sábado, 22 de febrero de 2014

Operación Monumento ***

(Monuments Men, EUA/Alemania 2014) Clasificación México ‘B’/EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

A mi papá.
Estos eran siete muchachos muy valientes: cinco gringos, un inglés y un francés, que durante la Segunda Guerra Mundial, sin deberla ni temerla, pero sí con mucho compromiso y honor, se aventaron a arrebatarle a Hitler los tesoros del arte europeo producido y acumulado durante siglos, que sistemáticamente las fuerzas nazis habían robado de museos y casas de coleccionistas de toda Europa, durante la ocupación alemana. El que hoy en día podamos visitar y conocer piezas tan bellas y famosas como la Mona Lisa es prueba de que la misión de estos valientes fue exitosa y ahora da pie a la nueva película de George Clooney, contada de forma muy ligera y con toda la nostalgia del cine de guerra de los 1950s y ‘60s.

Clooney toma los datos de la misión Aliada “Monuments Men” para adaptar una historia de sentido del deber, empezando, como en esas películas de hace 40, 50 años, con ensamblar a un escuadrón de siete (ocho, incluyendo al chofer) que enfrentarán a los nazis. Siguiendo la tradición de ese cine, la presentación de cada miembro del grupo tiene su momento especial, de modo que como espectadores vamos armando y anticipando cuál será su dinámica. Así, el propio Clooney, además de dirigir la película, interpreta al líder de la Operación Monumento, que incluye a los estadounidenses Matt Damon como un curador de museo, Bill Murray y Bob Balaban, arquitectos competidores entre ellos y John Goodman como un escultor; para completar el cuadro Aliado, el británico Hugh Bonneville como un curador y el francés Jean Dujardin, también como curador. Todos ellos, fórmula obliga, se lanzan a la misión sin chistar, simplemente convencidos del bien mayor de rescatar el arte europeo de las garras del fascismo y de paso, de la destrucción por los inevitables bombardeos Aliados y rusos en su persecución a los ejércitos italiano y alemán.

Operación Monumento no es una obra maestra de ese cine de aventuras de guerra y, al menos para mí, no parece querer serlo. De hecho, tiene varias fallas narrativas y el montaje de una escena clave resulta en una confusión para el espectador. De todos esos episodios individuales con los que Clooney va armando historia de los distintos integrantes de la operación, el que me resultó menos claro en cuanto a sus objetivos fue el de Matt Damon estacionado en París por meses, ya que llega ayudado por la Resistencia pero luego se pasea con su uniforme del ejército estadounidense. Aunque ahí conoce a Cate Blanchett, una curadora parisina forzada a trabajar para los nazis en el saqueo a los museos franceses y por lo tanto, poseedora de la clave para recuperar las obras robadas, hay un buen trecho de película en el que Damon parece no estar haciendo nada, sino esperando ser llamado al lado de Clooney, quien a estas alturas ya ha llegado a Alemania, gracias a la caída de Hitler. El avance de cada parte del grupo se va mostrando en base a anécdotas, algunas divertidas, como la de Balaban y Murray enfrentando a un joven soldado ario; o bien, dramáticas, como la de Hugh Bonneville intentando proteger en Bélgica una escultura de La Virgen y El Niño, hecha nada menos que por Miguel Ángel.

Y al igual que en las películas de hace medio siglo, al final, estos siete muchachos, valientes como ellos solos o mejor dicho, valientes como buenos Aliados, sin mayor ambición que derrotar a Hitler en sus ansias de adueñarse del mundo, cumplen con su misión, sin remordimientos y sin mirar atrás, solamente con el bien como objetivo. Los siete, en la vida real, me entero, representan a alrededor de trescientos artistas y académicos Aliados que formaron parte de la verdadera Operación Monumento. Tal vez Clooney pudo hacer una película más grandiosa o más dramática, pero su sencillo homenaje al triunfo Aliado y a ese cine de guerra (visto en mi infancia) cumple con lo que lo hace especial y duradero en la memoria: ante la maldad, sólo hay una respuesta, el heroísmo de defender lo que se sabe es bueno.

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