jueves, 18 de agosto de 2016

Ghostheads *1/2

A propósito de Cazafantasmas, va mi reseña del documental que intenta ocuparse de algunos fanáticos de la famosa película de 1984. Disponible en Netflix.

(Ghostheads, EUA 2016)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Cuando yo era niño y se me ocurría decirle a mi mamá “estoy aburrido”, la respuesta invariable era: “Ponte a limpiar frijoles”. Y ahora me entero, por el documental Ghostheads, de que hay otras opciones, como vestirse de Cazafantasma, colgarse una aspiradora descompuesta a la espalda y, así disfrazado, pasearse por las convenciones de cómics y películas de fantasía, junto con otros ociosos alrededor de los Estados Unidos, con el mismo gusto que raya en la obsesión.

Ghostheads, escrita y dirigida por Brendan Mertens, nos presenta a unos cuatro o cinco veinteañeros y treintañeros de distintas ciudades gringas, que comparten con otros cientos, la afición por todo lo que sea Cazafantasmas. Hablando a la cámara, cada uno nos cuenta lo que ha significado en su vida esta película de 1984 y uno pensaría, por como hablan de ella, que estamos ante la mejor historia cómica y de aventuras de todos los tiempos. Si no conociera yo la película en cuestión, tal vez les creería a estos “Ghostheads”, como se llaman a sí mismos. Pero hay dos problemas.

El primero: Cazafantasmas, con todo lo divertida que es, no es realmente una gran película y su secuela es francamente aburrida. El segundo y mayor problema: Ghostheads, el documental, apenas sugiere cómo sus entrevistados, aparentemente, intentan llenar huecos en su vida con una vana devoción por esa película ochentera. Y digo aparentemente, ya que sólo sé de ellos lo que el documental muestra: a uno le gusta la película porque la veía con su abuelito ya fallecido; a otra, porque era un pretexto para no ir a sus juntas de AA; otro más, de Canadá, abandona los fines de semana a su joven esposa para ir a las convenciones. Y luego está el asunto de las propias convenciones.

En las convenciones, el documental no muestra a los Ghostheads haciendo nada interesante; sólo los vemos saludando amigos y tomándose fotos. Varios de ellos mencionan, con lágrimas en los ojos, que los Ghostheads hacen obras de caridad, como visitar hospitales, pero no se ve la evidencia en ninguno de los 73 minutos en pantalla.

Lo que sí se ve son escenas de pena ajena, como cuando dos Ghostheads visitan el set de la nueva película de Cazafantasmas, en una calle de Nueva York. Ambos, disfrazados de cazafantasmas, intentan repetidamente tocar el carro decorado que será usado en la producción hollywoodense, para evidente molestia del empleado de la filmación. ¿Ghostheads? Gente sin quehacer, diría, por cierto, mi mamá.

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