sábado, 17 de octubre de 2015

Volver al Futuro II **

Por fin, el próximo miércoles 21 de Octubre es el día en que Marty McFly llegará al futuro, así que me dí a la tarea de revisar (una vez más) Volver al Futuro II.

(Back to the Future II, EUA 1989)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Después del trancazo de taquilla que fue Volver al Futuro, entre fines de 1985 y principios de 1986, el director Bob Zemeckis y el escritor Bob Gale se engolosinaron con las aventuras del viajero en el tiempo, el adolescente Marty McFly y decidieron usar algunos planteamientos de la cinta original para hacer dos películas más y convertirla en la primera parte de una trilogía. La segunda fue estrenada en 1989 y la tercera en 1990.

Una de las principales diferencias entre Volver al Futuro y Volver al Futuro II es que la primera en realidad no trata de viajes en el tiempo, sino de la realización de la fantasía adolescente de conocer a los papás cuando tenían la edad de uno, y confirmar que fueron tanto o más desordenados que uno. Tomada por Zemeckis y Gale, esa premisa requiere el accesorio de la máquina del tiempo y Volver al Futuro se convierte en una historia perfectamente redonda donde el viajero, por accidente, evita que sus padres se conozcan; por lo tanto, anula su propio nacimiento y ahora debe hacer lo imposible para arreglar las cosas y volver a existir. En el camino, Marty McFly, el viajero, se las arregla además para inspirar a un futuro político de su pueblo, inventar las patinetas y, de paso, crear el rock and roll (sus padres son adolescentes en 1955). Pero la lección es, en todo momento, que los papás también son humanos y fueron jóvenes, con errores, aciertos y sueños como los de uno.

En cambio, Volver al Futuro II solamente trata de viajes en el tiempo y eso es lo que la aleja del encanto de la original. En una trama mucho más enredada, Marty McFly y el inventor de la máquina del tiempo, el "Doc" Emmet Brown, deben viajar, de su presente en 1985, al futuro (el próximo 21 de octubre de 2015, para ser exactos), para arreglar una desgracia en la familia de Marty. Después de un paseo por el 2015, donde lo más memorable son las patinetas voladoras, el excesivo maquillaje avejentador y las exageradas actuaciones de todo el reparto, Marty y el Doc se dan cuenta de que, por sus acciones, la línea del tiempo presente (1985) ha sido alterada y, en un enredo más, deben regresar al 1955 de la primera película para arreglar no sólo sus vidas, sino las de todo el pueblo, nada menos.

Tanto brinco en el tiempo es justificado haciendo que los personajes, desde la primera escena, hablen y hablen y hablen, explicando lo que pasó, lo que está pasando y lo que va a pasar. Aunque el cine es un medio audiovisual, hay una regla que ha funcionado desde sus inicios: muéstralo, no lo platiques. Ese primer tercio de Volver al Futuro II está lleno de imágenes y escenas muy entretenidas sobre “el futuro”, pero prácticamente ninguna tiene que ver con la trama, excepto el asunto de cierto almanaque deportivo que da pie al regreso a 1955. El paseo por 2015, además de plantar una ridícula e innecesaria explicación sobre la autoestima de Marty, es sólo un pretexto para hacer comedia sobre una visión, muy optimista, eso sí, del futuro que se soñaba hace 30 años.

El segundo tercio, en el presente alterado de 1985, resulta grotesco, sombrío y plagado de más explicaciones platicadas para ponernos al corriente, sin mencionar las repeticiones forzadas, igual que en las escenas en 2015, de ciertas situaciones de la primera película, como si los personajes no pudieran escapar a las mismas acciones una y otra vez. Eventualmente regresamos a 1955, donde Marty y el Doc revisitan los hechos de Volver al Futuro y por lo tanto el objetivo del protagonista vuelve a ser el lograr que sus padres se enamoren y se casen, lo cual sirve para emocionarnos nuevamente y hacernos olvidar los desaciertos de los dos tercios anteriores.

En el epílogo, que deja enredados algunos hilos, el director Zemeckis muestra sus cartas: Volver al Futuro II no es más que un puente, muy ocupado, eso sí, entre la primera y la tercera películas. La razón por la que funciona en el imaginario popular, pienso, es por lo simpáticos que nos resultan Marty y el Doc, encarnados por los geniales Michael J. Fox y Christopher Lloyd y terminamos disculpando los excesos de esta segunda parte, sobre todo por la promesa/anuncio final de la tercera aventura, ahora en el viejo oeste. Con todo y patinetas voladoras.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Un dia iba con Claudio por el mall de Puente Hills y me dijo, mira papá, aquí hicieron la de volver al futuro, regresando a la casa vi la escena donde sale el mall, tanto pasar por ahí y no me había dado cuenta, saludos hermano. (¿ya pasaron treinta años? Sería bueno revisar que tan profética resultó, con una mirada como la que hace MÁD de sus inventos)

Joel Meza dijo...

Ah, yo pasé varias veces por ahí hace unos 15 años, cuando me echaba vueltas a West Covina.
Y sobre los inventos, pues ya nomás le quedan dos días a la Mattel para sacar las patinetas...

Unknown dijo...

Pero Joel, no podemos tener patinetas voladoras, por que esa es la linea del tiempo donde NO sabíamos que ibamos a tener patinetas voladoras. Una linea del tiempo donde Marty McFly "invento" la primera patinetay el rock & roll en 1955. En otras palabras, no es nuestra linea del tiempo. Había una pelicula de Nicholas Cage que decía: El futuro cambia simplemente por el hecho de que lo viste.
Podemos esperar reseñas de todas las peliculas de Star Wars (si quieres excluyendo las precuelas, por que te tenemos piedad) para prepararnos para Star Wars: The Force Awakens?
De todos modos quien quiere vivir en ese futuro? Ya viste su ropa? Ew...

Joel Meza dijo...

Pepe, entonces he andado de oquis con los pantalones puestos al revés estos tres días...
De Star Wars, o La guerra de las galaxias, como le decimos los que las vimos en sus estrenos, ese es el plan. Chance y hasta las precuelas.