jueves, 16 de julio de 2015

Terminator: Génesis **

(Terminator: Genisys, EUA 2015) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

“Terminator: Génesis”, la quinta entrega de la serie, inicia básicamente como las dos primeras (Terminator, EUA 1984 y Terminator 2: Día del Juicio, EUA 1991). En Los Ángeles, en el año 2029, un robot Terminator es enviado a 1984 para matar a Sarah Connor antes de que sea mamá de John, el líder de la resistencia en la guerra de humanos contra máquinas pensantes. John Connor (ominoso Jason Clarke) contraataca, enviando también al pasado a un soldado para proteger a Sarah. Sólo que esta vez, cuando Kyle Reese, el soldado, llega a 1984, el pasado no es como se supone que era. Sarah no sólo lo está esperando y sabe todos los detalles de la futura guerra y la misión de Kyle (que incluye, por cierto, ser el papá biológico de John); también tiene su propio Terminator particular, un avejentado robot con piel de Arnold Schwarzenegger, que la ha cuidado desde niña, esperando el momento en que pasado, presente y futuro se junten para prevenir la guerra de robots contra humanos.

¿Qué ocurrió? ¿Por qué Sarah Connor y su historia no son como en las cuatro películas anteriores? El director Alan Taylor, a partir de un guión de Laeta Kalogridis y Patrick Lussier, nos pone al tanto de las razones, haciendo que el personaje de Schwarzenegger, “el Terminator bueno”, se convierta también en un experto en viajes en el tiempo, que da largas explicaciones sobre pasados y futuros cambiados, con líneas temporales alternas, en las que Kyle se encuentra atrapado. Para enderezar las cosas, ahora Sarah y Kyle tendrán que viajar al futuro, donde los espera el mismo Terminator bueno, más viejo y con más explicaciones.

Para que todo el desorden, los brincos temporales y las extensas exposiciones de Arnold no nos hagan pensar que entramos por error a “Volver al futuro 2” (Arnold como el “Doc. Brown”, en este caso), no puede faltar un Terminator malo que quiere despacharse a Sarah (una divertida Emilia Clarke) y a Kyle (desabrido Jai Courtney). Así que nuevamente se recicla al robot de metal líquido del segundo episodio y, de la misma manera, se recicla una y otra vez a lo largo de la película, el inútil método de tratar de detenerlo disparándole con armas comunes, haciéndole chicos hoyotes que se cierran solitos, muy impresionantes cuando los vimos la primera vez en 1991 pero a estas alturas, la verdad, resultan muy aburridos.

Creo que ése es el principal problema de “Terminator: Génesis”: las insistentes referencias a las dos primeras películas de la serie (alguien diciendo “ven conmigo si quieres vivir”, el aferrado Terminator malo, los malos chistes del Terminator bueno, el famoso “I’ll be back”) que no sirven sino para hacernos recordar que, al menos con el Terminator, todo tiempo pasado fue mejor.

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