sábado, 17 de diciembre de 2011

Los Increíbles ***1/2

Hace 7 años escribí lo siguiente sobre el estreno de Los Increíbles, dirigida por Brad Bird, quien acaba de estrenar la que aparentemente es la mejor entrega de la serie Misión Imposible.

(The Incredibles, EUA 2004) Clasificación ‘A’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala


Nunca se me hubiera ocurrido, mientras veía cada una de las películas de Bond, James Bond, con toda su exagerada acción, sus melodramáticos enfrentamientos entre el héroe y el megalómano del día, sus exóticas y bellas mujeres en deslumbrantes y fantásticos escenarios, que en medio podría haber una historia rescatable y un mensaje valioso para el público. No me malinterprete, he disfrutado de las veinte películas de Bond como el que más, pero nunca he visto ni buscado en ellas más que lo que son: caricaturas de acción viva para adolescentes y adultos. Aparentemente a Brad Bird, guionista y director, sí se le ocurrió y el resultado es, en parte, Los Increíbles, la nueva película de Pixar.

Qué manera la de Pixar de hilar un éxito tras otro en películas animadas. Considere usted sus producciones para la casa Disney: el díptico Toy Story 1 y 2, donde se explora el valor de la amistad y los conflictos del crecimiento personal; Bichos, una especie de Los Siete Magníficos del mundo entomológico; Monsters, Inc. y su ingeniosa industrialización del Coco y anexas y Buscando a Nemo, el emotivo cuento que retrata la continua angustia de ser padre. La lista no tiene desperdicio y ahora, con Los Increíbles y a punto de dejar el consorcio Disney, Pixar se reafirma como el mejor estudio cinematográfico de animación y muy probablemente en general, con sólo buenas películas y ningún churro en su haber.

Brad Bird toma de dos fuentes más o menos conocidas para montar una historia de valores familiares y de defensa de la individualidad. La primera es la serie de Bond y la segunda es el mundo de los superhéroes, específicamente los Hombres X de Marvel Comics, con su premisa de que el sobresalir es algo indeseable y hasta condenable. Mr. Increíble es el más famoso superhéroe del país y su lucha contra el mal es legendaria y seguida con admiración por el ciudadano común. Junto a él, otros superhéroes combaten el crimen, colaborando con las autoridades. La Chica Elástica es una de ellas y tiene un lugar especial en el corazón de Mr. Increíble. Pero las envidias y los malos entendidos llevan al gobierno a prohibir la actividad de estos superdotados. Así, Mr. Increíble y la Chica Elástica se convierten en Bob y Helen Parr y ahora se dedican, él, a un trabajo de escritorio en una compañía de seguros y ella, a cuidar de su casa y los tres hijos de ambos, la adolescente Violet, el hiperactivo niño Dash y el bebé Jack. Los dos mayores también han desarrollado superpoderes pero sus padres, obedeciendo, deben remachar en sus hijos el esconder sus propias habilidades especiales y comportarse como la gente normal. Una vida muy difícil para Bob Parr: su necesidad de ser congruente con su verdadera identidad es mucha y el ser un hombre promedio es tan desalentador como la reflexión de que promedio es sinónimo de mediocre.

En este punto, Brad Bird hace que Mr. Increíble y la Chica Elástica vuelvan a las andadas, sirviéndose del elemento Bond, en que un villano trata de apoderarse del mundo y “alguien” debe detenerlo. El formato Bond se sigue al pie de la letra, incluyendo al entrañable Q, el maduro agente dedicado a diseñar los excéntricos artefactos para Bond en cada una de sus aventuras. En Los Increíbles, Q tiene la forma de Edna Moda, una modista enana y de mal carácter, que se las sabe de todas todas en lo que a trajes de superhéroes se refiere. La diferencia que Bird encuentra en esta fórmula es que el villano personifica, precisamente, esa mediocridad que les ha sido forzada a los miembros de la familia Increíble. Sus planes para apoderarse del mundo se basan únicamente en mantener el promedio para facilitarse el ser sobresaliente.

La película anterior de Bird, El Gigante de Hierro (EUA, 1999), también exploraba el tema. Lamentablemente nos es más fácil ser iguales, promedio, que sobresalir desarrollando nuestras capacidades. Ambas cintas, dirigidas a los niños pero con un mensaje necesario para los adultos de nuestra sociedad actual, serían excelentes regalos de Navidad para nuestra conciencia.
(Publicada originalmente el 26 de Diciembre de 2004, en La Voz de la Frontera.)

7 comentarios:

Carlos Tapia dijo...

Mi buen Joel, saludos, esta pelicula de los increibles esta muy padre para los niños que ya estan minimo en los 5 años no es como toy story que graficamente llama mas la atencion, como dices es una mezcla de bond papel bond, digo james bond y comics, grandes doblajes de Victor Trujillo, Consuelo Duval y Dario T Pie como Edna Moda, el villano dejo mucho que desear el doblaje de Omar Chaparro muy forzado creo que el mejor doblaje de el fue kung fu panda, que tengas una feliz navidad mi buen Joel recibe un abrazo desde tierras cancunenses de parte de mis niños y mia.

Carl Zand dijo...

Esperemos ver MI4, a ver qué pinta... Yo, al igual que tu, prefiero, hasta ahora, la de John Woo de lejos. Ya veremos.

Joel Meza dijo...

Ese Carlos Kiss (me tardé en entender lo de los besos azules, pero al fin entendí...), justamente una excelente película para compartir con los hijos. También El Gigante de Hierro, la primera de Bird, si no la han visto. Un abrazo de retache a Cancún.

Zand, John Woo montó un espectáculo harto divertido con la 2. Espero grandes cosas por parte de Bird. Salud.

Mrlopez71 dijo...

Saludos Joel, aqui pasando a saludar. Martin de Data.

Joel Meza dijo...

Martín, gracias por la visita. Bienvenido a los comentarios. Te mando a tu correo la liga de mi nota sobre las películas robadas, en este mismo blog.

Rafa Ibarra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rafa Ibarra dijo...

"Los Increíbles" es excelente.

De la serie "Misión Imposible" nomás vi la primera, donde se echa por tierra todo lo que sabíamos de la serie de TV. Debut y despedida para mí.
Y si a eso le agregamos al higadito del Tomás Cruz, mta. Si llega a hacer algo interesante ese cuate, quizás sería comerse la placenta que había prometido. Eso sí, que se la eche cruda y sin sal.

Saludos.