(Ant-Man and The Wasp, EUA 2018)
Calificaciones:
****Excelente ***Buena **Regular *Mala
La segunda película
sobre Ant-Man, dirigida, al igual que la primera, por Peyton Reed, funciona mejor
cuando es una película de superhéroes por sí sola. Con casi 2 horas de duración,
de cuando en cuando tiene diálogos de exposición que la ligan a la larga cadena
de malas películas de Marvel, que no la hunden pero sí salen sobrando.
Y cuando las escenas
de exposición no fuerzan a los personajes a ser parte del mundo Marvel, son de rollos
seudocientíficos que pecan de serios. Sin embargo, me gustó:
1. La estructura que
hace que esos choros mareadores sean constantemente interrumpidos por el
cotorreo del Hombre-Hormiga (Paul Rudd, que es también uno de los guionistas y
tal vez esa fue su aportación).
2. Que no hay malo
realmente, sino un problema familiar por resolver.
3. Que Michael
Douglas (el inventor del traje de Ant-Man) no es nomás un accesorio (como sí lo
es, lamentablemente, Michelle Pfeiffer), sino parte central de la trama y que
ahora sí hizo comedia, a diferencia de la anterior (me parece muy buen
comediante y lo desaprovecharon en la primera).
4. Por supuesto y lo
mejor, que le dejaron el punto medio al chiste extendido del parlanchín
personaje de Michael Peña.
5. Y de pilón, que
esta vez sí usaron la ciudad de San Francisco para las distintas escenas; no
sólo por las consabidas persecuciones en carro por esas calles que suben y
bajan, sino en otros chistes locales, como en Fisherman's Wharf, cuando Ant-Man
ve a uno de los malos, a quien persigue, arriba del ferry y dice "¿cómo
compró el boleto tan rápido?" (siempre hay filas muy largas ahí).
En resumen, creo que es mejor (y me gustó
más) que la primera.
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