su casi marca registrada de usar tiempos fragmentados para contar sus historias y que causó sensación en “Amores Perros” pero terminó cansando, por injustificada, en “Babel”, “21 gramos” y “Biutiful”. En “Birdman” el tiempo avanza siempre hacia adelante y nunca regresa. En todo caso, G. Iñárritu se vale de un nuevo recurso visual y auditivo, apoyado en la maestría del cinefotógrafo Emmanuel Lubezki (“prestado” de Cuarón) y sus editores de cabecera, Crise y Mirrione, además de una banda sonora a base de sonidos ambientales y una mezcla de percusiones: la ilusión de una toma continua, de principio a fin. Así, durante dos horas de película se condensan los tres días previos al estreno y seguimos sin parar a Riggan en su odisea por consolidarse como artista serio.

La otra buena noticia es que G. Iñárritu aborda el drama de Riggan con mucho humor. “Birdman” no es una comedia propiamente dicha, pero ciertas situaciones y los resultantes diálogos están intencionalmente diseñados para hacernos reír. Algunas veces, porque es mejor que llorar, pero la mayor parte del tiempo simplemente porque la vida de Riggan y los suyos, por más terrible que parezca, no es para sufrirla. Parece que, por fin, G. Iñárritu descansa y nos deja descansar.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Interestelar **1/2

(Interstellar, EUA/RU 2014) Clasificación México ´B´/EUA ´PG-13´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Para salvar al mundo, se necesitan ingenieros. Y científicos. Esa es la buena ciencia ficción, tal como la presenta el director Christopher Nolan en Interestelar, una aventura fílmica que, sin embargo y con toda la ciencia que presenta en pantalla, tiene como tema central la redención de un padre con su hija. Esos son los buenos melodramas e Interestelar es ambas cosas.

En un futuro muy cercano, el mundo ya no da para más. A causa de la sequía y las plagas, los cultivos de alimentos en todo el planeta se han reducido al maíz y las tormentas de arena son cosa de todos los días. Las economías mundiales dedican todos sus esfuerzos a optimizar la agricultura y cualquier otra actividad de estudio, investigación y aplicación de la ciencia está fuertemente regulada. Cooper (Matthew McConaughey) es un ingeniero y astronauta forzado al retiro (la NASA ya no existe) y dedicado, como todos, a sembrar maíz. Su hijo mayor, con bajas calificaciones, debe aceptar ser agricultor al terminar la secundaria. Su hija, en cambio, está destinada a estudiar ciencias en la universidad, como parte del programa de gobierno que intenta mejorar el mundo para las siguientes generaciones. En otras palabras, se ha aceptado un sacrificio generacional global. Cooper, criado en tiempos mejores, añora su trabajo como ingeniero y como astronauta pero parece morder la bala.

Puede usted adivinar que el astronauta retirado intentará regresar, al ser presentado como un rebelde por naturaleza. Su hija ha heredado, además de la facilidad para las ciencias, ese espíritu rebelde y, en el giro esperado, ambos se enfrascan en descubrir por qué algunos objetos en la granja parecen moverse solos. La buena noticia es que la historia, escrita por el propio director Christopher Nolan y su hermano Jonathan, hace que los personajes se basen en la aplicación de la ciencia para encontrar las respuestas (el afamado físico Kip Thorne fue el consultor para el guión, además de productor ejecutivo). De esta manera y sin revelar más de la trama, eventualmente habrá un viaje al espacio interestelar (si no, para qué el título), que involucra agujeros de gusano y agujeros negros, con algunas de las imágenes más sorprendentes de los últimos años en el cine de aventuras y que merecen ser vistas en la pantalla de cine más grande que usted pueda encontrar.

Interestelar no está exenta de fallas, siendo las principales la redundancia de diálogos y música y las motivaciones sacadas de la manga en algunos personajes. Sobre todo, ese defecto de Nolan de detener la acción para explicar, en lugar de simplemente mostrar (¿un científico explicándole a UN ASTRONAUTA los agujeros de gusano y los agujeros negros? ¿En serio?), pero no puedo negar mi deleite de ver usada la teoría de la relatividad como base para la historia del padre y su hija. Mucho más llegadora que la explicación en mis clases de Física en la prepa, definitivamente.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Pa' refritos, los frijoles de mi 'amá / I: Oldboy

Oldboy: Días de Venganza *
(Oldboy, EUA 2013) Clasificación México ‘C’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Ojos que no ven, ¿corazón que no siente? Si usted no ha visto Oldboy, la película original coreana de 2003, hágase un favor y véala antes de acudir al cine a este refrito hollywoodense de 2013. Aunque la historia es prácticamente la misma en ambas, las diferencias en la narrativa hacen de la original coreana una cinta muy superior.

Dirigida por Spike Lee, “Días de venganza” nos presenta, en un laaaargo prólogo a Joe (Josh Brolin), vendedor estrella de una compañía irrelevante, como lo son las broncas en las que se mete Joe con un importante cliente. Joe es un borrachales y hocicón de primera, divorciado y con una hija de tres años. Diez minutos después, por fin el director Lee entra en materia: Joe es levantado en la calle, aparentemente por una mujer oriental con un extraño paraguas amarillo. Despierta con una cruda feroz en un anónimo cuarto de motel de quinta. Y ahí pasa, encerrado contra su voluntad, los siguientes veinte años de su vida.

Joe no sabe por qué está encerrado, ni quién lo encerró. Todos los días recibe charolas con comida china y alcohol para beber, por una rendija en la puerta sellada. Su único contacto con el exterior (no hay ventanas) es una vieja televisión, en donde se entera de que la policía lo busca como el principal sospechoso de la violación y asesinato de su ex esposa. Igualmente se entera de que su pequeña hija ha sido adoptada por un bonito matrimonio y la niña se convierte en una bella y talentosa joven. Joe decide reivindicarse en su encierro, dejando de beber y manteniéndose en forma, mientras se entrena con las películas de artes marciales que la televisión le ofrece en esos veinte años.

Un problema grande que tiene “Días de venganza” es que, para empezar, todo lo que nos cuenta antes de la desaparición no sirve de nada y muchos de los detalles que vemos durante el encierro también salen sobrando y hasta echan a perder el factor sorpresa, como cuando vemos a los anónimos captores de Joe tomar muestras de cuerpo, para plantarlos como evidencia del asesinato de su ex esposa. Si en los primeros diez minutos ya habíamos visto que era imposible que Joe la hubiera matado, simplemente el mostrar la escena del noticiero nos indicaría que quien lo encerró también tiene interés en culparlo del brutal homicidio. Y como ese es el caso, ¿por qué habríamos de creer todo lo demás que Joe ve en la tele, empezando por la historia de su hija, feliz con sus padres adoptivos?

Cuando finalmente es liberado, ya sabemos prácticamente todo lo que necesitamos para resolver lo que sigue en la película, excepto la identidad y los motivos de su captor. Pero no se preocupe: el director Lee se apresura a hacer que un personaje secundario se saque de la manga estos datos. Hombre, hasta lo que ocurrirá con una bonita veinteañera con la que Joe se tropieza a poco de salir del encierro resulta falto de interés, dada la cantidad de información que para ese momento tenemos sobre los personajes y sus broncas.

Al final, Joe termina siendo no más que un vengador anónimo, asesino sangriento e infalible, que salva a los inocentes y desaparece, sin pena ni glora, igual como llegó. Ese mismo destino se merece “Días de venganza”, por cierto.
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Oldboy: 5 días para vengarse ****
(Oldboy, Corea del Sur, 2003) Clasificación México ‘C’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Qué diferencia lo que se puede hacer con la misma historia que nos quiso contar Spike Lee en su refrito de Oldboy. El director coreano Chan-wook Park (o Park Chan-wook, al estilo asiático) nos presentó la original en 2003, estrenada en México como “5 Días para vengarse”. Y Park va al grano desde el inicio. El protagonista, Dae-Su, es un borracho feliz que desaparece en una transitada calle. Lo volvemos a ver cuando despierta en un anónimo cuarto de motel y es evidente que ha sido encerrado por alguien. Todo eficientemente contado en los primeros tres minutos de película.

En menos de diez minutos de película, Dae-Su es liberado en el techo de un edificio. No sabe por qué lo encerraron ni quién lo hizo. Sólo sabe, por una tele que tenía en su calabozo, que han pasado quince años y que su esposa fue asesinada cuando él desapareció, convirtiéndolo en el principal sospechoso. Eventualmente es confrontado por su captor, que le da cinco días para averiguar quién es y por qué lo encerró quince años, o morirá una compasiva joven que Dae-Su acaba de conocer.

Park elige contarnos la historia dándonos solamente la información estrictamente necesaria, generalmente a través de las reflexiones que Dae-Su hace para sí mismo, sin hablar con nadie más, aún cuando está con otros personajes.

Las imágenes son hipnotizantes y el montaje es cuidado con precisión milimétrica (hay que ver la legendaria escena del martillo, para una probada del talento narrativo de Park). Finalmente, la propuesta de Oldboy es tan provocadora como lo que vemos en pantalla y, como toda excelente película, se queda con nosotros, aún mucho tiempo después de haberla visto: ¿Es posible ser feliz eligiendo ignorar las cosas malas de nuestra vida?

jueves, 30 de octubre de 2014

Lo que el viento se llevó

(Gone with the wind, EUA 1939)
Creo firmemente que no puede uno llamarse a sí mismo cinéfilo y no sentir que se le acelera el pulso ante el anuncio de la exhibición, en pantallas locales, de “Lo que el viento se llevó”, en gira por su 75º aniversario.

Me confieso: nunca he visto “Lo que el viento se llevó”. Y no por falta de oportunidades de verla en la tele en las cinco décadas que he andado por aquí. Simplemente hasta ahora me he negado a limitarme a la pantalla chica. La historia de la obstinada Scarlett O´Hara (la hermosa actriz inglesa Vivien Leigh) y su tórrido romance con Rhett Butler (la estrella hollywoodense y galanazo Clark Gable), durante la sangrienta Guerra Civil de los Estados Unidos, con todas sus imágenes icónicas del cine: Atlanta en llamas, rojos atardeceres en las plantaciones, Scarlett y Rhett fundidos en un abrazo y luego ese beso… en fin, todo eso merece ser visto en el cine, no en una tele o, peor aún, en una pantallita de dos pulgadas en un celular moderno.

Así que esto no es una reseña sino una declaración de admiración anticipada por esta leyenda del séptimo arte, de la que tanto he oído hablar toda mi vida y que por fin llega, restaurada, a un cine en mi ciudad. Me disculpo y, con el permiso de ustedes, me voy al cine este fin de semana, a mi cita con la septuagenaria que he esperado… casi cincuenta años.

jueves, 23 de octubre de 2014

La Dictadura Perfecta *1/2

La Dictadura Perfecta *1/2
(México, 2014) Clasificación ‘C’
La idea no es mala, al contrario: es buenísima. Satirizar la maquinaria de la sucesión presidencial, echando mano de la vox pópuli de que Televisa acomodó en el puesto al actual presidente, da para mucho. Simplemente satirizar a los políticos siempre ha sido terreno fértil, incluso para la propia televisora de San Angel, especialmente en los sexenios de Fox y Calderón. El director Luis Estrada, que hace quince años hizo historia fílmica y de taquilla con “La Ley de Herodes”, no hace nada nuevo aquí; si acaso y para tomar como ejemplo la multimentada representación, en cine mexicano, del presidente en funciones, lo más notorio que tiene es poner en boca de un presidente guapo y copetón, que habla en un fluido Inglés con mucho acento, aquello de los trabajos “que ni los negros quieren hacer”. Pues sí: anécdota doce años vieja, remachada y mal contada.

Lo malo es que Estrada parece esperar que nos dé risa (¿o nos haga reflexionar?) el reconocer estas situaciones, sin presentarlas de una manera graciosa o incisiva realmente. Ninguna situación puesta en pantalla es desconocida (que si el video de un político recibiendo dinero, que si el góber precioso, que si no encuentran a Paulette, que si… etc.); los diálogos carecen de chispa, las escenas son innecesariamente largas y, al menos en la función en que la ví, el público se reía nomás cuando el gobernador interpretado por el actor de cabecera de esta serie, Damián Alcázar, soltaba con mucha enjundia algún “hijo de su rep… madre”.

Algo muy notorio en las películas de Estrada es su uso de la música. Aquí, las selecciones se limitan a tres y las repite hasta el cansancio: la cómica pieza de Rossini “La Urraca Ladrona”, cada vez que los de la televisora urden una nueva jugada con y contra los políticos; el idílico inicio de la "Obertura de Guillermo Tell", también de Rossini, cada vez que aparecen las bonitas gemelitas perdidas y, cuando todo sale bien para todos, el "Himno a la Alegría", de Beethoven. En cuanto a la partitura (supongo) original, parece puesta por algún musicalizador de telenovelas, anunciando lo que va a ocurrir y diciéndonos qué sentir en momentos “clave” (es un decir).

Es notorio el uso de actores de Televisa en esta película que busca satirizar el poder político de esa televisora. El protagonista, Alfonso Herrera, tiene un estilo fresco para entregar sus líneas, lo cual resulta completamente discordante en sus escenas con Damián Alcázar o con Joaquín Cosío, que suenan y aparecen, raro en ellos, acartonados, tal vez por los reiterativos diálogos. El resto de los actores realmente parece estar en una telenovela: Saúl Lisazo haciendo las veces de López Dóriga, Osvaldo Benavides inspirado tal vez en Loret de Mola y Silvia Navarro como la sufrida mamá de las niñas perdidas.

Posiblemente la idea de llevar su sátira al punto exacto, hizo decidir a Estrada tener conocidos actores de tele en los papeles de los empleados de la maligna televisora TV MX. El problema es que el chiste no cuajó y la mayor parte del tiempo realmente parecemos estar viendo un programa producido, por quién más, por Televisa.

Qué decepción. La Dictadura Perfecta, muy anticipada sexta película de Luis Estrada y cuarto episodio de su tetralogía sobre el sistema político mexicano, resultó no ser más que un larguísimo refrito pasado por agua de La Ley de Herodes, la ahora legendaria cinta con que Estrada iniciara su versión fílmica de la mexicanísima máxima: “por eso estamos como estamos…” Mejor... la hubiera dejado en trilogía.

jueves, 16 de octubre de 2014

Perdida ***1/2

(Gone Girl, EUA 2014) Clasificación México 'B-15' / EUA 'R'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
"Una moneda por tus pensamientos, querida / Estoy en deuda por tu amor / Estoy en deuda por tu amor..."
- Fish (cantante de Marillion)

¿Qué tiene nuestra pareja en la cabeza? ¿Qué tanto de lo que somos se debe a nuestra idea de lo que nuestra pareja piensa de nosotros? Visto así, el matrimonio puede ser un campo de batalla constante, donde los esposos van cambiando su estrategia y sus acciones, dependiendo de lo que creen que el otro está pensando.

El director David Fincher nos cuenta la historia de un matrimonio perfecto: Nick y Amy, encarnados respectivamente por los actores Ben Affleck y Rosamund Pike. Pike y Affleck hacen un excelente trabajo de representar el deseo de complacer lo que cada uno piensa que el otro tiene en la cabeza, al punto de que su romance nos parece y suena casi irreal. Y un buen día, Amy desaparece. ¿Es Nick culpable?

La estrategia narrativa de Fincher, a partir del guión escrito por Gillian Flynn, autora también de la exitosa novela Gone Girl en la que está basada (y que no he leído aún), es manejar la historia como una intriga. Como espectadores, no sabemos más que los personajes, a quienes vamos conociendo y entendiendo (o eso creemos) a medida que seguimos a Nick, desde el momento en que desaparece su esposa, al inicio de la cinta. De hecho, algo similar pasa con la misma película: por un buen trecho de la primera mitad, pareciera que estamos ante una historia más de intriga y eventual suspenso, en la que finalmente el culpable (quien quiera que sea) se echará solito de cabeza ante la eficiencia de los detectives asignados al caso.

Justamente el éxito de “Perdida” está en jugar con nuestra idea de quiénes son esta pareja perfecta, moviéndonos el tapete varias veces a lo largo de la trama. Es un hecho que uno no puede evitar identificarse con ciertos personajes en una película y ésta no es la excepción. Pero esas sacudidas de tapete sirven para que nuestra empatía cambie tan repentinamente como cambiarle de canal a la tele, para ver ya sea un noticiero respetable o un programa de escándalos tipo “reality”, omnipresentes en este siglo y que, por lo mismo, forman parte de la narración de “Perdida”.

Y, justamente como estar cambiando de canal por mero entretenimiento, así pasa con “Perdida”. Fincher hace su absorbente historia tan entretenida, hombre, tan divertida, que cada vez, incluso ya cuando aparentemente el juego ha sido destapado, queremos saber más de Nick y de Amy. Entre lo pasado y lo presente, ¿qué tienen en la cabeza? ¿Qué se deben el uno al otro?

jueves, 9 de octubre de 2014

El Bolero de Raquel **

No me quise quedar con las ganas de revisar la primera película mexicana en color de Cantinflas, estrenada justo un año después del exitazo “La Vuelta al Mundo en 80 Días”. Ambas están disponibles en tiendas de video y en internet.

El Bolero de Raquel **
(México, 1957)
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Los mexicanos que crecimos viendo cine de Cantinflas (en mi caso, en la tele y algunas en el cine, durante los 1970s y ´80s) estamos de acuerdo en una cosa: sus películas en blanco y negro son mucho más chistosas que sus cintas a colores. ¿Es con “El Bolero de Raquel” donde empezó el declive?

En un excelente inicio, Cantinflas en plena forma del enredista por excelencia, bolea los zapatos y se cuentea de lo lindo a un turista gringo en el Castillo de Chapultepec. Luego, en el velorio de su compadre (que, razona Cantinflas para su pequeño ahijado, se habrá ido al Cielo, pero de rebote al caer de un edificio en construcción), hace honor a su fama de pelado gandalla, gozando la arrimada mientras consuela a la comadre recién enviudada (guapota Flor Silvestre) y de paso, ya entrado en gastos, con las mujeres de buen ver en la tumba vecina. Ese es el Cantinflas que nos hace reír a carcajadas, igual que en sus exitosas películas blanquinegras de las dos décadas anteriores, como “Ahí está el detalle”, “A volar, joven” o “El gendarme desconocido”, por mencionar tres emblemáticas.

La comedia, una vez que Cantinflas se hace cargo de su ahijado Chavita, va de bajada, con anécdotas rutinarias y poco graciosas, que reciclan ideas de “El Chico”, aquel primer largometraje de Chaplin, donde el vagabundo también cría un chamaco ajeno. “El Bolero de Raquel” regresa a un punto alto, con diálogos enredistas y comedia física, en el episodio del baile que ejecuta Cantinflas sobre el Bolero de Ravel, para volverse a caer y nuevamente volver por sus fueros a una escena de comedia visual, cuando Chavita sube a la Quebrada de Acapulco, sin que el padrino se dé cuenta, rematando con el famoso grito de "¡Padrinooooo!" que convierte a Cantinflas en un intrépido clavadista accidental.

En otras palabras, después de ese fabuloso inicio donde Cantinflas da rienda suelta a lo que mejor hacía, hablar sin parar, sacando ventaja de la confusión en que deja a su interlocutor, la comedia se mueve hacia un terreno menos arriesgado, con rutinas de pastelazo o excesivamente melosas. Y el saqueo/homenaje a Chaplin continúa en el final, lacrimógeno a fuerzas pero efectivo para cerrar el asunto, con todo y epílogo de beso obligado con la profesora Raquelito (guapa maniquí Manola Saavedra).

Cantinflas y su director, Miguel M. Delgado, con “El Bolero de Raquel” se encontraban más allá de la mitad de un largo camino (hicieron juntos una treintena de películas) y algo en el trabajo de ambos ya estaba dando de sí, definitivamente. “El Bolero de Raquel” se siente fracturada en dos partes desiguales: la del peladito de antaño, que se ganó a todo tipo de público con sus cantinfleadas, y la del Cantinflas que eventualmente trataría de ser el redentor de los pobres, ganando en estatus de exponente popular de las bondades del sistema político mexicano, pero perdiendo toda su gracia en el afán.

Para rematar, la fotografía en color de Gabriel Figueroa resultó completamente innecesaria, sin diseño de arte que diera lucimiento ni propósito aparente al uso del color, acentuando, como decía al principio, la idea de que una vez que conocimos Cantinflas en brillantes colores, las risas se opacaron.

jueves, 2 de octubre de 2014

¡Me Muero Bichi! / VII: ¡Chúpale Pichón!

Porque el arte no necesita de estrellitas ni calificaciones, sigue mi batalla personal contra la estupidez de los destruibuidores de cine en México, desde la comodidad de mi sala. En cueros.
Nosferatu (Alemania, 1922) - Dirigida por el maestro del expresionismo fílmico alemán, F. W. Murnau, Nosferatu es muy probablemente la primera película adaptada de la novela de Bram Stoker, pero... sin el permiso de sus herederos, por lo que el Conde Drácula se convirtió en el Conde Orlok y la acción ocurre en Alemania, no en Inglaterra. La familia Stoker ganó la demanda legal y todas las copias en Europa fueron destruidas. Eventualmente aparecieron algunas copias "piratas" y el afortunado resultado es que hoy en día podemos disfrutar esta joya del cine silente.

Aunque la historia horroriza por sí misma, nadie va a brincar del susto con esta película. Más bien, las ideas presentadas, al seguir de cerca la novela de Stoker, son muy inquietantes (la misma palabra "nosferatu" es introducida en la novela Drácula como sinónimo de "vampiro"); una diferencia importante es que el repugnante Conde Orlok (el excéntrico y feo actor Max Schrek) no convierte a sus víctimas en vampiros, solamente chupa su sangre y los lleva a la muerte. Sobre todo, muchas de las imágenes se quedan en la cabeza del espectador, para alimentar más de una pesadilla. En YouTube y otros sitios.

Drácula (EUA, 1931) - La primera película de los Estudios Universal sobre el monstruo, encarnado por el legendario actor Bela Lugosi, que sentaría las bases para la imagen de Drácula durante el resto del siglo XX. Al igual que Nosferatu, la historia está adaptada de la novela de Bram Stoker e incluso varias de las secuencias parecen inspiradas, por no decir copiadas, de esa cinta alemana.

El toque ganador es el personaje creado por Lugosi, elegante, encantador y repugnante a la vez (hay que verlo alegrarse con los aullidos de “los niños de la noche”, por ejemplo). Con efectos especiales austeros pero efectivos, la atmósfera de miedo a lo sobrenatural sigue funcionando, especialmente en la versión musicalizada en 1999 por el maestro Phillip Glass y su cuarteto Kronos. En YouTube se encuentra una buena copia de esta edición y la recomiendo muy por encima de la original de 1931, carente de música.

Drácula (EUA, 1992) - Cuando Francis Ford Coppola era buen cineasta, dirigió esta adaptación de la novela, que aunque en Inglés se titula “Drácula de Bram Stoker”, en realidad se aleja del libro al incorporar el elemento del origen de Drácula y de paso cambia radicalmente al personaje central, que ahora es un mártir del amor, renegando de Dios al morir su amada. Así, el miedo y la repugnancia que podamos sentir por Drácula son atenuados por nuestra lástima, en una especie de “yo… soy rebelde porquelmundomehahechoasí…” de las películas de terror.

El diseño de producción, con todas sus maquetas, es una delicia; la música, una maravilla, así como la interpretación de Gary Oldman como el Conde, que aquí, al igual que en la novela, cambia gradualmente de un anciano a un seductor joven que, en todo caso, es una pantalla para su depravación. Anthony Hopkins se luce como Van Helsing, pero Winona Ryder como una aguada Mina y especialmente Keanu Reeves como su enamorado salvador se vuelven un lastre que hay que sobrellevar.
Se encuentra en YouTube y otros sitios.

La Sombra del Vampiro (RU/EUA/Luxemburgo, 2000) - Para reírse de lo lindo con la historia (inventada, por supuesto) detrás de la filmación de Nosferatu, la adaptación alemana de Drácula, de 1922. Aquí, la propuesta es que el director F. W. Murnau (John Malkovich, desatado como de costumbre) contrata a un verdadero vampiro para interpretar al chupasangre Conde Orlok. Así, el físicamente grotesco actor Max Schrek (Willem Dafoe aún más feo de lo que es) en realidad no es un excéntrico artesano que siempre está en su papel, aunque no estén filmando, sino un vampiro que sólo trabaja de noche y poco a poco se va merendando, literalmente, a los miembros del equipo de producción.

Conforme van desapareciendo los trabajadores, el choque entre Murnau y su estrella Schrek va creciendo a niveles igualmente alarmantes e hilarantes: “¡Eres un monstruo! ¿Por qué te quieres comer al escritor? ¡Mejor cómete a la ayudante del escritor!”.
Disponible en YouTube y otros sitios.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Los Boxtrolls ***

Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
(The Boxtrolls, EUA 2014) Clasificación México ‘A’/EUA ‘PG’
He aquí la tercera gran aventura fílmica de la casa de cine animado Laika, que sigue llamando la atención con películas animadas usando muñequitos y escenarios reales, fotografiados cuadro por cuadro para lograr el efecto de movimiento. Antes de Los Boxtrolls, Laika nos ha ofrecido las excelentes Coraline (2009) y ParaNorman (2012). Además de la animación de objetos reales, las tres películas se distinguen por presentar protagonistas humanos que descubren su fortaleza interna, al enfrentarse a personajes sobrenaturales, en historias atípicas de crecimiento personal.

Dirigida a cuatro manos por Anthony Stacchi y Graham Annable, en Los Boxtrolls conocemos a Huevo, un niño que, de bebé, fue secuestrado por los terribles monstruos que aterrorizan a una villa de otro modo apacible, dedicada al culto del queso. Aparece el Sr. Hurtado, un siniestro personaje que ofrece sus servicios para exterminar a los temidos Boxtrolls y rescatar al bebé. El pueblo accede, el Sr. Hurtado decreta un toque de queda y él y sus secuaces, junto con los monstruos, son los amos y señores de las calles nocturnas. Los años pasan y Hurtado mantiene su negocio de exterminio, ya que los Boxtrolls son particularmente difíciles de atrapar.


Siguiendo lo que ya parece una tradición en las producciones de Laika, en Los Boxtrolls las cosas no son lo que parecen y los personajes tampoco. Ni los Boxtrolls son malos, ni el Sr. Hurtado es el benefactor que dice ser y, en un giro inesperado de hechos, la mitad del tiempo ni siquiera es el Sr. Hurtado, engañando en más de un nivel a los habitantes del pueblo. Igualmente, los dirigentes de la villa presentan una fachada de integridad y moralidad que descansa en dudosas motivaciones y a todo esto es a lo que se deben enfrentar Huevo y su nueva amiga humana, Winnie, hija nada menos que de la máxima autoridad del pueblo.


Los mejores puntos de la película, además del imaginativo diseño visual de escenarios y personajes, están precisamente en que la historia no se echa para atrás en sus planteamientos. Algunas de las ideas son arriesgadas, siendo una película para niños, aunque creo que en Coraline y en ParaNorman se arriesgó más todavía. Aún así, el humor es inteligente y complejo, si bien las cosas se resuelven de una forma relativamente sencilla y satisfactoria para niños y adultos.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Cantinflas *1/2

(Cantinflas, México 2014) Clasificación México ‘B’/EUA ‘PG’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Al grano: Cantinflas es una película mala con una actuación fantástica en el papel principal. Óscar Jaenada encarna a Cantinflas con tal perfección, que es imposible no rendirse ante la emoción de ver al Mimo de México nuevamente en la pantalla grande. Pero hasta ahí llega el gusto.

El director Sebastián Del Amo (divertida y meritoria ópera prima El Fantástico Mundo de Juan Orol, 2012) intenta, fallidamente, proponer que la producción hollywoodense “La Vuelta al Mundo en 80 Días” consolidó la carrera y al mismo tiempo salvó la vida personal de Mario Moreno.

Usando una narración paralela de dos historias y hasta cierto punto en tiempos fragmentados, tenemos primero las peripecias del exitoso productor de Broadway, Mike Todd (Michael Imperioli, el sobrino televisivo de Tony Soprano), en 1955, a unos días de anunciar en Hollywood su primera cinta, la épica historia del lord inglés que le da la vuelta al mundo, acompañado de su fiel mayordomo francés, Passepartout. El proyecto de Todd descansa en conseguir a 50 estrellas de Hollywood e internacionales para los papeles menores, algo nunca antes intentado (de hecho, prácticamente fue Todd quien inventó el concepto de la “aparición especial”, también conocida como “cameo”).

Por otro lado, se condensan veinticinco años de la vida de Mario Moreno, con un muy buen inicio, desde su llegada a los espectáculos de carpas, literalmente de la mano del actor Estanislao Schillinsky (el mismo de “Manolín y…”, encarnado por un excelente Luis Gerardo Méndez), para luego darnos una embarradita de su paso al teatro de comedia, ya casado con la bailarina Valentina Ivanova (Ilse Salas); su salto al cine y su meteórico ascenso al estrellato, a partir de “Ahí Está El Detalle”, dirigida por Juan Bustillo Oro en 1940.

Las aventuras de Mike Todd nunca pasan de la anécdota inicial, en que se discute la improbabilidad de que las estrellas de cine acepten su propuesta. Y la historia de Cantinflas tampoco pasa de platicar con su familia el sueño de seguir creciendo en fama y popularidad. Si acaso, se muestran muy brevemente hechos importantes en la historia del cine mexicano (el choque entre sindicatos, tanto de actores como cinematográficos) y en la vida personal de Mario Moreno (su imposibilidad de tener hijos junto a su esposa o sus infidelidades), pero sin mayor consecuencia, nuevamente, que la anecdótica (Cantinflas y Jorge Negrete, junto con el Indio Fernández son mostrados, brevemente, armados con rifles a las puertas de los Estudios Churubusco; Mario discutiendo con Valentina como si fueran adolescentes enojados).

Cuando las tramas se unen, es de manera injustificada. No hay forma decente de convencernos de que trabajar en La Vuelta Al Mundo En 80 Días es lo que salvó el matrimonio de Mario y Valentina. Tampoco se entiende cómo es que un supuesto consejo de Charlie Chaplin convenció a Cantinflas de que este era el paso correcto para regresar a ser el personaje querido por el pueblo (supuesto alejamiento también planteado de manera anecdótica en la película).

Es una lástima, sobre todo, que el trabajo del actor Óscar Jaenada haya sido deperdiciado en este desastre. Debo reconocer que el director Del Amo me ganó en los primeros minutos, cuando el futuro Cantinflas se presenta por primera vez y dice su nombre con una gracia en la que adivinamos las semillas del popular personaje. La complicidad palpable del público en esos primeros minutos, en el cine en que la ví, no es recompensada con una historia que nos emocione más allá de estar viendo al Cantinflas de Jaenada hablar y moverse en la pantalla grande.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Guten Tag, Ramón ***

(Guten Tag/Buen Día, Ramón. México/Alemania 2014) Clasificación ‘B’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Cualquiera que alguna vez se haya encontrado solo en una ciudad desconocida, podrá de alguna manera identificarse con Ramón, el héroe de “Guten Tag, Ramón”, un pueblerino duranguense de unos veinte años que, después de ser regresado cinco veces por “la migra” en su intento de brincarse al otro lado, decide brincar el charco y probar fortuna en Alemania, porque allá “no hay migra”.

El director Jorge Ramírez Suárez (Conejo en la Luna, 2004) plantea cómo los humanos siempre encontraremos puntos de coincidencia, independientemente de dónde vengamos y qué idioma hablemos. Ramón es un chamaco cansado de tratar de brincar a los Estados Unidos, ya que se niega a aceptar la única opción a la vista, es decir, trabajar para el narco local en su pueblo de Durango. Aconsejado por un amigo, encuentra la manera de llegar a una ciudad mediana en Alemania, pensando que el trabajo lloverá del cielo. Sin embargo, Ramón no parece tener ninguna habilidad discernible que le asegure un trabajo, así que termina viviendo en la calle, de la caridad de los transeúntes alemanes. Eventualmente, una madura señora jubilada le da posada en el sótano de su edificio y le paga por mandados menores: sacar la basura, cargar las compras. Ramón siente que el cielo teutón se le abre, pero hay un pequeño inconveniente: él no habla Alemán y nadie habla Español.

Lo que sigue son una serie de breves episodios en que vemos cómo Ramón, al principio, lidia con el hecho de no ser más que un pordiosero extranjero, para después pasar a las viñetas en que el muchacho se va ganando la confianza y el cariño de los viejos habitantes del edificio, todos hombres y mujeres jubilados que viven solos en sus departamentos. Por ese lado, digamos que “Guten Tag, Ramón” es una especie de Footloose a la mexicana y con diferencias de edades, ya que Ramón termina recordándole a los ancianos alemanes lo divertido que es juntarse todos a bailar, así sea con pasito duranguense.

Donde el director Ramírez Suárez centra las coincidencias humanas, es en la relación entre el muchacho y Ruth, la señora que originalmente se compadece de él. Resulta conmovedor cómo, sin entender lo que se dicen el uno al otro, Ruth hace suposiciones acerca de lo que Ramón necesita y al mismo tiempo, ella va llenando sus propias necesidades de acercarse a alguien en un plano más allá de ser simples vecinos. Ruth y Ramón son evidentemente muy distintos. Ello no es obstáculo para que cada uno a su modo abran su corazón, más que para el otro, para sí mismos.


Guten Tag, Ramón es, sobre todo, un triunfo de selección y dirección de actores. Note usted, por ejemplo, el simpático trabajo de narración fuera de cuadro que hace El Güero, interpretado por Héctor Kotsifakis, dándole instrucciones a Ramón para llegar hasta Alemania. O bien, Adriana Barraza como la abusiva pero bien intencionada abuela duranguense, o cualquiera de los alemanes jubilados en sus pequeñas y significativas escenas.


Pero, bueno, a lo que iba: Ramón es interpretado por el joven Kristyan Ferrer, como un chamaco con una ingenuidad y alegría contagiosas, a quien no podemos sino aplaudirle cada paso afortunado que da y disculparle los pocos desaciertos que la historia le permite. En otras palabras, Ramón es un buenazo casi irreal pero se lo creemos gracias al trabajo de Ferrer. Su pareja en la trama, la madura Ruth, interpretada por la actriz alemana Ingeborg Schöner, es igualmente genuina para los fines de la película, si bien ambos llegan a un punto en que la historia parece estancarse y los episodios se empiezan a repetir. Tal vez los hechos que llevan al final de la película pudieron ocurrir varios minutos antes pero, en todo caso, son tan entrañables los personajes, que no tiene caso protestar por algo que se ha disfrutado tanto.

viernes, 29 de agosto de 2014

Paraíso ***

(Paraíso, México, 2013) Clasificación ´B´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Dónde está nuestro error sin solución
Fuiste tú el culpable o lo fui yo
Ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme.
- Alaska y Dinarama

En estas líneas de la famosa canción de Alaska y Dinarama se puede resumir Paraíso, la segunda película de la directora mexicana Mariana Chenillo (ópera prima 5 Días Sin Nora). En los romances, es un error pensar que uno cambiará al otro y eso no es culpa de ninguno.

Escrita por la propia Chenillo, Paraíso es una comedia romántica que sigue la fórmula al pie de la letra: un joven matrimonio (Daniela Rincón y Andrés Almeida, actores prácticamente hechos el uno para el otro) se muda de la apacible Ciudad Satélite al caótico DF, por el trabajo de él. A ambos les falta mundo y les sobran kilos, lo que los hace resaltar en donde se paren, particularmente en las elegantes fiestas del trabajo. Consecuentemente, se inscriben en una clínica para perder peso, dirigida por un flaquísimo gurú de auto ayuda (Luis Gerardo Méndez, ex Javi Noble). Ella pierde el ánimo mientras él pierde lonjas. ¿Se separarán? ¿Se reencontrarán? ¿Usted qué cree?

La directora Chenillo logra en sus actores una relación de pareja muy creíble, llena de detalles muy bien logrados. Y los obstáculos que les pone en el camino no son disparatados ni forzados, convenciéndonos de que, efectivamente, nadie puede cambiar a este matrimonio, a menos, claro, que ellos mismos quieran.

jueves, 21 de agosto de 2014

¡Me Muero Bichi! / VI: ¿Moderna o desnaturalizada?

Porque el arte no necesita de estrellitas ni calificaciones, sigue mi batalla personal contra la estupidez de los destruibuidores de cine en México, desde la comodidad de mi sala. En cueros.
(Aunque en este caso, estas letras obedecen a la celebración del centésimo aniversario del debut de Chaplin en el cine, por parte de la cadena mexicana Cinépolis, durante Agosto de 2014. Así que, previamente vestido, a disfrutar en la pantalla grande.)
Tiempos Modernos
(Modern Times, EUA 1936)
A diferencia de los largometrajes anteriores escritos, dirigidos y protagonizados por Charlie Chaplin, en Tiempos Modernos la historia consiste de una serie de viñetas prácticamente sin hilación. Su personaje central pasa de ser un estresado obrero (en las escenas más famosas de la película, donde es literalmente tragado por los engranajes del capitalismo o cuando es alimentado por una máquina automática, para continuar trabajando a la hora del lonche), a un preso modelo cuando es encarcelado por infundadas acusaciones de “comunismo”. Al quedar libre se topa con la realidad del desempleo generalizado (es la Gran Depresión) e intenta infructuosamente regresar a la cárcel para ser, literalmente, mantenido por el gobierno.
En sus correrías se topa con una bella joven que, eventualmente, se convertirá en su compañera de aventuras. En este personaje es donde están mis objeciones. Chaplin, el escritor y director, muestra la trágica historia de la muchacha: su padre ha sido asesinado y sus pequeñas hermanas enviadas a un orfanato. Ella logra escapar de las autoridades y, al toparse con el vago, automáticamente toda esa historia previa queda borrada y no se vuelve a mencionar, excepto hacia el final, únicamente por el asunto de ser fugitiva del orfanato y como pretexto para que Chaplin  termine (esta vez, sí con la bella, si bien olvidadiza de sus hermanitas y por lo tanto desnaturalizada novia) caminando hacia el proverbial horizonte, sin rumbo fijo, como lo vimos antes en El Circo.
Por mucho que me reí con todas las rutinas físicas, de las cuales Chaplin sin duda es El Maestro, ni siquiera la sorpresa de oír por primera vez la voz del vago (que por cierto sería la última, ya que Chaplin decidió jubilarlo en esta cinta) pudo hacerme olvidar este que, para mí, es un gran descuido argumental.

sábado, 9 de agosto de 2014

¡Me Muero Bichi! / V: Padre, sólo hay uno.

Porque el arte no necesita de estrellitas ni calificaciones, sigue mi batalla personal contra la estupidez de los destruibuidores de cine en México, desde la comodidad de mi sala. En cueros.
(Aunque en este caso, estas letras obedecen a la celebración del centésimo aniversario del debut de Chaplin en el cine, por parte de la cadena mexicana Cinépolis, durante Agosto de 2014. Así que, previamente vestido, a disfrutar en la pantalla grande.) 
El Chico
(The Kid, EUA 1921) Clasificación ‘A’

He aquí la película original del bueno para nada que, sin deberla ni temerla, se ve obligado a cuidar de un bebé, para terminar convertido en un excelente padre que no dejará que nada ni nadie lo separe de su adoptado crío.

El Chico, primer largometraje de Charlie Chaplin (una hora de duración) también fue el punto crucial en el que su personaje del vagabundo, para entonces ya muy famoso por los cortometrajes en que aparecía desde 1914, cambió de ser un insolente e irresponsable vago, al héroe adorable como sigue siendo recordado hasta hoy.

Con todo y la discordante escena del sueño en que todos se van al cielo (muy chistosa pero metida con calzador para alargar el metraje), hay que darse el gusto de reír de lo lindo con las travesuras de padre e hijo; así también, prepárese para llorar un poco cuando el niño (el pequeño actor Jack Coogan, que eventualmente se convertiría en el Tío Lucas de la televisiva Los Locos Addams) implora a las autoridades que no lo dejen sin su querido papá.

Ernesto Diezmartínez, crítico de cine en varios periódicos mexicanos (y, de paso, excelente camarada), también se puso pantalones y esto es lo que dice de El Chico, en su sitio en la red.