viernes, 16 de noviembre de 2012

Ralph El Demoledor **1/2

(Wreck-It Ralph, EUA 2012) Clasificación México 'AA' / EUA 'PG'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Hace unas semanas me quejaba aquí mismo, al reseñar Resident Evil 5, de la insistencia de Hollywood en adaptar juegos de video al cine, con resultados generalmente pobres. Pues bien, como dicen: pide y se te concederá. Aquí tenemos a Ralph El Demoledor, el turno de Disney en este subgénero de traer juegos de video a la pantalla, presentando algunas ideas intrigantes y algunas otras entretenidas, mientras se mantiene en terreno seguro al no separarse mucho de su tradición de cuentos de hadas, agregando a la mezcla un poco de las imágenes e historias de Pixar. Excepto que el resultado no llega a los niveles de excelencia ni de Disney, ni de Pixar.

Ralph es un personaje de un juego de video, donde su tarea rutinaria es destruir a puñetazos una y otra vez un edificio lleno de inquilinos, sólo para que Félix, su contraparte dentro del juego, arregle todo con un martillo mágico. Si usted ha jugado o visto alguna vez juegos de video por el estilo, sabrá que el jugador (el humano, pues) mueve a Félix, "el bueno" del juego y Ralph sólo es un obstáculo para obtener puntos. Cuando el juego termina, Ralph es lanzado desde lo alto del edificio a un montón de escombros y Félix recibe una brillante medalla dorada. No por nada, el juego se llama Arréglalo Félix... por ello, Ralph decide que ya no quiere seguir siendo el malo y es hora de buscar la manera de ganar para él la ansiada medalla dorada.

Me gustó el rumbo que toma la película a partir de este punto: Ralph acude a terapias de grupo (donde se desahoga con "malos" que pertenecen a otros juegos de video), se pasea por los cables eléctricos y visita otros juegos, como el legendario Pac-Man o un juego de soldados interestelares que enfrentan a insectos extraterrestres, disparando pesado y ruidoso armamento. Lo interesante, visualmente, es que cada juego distinto que pisa Ralph se muestra en la pantalla de cine como un paisaje distinto, dibujado y animado de acuerdo a las limitaciones o virtudes propias de tal juego. Así, la visita al Pac-Man cambia la imagen de la película a dibujitos
planos, con cuadritos visibles por la baja resolución y con una paleta de colores primarios. En cambio, en el interior del juego de batalla interplanetaria, los dibujos son increíblemente detallados, correspondientes a la alta resolución de los juegos actuales de realidad virtual.

Igualmente, la banda musical cambia de un escenario a otro, siguiendo los patrones del juego de video en turno y creando muy bien la ilusión de estar inmerso en el juego, o al menos dentro de una sala de juegos. Es como si Disney tomara una idea de hace 30 años, nada menos, de la película TRON, producida también por el estudio del ratón Miguelito, para traerla, actualizada y digerida, al público infantil de 2012.

Y aquí es donde me parece que Ralph El demoledor se tropieza, justamente. En sus divertidas peripecias, Ralph entra a un juego donde todo está hecho de azúcar y los personajes juegan carreras en autos hechos de galleta. Ahí conoce a Vane, una niña traviesa con voz de la Chilindrina (de hecho, María Antonieta de las Nieves hace la voz en Español) que al principio le arrebata a Ralph la medalla ganada en otro juego, para luego descubrirse como alguien con motivos tan profundos como los de Ralph. Todo está muy bien en términos de historia, hasta que la película gradualmente se va cargando a la historia de Vane. Los motivos de Ralph empiezan a pasar a segundo plano y su objetivo inicial deja de ser importante.

Claro que ese cambio es necesario para el crecimiento del personaje de Ralph, pero la película empieza a sacrificar el universo presentado de los distintos escenarios de juego y las situaciones de Ralph fuera de
su entorno familiar, a favor de las aventuras de Vane. En este punto la narración se siente lenta y falta de acción, al grado de que uno empieza a preguntarse, como de hecho lo hizo Juan Ra, un niño de ocho años que conozco, si a la cinta le cambiaron de nombre a medio camino y en vez de Ralph El Demoledor, ahora se llama Vane La Sufrida Niña Latosa.

Disney ha cambiado mucho a lo largo de su historia y no estoy seguro de si lo que está ocurriendo en los últimos diez años sea bueno para sus estudios de animación. Durante los 90s y en los primeros tres, cuatro años del siglo XXI, sus cintas animadas tenían un nivel similar a grandes éxitos más o menos recientes como  El Rey León y La Bella y La Bestia. Pero, a raíz de su cada vez más evidente unión con Pixar, parece que las historias buenas se están quedando en la etiqueta Pixar, empezando por la trilogía Toy Story y Disney se conforma con historias mucho menores, como Chicken Little, por ejemplo. Recuerdo que cuando ví Bolt pensé que era como una hermana menor de Cars, ese gran éxito (al menos económico) de Pixar. Ahora, con Ralph El Demoledor, veo a un hijo de Tron que apenas vive en las orillas del barrio de Pixar.

2 comentarios:

Rafa Ibarra dijo...

"Vane La Sufrida Niña Latosa". Ja ja ja. Ese Juan Ra tiene madera de crítico, ja ja ja.

Saludos.

Joel Meza dijo...

Más como esos, Rafa. Y no nomás para el cine.