(Bridget Jones’s baby, RU/EUA/Francia 2016) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Para mis amigos y colegas de La Voz de la Frontera, felicidades por 52 años de ser parte de la historia cachanilla.
A mí, Bridget Jones me cae re-bien. La conocí hace 15 años, en El Diario de Bridget Jones (2001) como una cachetona (por arriba y por abajo) chamaca inglesa abriéndose paso en el mundo de la publicidad en Londres, mientras llevaba en su diario el recuento de su consumo de comida chatarra, alcohol y fantasías eróticas. Sus disparatadas aventuras y desventuras me divirtieron bastante en el verano de 2001. A mí y a millones de cinéfilos alrededor del mundo. Ahora, en 2016, doce años después de una segunda película (Bridget Jones: Al borde de la razón, 2004) apenas entretenida pero perfectamente olvidable, Bridget regresa triunfal con una noticia: Está embarazada y, congruente con su moral, hay un pequeño problema. No sabe quién es el papá.
La premisa, por sí sola, a mí me dio mucha risa. Y la película, gracias al cielo hollywoodense y dirigida por Sharon Maguire (directora también de la primera) no se entretiene con los clichés del embarazo, sino que exprime la incertidumbre sobre el padre, explotando al máximo el triángulo amoroso entre el empresario gringo (Patrick Dempsey disfrutando sus aires de galán televisivo) que es la nueva conquista de Bridget, y, quién más, Mark Darcy (Colin Firth, ahora galán otoñal), eternamente predestinado para Bridget, quien no puede ser otra, a estas alturas, que la estadounidense Renée Zellweger, exitosamente reinstalada como esta simpática, viciosa, calenturienta y destrampada londinense.
Las carcajadas resultan de una trama que va de una situación absurda a otra, sacando el máximo provecho de los enredos y, con gran acierto, de los personajes secundarios, que incluyen nuevamente a los papás de Bridget (qué afortunado uso de los veteranos Gemma Jones y Jim Broadbent). Nueva y efectiva en la historia es Miranda (Sarah Solemani) la mejor amiga (que reemplaza al trío original de la primera película), sin pasar por alto a la francota ginecóloga interpretada por la genial Emma Thompson, a quien, por cierto, tenemos que agradecer por este hilarante guión.
Finalmente, las canciones de los 80s y 90s elegidas por el productor Nick Angel, para aderezar cada situación, son todo un triunfo de emparejar acción y personajes con la música e incluso hay un chiste muy bueno que tiene que ver con la edad de Bridget y cierta joven estrella del pop actual y su canción “más famosa”. Creo que en esta escena hay una clave: Como decía, conocí a Bridget hace 15 años y ahora, casi a los 50, me ha hecho reír como no me pasaba en un cine en lo que va de 2016. No sé si la escena de esa estrella pop funcione igual para los espectadores veinteañeros, que seguramente sí lo conocen. Extrapolando: No sé si “El bebé de Bridget Jones” funcione igual para los espectadores veinteañeros, que, segura y tristemente, no conocen a Bridget.
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Hace 1 semana
2 comentarios:
Yo soy fanático de la treintona decrepita, con ella me he carcajeado como con pocos, he celebrado sus babosadas y me he entumecido en sus aprietos, le he echado porras en sus corretizas y la he defendido de sus detractores.
El principio de el bebé, debo confesarlo, para mi fue un poco dificil aceptar a mi excachetona sin cachetes, no la podía aceptar, sentía que le faltaba la principal de sus caracteristicas, esa dejadez que proporciona la gordura, conforme avanzó la trama y me metí en ella se me olvidó todo y la adoré como de costumbre.
Como han pasado los años, supongo que en todos pero mas en Mark.
2046
15 años… sí, a Mark se le notan bastante. A todos los demás, incluidos nosotros, no tanto…
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