martes, 23 de enero de 2018

¡Me Muero Bichi! / XI: Guillermo vs. Los Monstruos.

Porque el arte no necesita de estrellitas ni calificaciones, sigue mi batalla personal contra la estupidez de los distribuidores de cine en México, desde la comodidad de mi sala. En cueros.

Guillermo del Toro ha llegado a su décima película, feliz y justamente aclamado por la industria cinematográfica, crítica y, sobre todo, público alrededor del mundo.
Cómo no celebrar las fantásticas películas de este muchacho tapatío y su fascinación por los monstruos. Dejaría yo de ser... Joel vs. Los Monstruos.
De esas 10, van mis 10 favoritas (pos sí... pero podrían ser menos) en orden de preferencia.

El Laberinto del Fauno (2006). Un regreso a temas antibélicos y a la guerra civil española, que antes sirvió de marco para El Espinazo del Diablo. Y nuevamente la fantasía y lo sobrenatural sirven de escape a la niña protagonista, que descubre que en todos lados hay monstruos (el militar de Sergi López, el peor de todos) y sólo la determinación de enfrentarlos nos lleva a la victoria. La riqueza visual del mundo de fantasía contrasta con los horrores de la realidad, por lo que entendemos perfectamente la decisión de la niña.

El Espinazo del Diablo (2001).
 Guillermo del Toro emigra a España e inicia sus propias producciones, de la mano de los Almodóvar, con esta historia de fantasmas, lealtades y traiciones, nuevamente visto todo a través de los ojos de los niños. Es su primera película antibélica y lo sobrenatural funciona como una metáfora escapista al absurdo horror de la guerra.

Cronos (1993). Su triunfal debut en cine, después de su exitoso paso por la serie televisiva de terror, Hora Marcada (1986-1989). Cronos cuenta la historia de un hombre que se vuelve inmortal, a costa de convertirse, además, en vampiro. Desde esta primera cinta Del Toro muestra su fascinación por un estilo visual rebuscado para crear un terror atmosférico, así como mostrar en detalle mecanismos en movimiento e insectos que sorpresivamente atacan a los personajes. El humor negro está presente a todo lo largo, sin dejar de lado la visión a través de los ojos de un niño.

La Forma del Agua (2017). El mundo fantástico de Guillermo del Toro vuelve a servir como escape, ahora, de personajes solitarios que sólo se entienden entre ellos. Una hermosa película que sintetiza la verde visión de un mundo que suena a romance francés.

Hellboy II: El Ejército Dorado (2008). Guillermo del Toro se suelta en el escapismo por el escapismo puro (con un subtexto ecologista, eso sí), de la mano de Ron Perlman y su extraordinario Hellboy, en un mundo tan lleno de fantásticas imágenes y personajes, que una sola visita resulta insuficiente para captar todo lo que hay en la pantalla.

La Cumbre Escarlata (2015). “Los fantasmas son reales, porque los he visto”, nos avisa al inicio la protagonista de la novena cinta de Guillermo del Toro. Y con esta paráfrasis del inicio (y final) de otra película suya (El Espinazo del Diablo), que planteaba la pregunta “¿qué es un fantasma?”, el director tapatío nos lleva una vez más a su mundo de oscura fantasía, donde los fantasmas cohabitan con los vivos y, aunque asustan, también dan mensajes a los justos y los previenen de los males que los acechan.

Hellboy (2004). El amor de del Toro por las revistas de historietas (o cómics), adivinado en sus películas anteriores, pasa a primer plano con esta adaptación de Hellboy, escrita y dibujada en EUA por Mike Mignola. El perdido hijo del diablo, adoptado y criado por un sacerdote para, ya adulto, luchar contra el mal y lo sobrenatural, a las órdenes del gobierno gringo, es el pretexto perfecto para mostrar toda clase de criaturas fantásticas en una historia donde la consigna es divertirse y el humor negro es la constante. Ron Perlman, que diez años antes había trabajado con del Toro en Cronos, parece haber nacido para encarnar a Hellboy.

Titanes del Pacífico (2013). Los enfrentamientos de los gigantescos tanques de guerra con forma “humana”, y los kaijus, inmensos monstruos salidos del mar, están despojados de toda lógica, en la mejor tradición del cine japonés de monstruos, como Godzilla y anexas. Aunque cada pelea inicia a “puño” limpio de una manera salvaje, rápidamente escala a duelos con balas, rayos mortíferos y, ya entrados en gastos, hasta chicas espadotas. Pero los monos en pantalla son tan impresionantes y las escenas de pelea, a pesar de tanto trancazo, están tan salpicadas de detalles curiosos y emocionantes, que, definitivamente, la película provoca emociones cinematográficas genuinas en toda la chiquillada presente. Y en uno que otro cincuentón.

Blade II (2002). Un regreso al tema de los vampiros, tocado en Cronos, pero esta vez como parte de la franquicia del cazador de vampiros interpretado por el actor de acción hollywoodense Wesley Snipes. En esta ocasión y a diferencia de Mimic, del Toro se avienta de cabeza a la acción desbordada y da rienda suelta a la presentación de monstruo tras monstruo en la pantalla, todo salpicado de la moronga de rigor.


Mimic (1997). Si de por sí mucha gente le teme a las cucarachas, imagine usted cucarachas gigantes que imitan la figura humana para conseguir a sus víctimas… Mimic, la primera película hollywoodense de del Toro es en parte una reelaboración de Cronos, su ópera prima. Muchos elementos se repiten: los personajes del niño y el viejo, los insectos que pican inesperadamente, las imágenes religiosas empacadas en papel plástico, los espacios cerrados para una atmósfera sobrenatural, los niños como testigos y parte de la trama. Hacia el último tercio Mimic se convierte en una película de acción y se adivina la mano de los productores haciendo a un lado a del Toro para entregar un producto más adecuado a los estándares de Hollywood.

2 comentarios:

Champy dijo...

Coincido plenamente en tu Top 4...realmente de la 5 pa'trás el orden me es indistinto.

2046

Anónimo dijo...

Yo nadamás he visto 8. Después de ver Hellboy no supe si ver la secuela o no y al final de cuentas no la ví. Tampoco he visto la de la Cumbre escarlata. Yo creo que por faltarme dos ya no puedo hacer una buena elección.

Y sí, tienes razón Joel, en todas hay monstruos!!