sábado, 23 de abril de 2016

Desierto **1/2

(Desierto, México, 2015)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Una efectiva historia de suspenso al estilo “el gato y el ratón”, donde el escenario es el desierto fronterizo entre México y los Estados Unidos; el gato es un gringo fundamentalista, de esos que se toman por su cuenta la “protección” de su frontera; y el ratón, o ratones, mejor dicho, son un grupo de migrantes de los que cruzan todos los días ilegalmente, buscando el sueño americano.

El director Jonás Cuarón escribe (junto con Mateo García) y dirige Desierto de una forma muy compacta, usando con economía su corta duración (poco más de hora y veinte), mostrando sólo los elementos necesarios para iniciar y mantener el suspenso: en los primeros minutos de película, el grupo de migrantes, encabezado por un asoleado Gael García, se ve forzado a cruzar a pie por una extensa zona desértica, desconocida para los dos ineptos polleros que los llevan al otro lado (Marco Pérez, a quien vimos en 2015 como Sergio Andrade, en Gloria, y Diego Cataño, que en 2004 fue uno de los dos niños en Temporada de Patos). Por otra parte, el gringo fundamentalista se prepara para el día: carga en un pick up su rifle de alto poder, su perro cazador y su botella de whisky.

Unos minutos después, el gringo (Jeffrey Dean Morgan) se cruza en su camino con un agente de la border patrol, que a todas luces está harto de su trabajo y de lidiar con gente como estos autoproclamados protectores de la frontera. No hay más advertencia del agente al cazador que “mantente en el camino estatal”, seguido de gestos que implican que ambos saben que eso no va a suceder.

En contraste, para los polleros y los migrantes no hay ningún tipo de encuentro ni advertencia. Solamente el desierto que se extiende hasta donde el sol alcanza a quemar. Y en ese gran territorio desolado, mostrado sin adornos por la cámara de Damián García (El Infierno, 2010), eventualmente coincidirán cazador y migrantes. Apenas ocurra el primer disparo, la película se convertirá en una continua y frenética persecución, donde los cazados tratarán de escabullirse de las balas del gringo y de su temible e incansable perro.

El joven Cuarón sabe su negocio de contar historias cortas con una premisa que nos atrapa desde el principio. Recordará usted Gravedad, escrita por él para su director (y papá) Alfonso, donde el cuento también era sencillo: una astronauta abandonada en el espacio, tratando de regresar a la Tierra. En Desierto, los migrantes atrapados en esa vastedad ya no buscan vivir el sueño americano. Más bien, solamente vivir.

1 comentario:

Champy dijo...

Coincidimos en muchos puntos, quizá si no en todos sí en los más importantes.

Empezando por la efectividad de la puesta. Me sorprendió muy gratamente el resultado, no le conocía éstos dotes al charolastrita, si me preguntan que es lo mejor del film yo me voy por éste rumbo, la acertada y muy efectiva puesta en escena, de imagenes que me parecen correctamente escritas, sin excesos ni grandilocuencias gratuitas. Es lo que debía y punto. Y no es defecto. No había necesidad...digo digo digo, yo no tuve minuto de quietud.

Y para que no digan que soy parcialote ante su apellido mira, la primera escena me parece floja y malhecha... en una revisión de 1 minuto diagnóstica el mojadito como irreparable (por él) el vehiculo polleril...creo que ni un desarmador agarró.

La estrella de la película más que Gael y mi novio Jefrey es el feroz chucho, maldito maldito pero lo adorabamos todos en la sala.

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