viernes, 26 de octubre de 2012

Frankenweenie ***1/2

(EUA, 2012) Clasificación México ‘A’ / EUA ‘PG’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Qué mejor manera de llegar al cierre de Octubre, que con una película que es compendio de lo mejor de las matinés de monstruos del siglo XX: Frankenstein, Drácula, el Monstruo de la Laguna Negra, Gamera (esa tortuga gigantesca, competencia de Godzilla), etc. Y si la película es, además, una colección de lo mejor de Tim Burton, ese director y productor que nos dio a Beetlejuice, a Eduardo Manos de Tijera, al mejor Batman del cine, a los muñecos animados Jack Skellington y el Cadáver de la Novia, al Jinete Sin Cabeza y al sangriento barbero Sweeney Todd, pues, dirá usted, qué más se puede pedir.

La historia es sencilla: Víctor es un niño que prefiere la compañía de su perro Sparky a la de los otros niños. Un día, Sparky sufre un accidente y muere, para gran dolor de Víctor. Inspirado por su excéntrico maestro de ciencias, Víctor intenta y consigue revivir a Sparky, usando la electricidad de un rayo. Así, Sparky vuelve a ser el mismo de antes. Claro, si uno no se fija en los remiendos por todo el cuerpo y los postes de batería que le salen del cuello. La idea queda más clara si notamos que el apellido de Víctor es… Frankenstein.

Tim Burton, bajo la casa Disney, vuelve por sus fueros en más de una forma. En primer lugar,  escoge contar su historia usando animación tradicional de muñecos de plastilina (y látex), combinando muy bien algunos efectos probablemente dibujados por computadora, sin que se noten las costuras, por así decirlo.  Segundo, el diseño de los personajes, tanto humanos como animales, nos recuerda lo mejor de sus películas Beetlejuice, Eduardo Manos de Tijera, El Extraño Mundo de Jack y El Cadáver de la Novia.  Tercero, el protagonista vuelve a ser una persona antisocial, extraña y con algún tipo de habilidad extraordinaria. Cuarto, su comedia nunca recurre al chiste barato, incluso cuando se vale de ciertas “gracias” sacadas de la caja de arena de un gato síquico. Y quinto, el constante homenaje/inspiración/copia/saqueo, llámelo como usted quiera, del cine de monstruos del siglo XX, empezando por el legendario Vincent Price en la imagen del maestro de ciencias de Víctor, hace de Frankenweenie una delicia para cualquier fanático de las antiguas matinés y a juzgar por las reacciones del público infantil en la función a la que asistí, también de los pequeños nuevos buscadores de emociones en la pantalla grande.

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