jueves, 2 de enero de 2014

Lo Mejor de 2013

De lo visto en carteleras de mi rancho los últimos doce meses, va mi lista:
LO IMPOSIBLE (de Juan Antonio Bayona).
El impacto del tsunami de 2004 en el ánimo colectivo del planeta nos puede hacer pensar que cualquier película sobre tsunamis nos mostrará una destrucción que hemos visto hasta el cansancio en los noticieros, por televisión, en los últimos 8 años. Pero esos son sólo hechos. El director Juan Antonio Bayona y su equipo nos dicen, pues, que la historia verdadera no está en el desastre, sino en lo que las personas hacen ante esas desgracias.

Lincoln (de Steven Spielberg).
Spielberg resuelve con la maestría de treinta películas y nos trae los últimos cuatro meses de la vida de un Lincoln que, cansado y avejentado a sus cincuenta y tantos, en todos sus momentos como presidente muestra sabiduría y fé en sí mismo y en Dios para imponer la justicia en las leyes de su país. El actor Daniel Day-Lewis desaparece completamente en Lincoln y su Oscar como mejor actor esta vez es merecido como pocos.

El Conjuro (de James Wan).
El chiste de hacer oootra película sobre posesiones demoniacas debe estar en lo bien que se toquen las bases reglamentarias, lo interesantes que resulten los personajes y lo bien ejecutadas que estén las escenas que nos hagan brincar del asiento. El Conjuro libra bastante bien la comparación con, bueno, pues, con El Exorcista, que se ha convertido en el estándar del cine de terror durante cuatro décadas.

HELI (de Amat Escalante).
Heli es ficción nacional. Una mañana aparece un hombre asesinado, colgado de un puente; se denuncian “levantones”. Las policías no resuelven los casos que ya pueblan nuestros noticieros. Pues sí: tiene que haber consecuencias, así como tiene que haber razones para tanta descomposición social. El director Amat Escalante presenta su idea de ambas en Heli.

Gravedad (de Alfonso Cuarón).
Gravedad es, sobre todo, un triunfo de la narrativa visual. La historia es sencilla: dos astronautas flotando a la deriva, desconectados de su nave. Sólo queda vivir o morir. El que vivir sea una de las dos posibilidades es el tema que el director Alfonso Cuarón escoge para, por hora y media, llenar la pantalla con las imágenes más sorprendentes que he visto en un cine en décadas.

Metegol (de Juan José Campanella).
Es un misterio el que el futbol tenga tan mala pata a la hora de ser representado en la pantalla grande, a diferencia de otros que han dado lugar a grandes películas. Supongo que se necesita la mezcla exacta de deporte y corazón. Justo como en Metegol, la excelente cinta de dibujos animados del director argentino Juan José Campanella.

Capitán Phillips (de Paul Greengrass).
Qué carta se juega el director Paul Greengrass al confrontar a la superestrella Tom Hanks con el villano interpretado por el joven Barkhad Abdi, un perfecto desconocido, en su primera película, además. El punto central: a usted o a mí se nos puede atravesar un mal día uno de estos perfectos desconocidos, para sacar ventaja de lo que nos hace vulnerables frente ellos: nuestro respeto a la ley. En Capitán Phillips queda claro que hay una razón muy poderosa para que tengamos leyes. Nuestras vidas (hasta las de los criminales) dependen de ello.

***Menciones honoríficas***

Jack Reacher: Bajo La Mira (de Christopher McQuarrie).
Actuada y producida por Tom Cruise, rápida y eficientemente destapa una red de intrigas bastante entretenida. Una joya escondida, la presencia del veterano actor Robert Duvall en un papel secundario, donde hasta se da el lujo de reírse de la costumbre de Cruise de aparecer corriendo en todas sus películas.

Mamá (de Andrés Muschietti).
Mamá es justo esa clase de película, en que la historia de fantasmas apenas interesa lo suficiente como para que aguantemos entre susto y susto. Y cuando uno piensa que el paseo está por terminar sin mayor consecuencia, Mamá sorprende con un excelente final que construye sobre la historia contada hasta el momento y supera o compensa, trasciende, más bien, todos los espantos y espantajos anteriores.

Oz El Poderoso (de Sam Raimi).
La historia de cómo un mentiroso profesional se convirtió en el gobernante más poderoso en la historia de la tierra de Oz es un triunfo del diseño visual, del riesgo de la elaboración sobre una historia archiconocida (El Mago de Oz) y del protagonista, el actor James Franco, que se suelta con un desenfado contagioso en su papel de tramposo por naturaleza.

Frozen: Una Aventura Congelada (de Jennifer Lee y Chris Buck).
Hasta la década pasada, cómo no iba Disney a ser blanco de burlas en un mundo cada vez más cínico, si sus protagonistas vivían felices para siempre después de un beso de “amor”. En Una Aventura Congelada, por primera vez veo a las princesas liberarse, crecer y, finalmente, darse cuenta que el verdadero amor a los demás empieza en uno mismo.

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