sábado, 12 de marzo de 2016

Amy ***1/2

(Amy, Reino Unido 2015)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Acabo de leer en el periódico una nota a propósito del Óscar a Mejor Documental, ganado por Amy, sobre la brillante pero breve carrera de la cantante inglesa Amy Winehouse, que entre los 18 y los 27 años hizo historia como compositora y cantante de blues y jazz, antes de morir, aparentemente por sus excesos con el alcohol y otras drogas. Esta nota periodística decía que el papá de Amy Winehouse tronaba contra la película, alegando que lo que se ve ahí, exceptuando el hecho de que Amy nació y murió, todo es mentira. Si hemos de hacerle caso al Sr. Winehouse, pues qué buena imaginación tiene el documentalista Asif Kapadia (que antes nos dio el documental Senna, sobre el famoso corredor de autos) para contar una historia tan intrincada y tan terrible: el ascenso de la adolescente Amy a la fama, sus grandes éxitos como artista, sus varias caídas personales y su eventual muerte.

Y más terrible historia aún, cuando una gran parte de lo que vemos y oímos en la película es a la propia Amy Winehouse, hablando a la cámara en distintos momentos de su vida, ya fuera grabada por sus amigos, por su representante, por su propio padre o por ella misma. Desde la primera escena, en que vemos a una Amy quinceañera cantar el “Happy Birthday” a una amiga, nos damos cuenta del talento natural de la chamaca por convertir cualquier tonada en una eventual joya del jazz. Lo que sigue es la historia de cómo esta adolescente fue llevada a donde no quería ir, por gente que solamente parecía interesada en lo que podía hacer con su voz y su incipiente talento para escribir canciones que se alejaban del pop y se acercaban al jazz. Es terrible atestiguar, en este compendio de imágenes, canciones y entrevistas, cómo nadie pudo o quiso hacer nada por detener la caída de una muchacha que en principio parecía tener un gran gusto por vivir para el arte.

Como punto de comparación, en Netflix también se puede ver el documental “Sinatra: All or nothing at all”, donde vemos cómo Frank Sinatra, desde muy joven, hizo todo lo que pudo y se le ocurrió, para convertirse en la gran estrella que fue sin perder de vista que, primero que nada, debía construir al artista. En contraste, el documental Amy nos muestra, justamente, cómo se destruye al artista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow, ganas de verlo, pero el wow viene porque esta me parece, una de tus mejores críticas. Un texto excelente, a mi parecer

Joel Meza dijo...

Gracias. El documental se puede ver en Netflix.