viernes, 22 de mayo de 2015

Mad Max: Furia en el camino ****

(Mad Max: Fury road, Australia/EUA 2015) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

En el futuro cercano de Mad Max: Furia en el camino, la escasez de gasolina y agua potable han revertido a la humanidad a tribus enfrentadas unas con otras, generalmente dominadas por algún cacique que se vale, sobre todo, de la fuerza bruta para tener súbditos azorrillados. Naturalmente hay excepciones y ahí es donde conocemos al enojado Max. Mad Max.

En realidad, quienes ya andábamos metiéndonos a los cines hace más de treinta años, conocimos a Mad Max, primero, en la cinta homónima de 1979, luego en la continuación de 1981, “El guerrero de la carretera” y finalmente en 1985, con “Más allá de la cúpula del trueno”. Las tres películas fueron escritas y dirigidas por el médico australiano convertido en cineasta, George Miller. En ellas, Miller nos cuenta cómo el policía de caminos Max Rockatansky, después de perder a su familia a manos de pandilleros motorizados, también pierde todo sentido de la decencia, al margen de una civilización que desaparece ante el control de los escasos recursos energéticos: gasolina en la segunda película y estiércol de cerdo en la tercera. En su trágico camino, Max no busca pero empieza a recuperar su humanidad.

Por supuesto, nadie esperaría que una película de 2015 continuara la historia donde nos quedamos, treinta años después del estreno de la tercera. Para empezar, el público que acude a las salas de cine, adolescentes y veinteañeros en su mayoría, poco a nada saben de Mad Max. Me atrevo a decir que nada. Y el director George Miller lo toma en cuenta en su regreso al personaje e historia, después de una muy interesante carrera con filmes brillantes (Las Brujas de Eastwick, las dos películas de Babe el puerquito valiente y las dos de Happy Feet).

Después de una breve introducción de menos de un par de minutos, donde se da a entender que la crisis energética dejó al mundo en condiciones poco menos que apocalípticas, entramos de lleno, junto con el personaje solitario que eventualmente sabremos que es Max (el actor británico Tom Hardy, haciendo el papel que hace treinta y tantos años hiciera Mel Gibson), en una larguísima persecución, primero a pie y después en delirantes carros, camiones y motocicletas.

Los personajes y las situaciones son presentados literalmente sobre la marcha y en poco tiempo nos enteramos, junto con Max, de todo lo que necesitamos para disfrutar la historia: Immortan Joe (el actor australiano Hugh Keays-Byrne, que en la primera película hiciera el papel del Cortadedos) es un ventajoso, estrafalario y decrépito viejo que controla el agua necesaria para sus miles de amolados súbditos. Joe lanza su ejército motorizado de pálidos guerreros (los alocados War Boys, entre ellos un desatado Nicholas Hoult, el joven actor británico a quien vimos hace no mucho como el muerto viviente enamorado de “Mi novio es un zombi”) detrás de un camión-pipa de gasolina, en el que han escapado cinco de sus jóvenes concubinas, auxiliadas por Furiosa (la sudafricana Charlize Theron), una ruda chofer que resulta más correosa que el propio Max y que, resulta claro muy pronto, es la verdadera protagonista, dejando a Max casi casi como espectador.

La trama y las motivaciones de los personajes son sencillas, ya que lo importante, para fines de la película, es la violenta persecución en medio del desierto, repleta de colisiones, atropellamientos y explosiones. Muchas explosiones. Todo aderezado por música en vivo, ya que Immortan Joe agrega a su regimiento, supongo que para animar a los War Boys y amedrentar a sus enemigos, un camión con escandalosos percusionistas, gigantescas bocinas y un guitarrista de heavy metal cuyo instrumento dobla como lanzallamas.

El resultado es un agresivo y divertido espectáculo donde las acrobacias abundan, tanto por parte de los conductores de vehículos como por las decenas de guerreros colgados de arneses y varillas de equilibrio instaladas en los carros, balanceándose a altas velocidades al ritmo de los tambores. No hay nada parecido actualmente en cartelera y todo ello hace de Mad Max: Furia en el camino, lo mejor que se ha estrenado en 2015.

jueves, 14 de mayo de 2015

De Mad Max a pingüinos danzarines: El cine de George Miller

Mad Max (1979)
Un jovencísimo Mel Gibson, en su debut internacional, es el policía australiano Max Rockatansky quien, al perder lo que más quería, persigue, juzga y ejecuta a pandilleros y criminales de la carretera. Al igual que ellos, Max también ha terminado por dejar atrás todo signo de civilidad y decencia en un mundo obsesionado por la escasez de combustible. La básica historia (inspirada en las de vaqueros solitarios) y la crudeza de la violenta puesta en imágenes, aún 35 años después, siguen siendo referentes de las películas con temas post apocalípticos.

Mad Max 2: El guerrero de la carretera (1981)
Max Rockatansky sigue vivo, años después perderlo todo, incluyendo su humanidad, por causa de los criminales de la carretera. Ahora vaga por un mundo destruido por las crisis energéticas, donde los sobrevivientes se han revertido a una humanidad dividida en tribus enfrentadas violentamente unas con otras por el dominio del combustible. Max (Mel Gibson) terminará, aunque no lo quiera, del lado de los más débiles en un camino a la redención que él mismo no busca.

Mad Max 3: Más allá de la cúpula del trueno (1985)
Los años pasan, las cosas se ponen peor para la Tierra y Max (Mel Gibson nuevamente) continúa su solitaria vagancia, evitando involucrarse con los problemas de otros humanos. Inevitablemente termina en medio de una comunidad de salvajes comerciantes que han creado sus propias reglas de dominio y sobrevivencia, dirigidos por una codiciosa y tramposa mujer (la cantante Tina Turner) amante de las artes y la violencia.

El grupo de niños que se une a Max y la violencia muy bajada de tono respecto a las dos películas anteriores hacen de Mad Max 3, lo que la película de los ositos fue a La Guerra de las Galaxias.

La dimensión desconocida (segmento "Pesadilla a 20,000 pies") (1983)
Un aterrado hombre enfrenta, literalmente, su miedo a volar, cuando descubre por la ventanilla del avión a un gremlin que parece empeñado en hacer estrellar la nave repleta de pasajeros, en esta versión para la pantalla grande del clásico de la tele de los ‘60s, con John Lithgow en el papel del horrorizado pasajero.

Las brujas de Eastwick (1987)
El mismísimo demonio se aparece con forma humana, la de Jack Nicholson, para ser precisos, en un apacible y religioso pueblo norteamericano, haciendo caer en tentación a tres hermosas mujeres solteras y escandalizando a todos los vecinos con sus excentricidades y sus pecados. El trío de bellezas tentadas son Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeifer.

Babe el puerquito valiente (1995)
George Miller escribió pero no dirigió esta película sobre el triunfo ante la adversidad y el desafío a lo establecido, con un granjero australiano (el siempre amable James Cromwell) y su decente y obstinado puerquito, que llegan juntos a la máxima competencia nacional de perros pastores ovejeros.

Babe el puerquito va a la ciudad (1998)
Miller sí dirigió la segunda aventura del puerquito Babe y se nota. Es inevitable relacionar la comunidad de animales a la que llega Babe, con el mundo de Mad Max, regido por los más fuertes y los más tramposos. Hay que ver la escena culminante, con la esposa del granjero haciendo elásticos ecos de la pelea en la Cúpula del Trueno, de Mad Max 3.

Happy feet: El pingüino (2006)
Un emocionante musical animado sobre la vida de los pingüinos en la Antártida y, nuevamente como tema principal en la obra de Miller, el valor de enfrentar la adversidad de ser diferente a los demás. La historia va de lo desgarrador a lo alegre, para volver a lo desgarrador. La intervención humana hacia el final resulta completamente innecesaria para la historia pero funciona como mensaje ecológico, otro interés en las películas de Miller.

sábado, 9 de mayo de 2015

Avengers: Era de Ultrón *1/2

(The Avengers: Age of Ultron, EUA 2015) Clasificación México 'B' / EUA 'PG-13'

Le estoy perdiendo el gusto a la casa Marvel, con su ya larga lista de fallidas adaptaciones cinematográficas a las historietas de superhéroes. Para muestra, actualmente en cartelera, Avengers: Era de Ultrón.

El guionista y director Joss Whedon literalmente da al traste al buen trabajo que él mismo presentó hace tres años con Los Vengadores, la primera aventura fílmica del grupo encabezado por Iron Man (Robert Downey Jr.) y el Capitán América (Chris Evans). He comentado antes en esta columna que un error común de este tipo de películas es la rutina de mostrar peleas de acción escandalosa y confusa, intercaladas con pláticas aburridas. Esa es la descripción de Era de Ultrón.

En cuanto a historia, tampoco hay mucho. Era de Ultrón vuelve a reunir a los Vengadores de la primera película, sin explicación en cuanto a los hechos que se nos mostraron antes en Iron Man 3, Thor 2 y Capitán América 2 (cuánto relajo de números). Después de verlos en una secuencia inicial de pelea contra unos soldados anónimos, se van de fiesta a su edificio en Nueva York, donde se les aparece Ultrón, un robot antropomorfo con inteligencia artificial, creación del propio Iron Man. Y antes de que usted pueda decir Skynet, Ultrón (voz y movimientos capturados de James Spader) decide destruir a la humanidad.

Era de Ultrón, lamentablemente, no se puede disfrutar plenamente si uno no recuerda o no conoce los hechos mostrados en las películas ya vistas de cada superhéroe individual. Y en lo que hace a conclusión, no hay tal: todo lo que ocurre parece no servir más que para llevarnos a las siguientes películas de los mismos monos, que ya ha anunciado Marvel.

Lo rescatable, en todo caso, es la creciente relación entre la Viuda Negra (Scarlett Johansson) y Hulk (Mark Ruffalo cuando no es un dibujo verde). Pero no estoy seguro de querer ver los demás capítulos, nomás para ver si terminan teniendo un bilioso chamaco verdinegro.