(Star Trek, EUA 2009)
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Star Trek es la undécima película de una serie que inició en 1979 con “Viaje a las Estrellas - La Película”; título necesario y aclaratorio, supongo, ya que “Viaje a las Estrellas” originalmente fue una serie de televisión estadounidense de fines de los ‘60s, que alcanzó estatus de culto global durante sus repeticiones en los ‘70s, alrededor del mundo. Siguiendo la moda actual de las franquicias fílmicas, Paramount Pictures reinventa el hilo negro y nos presenta otra vez, por primera vez, todos los elementos que pudiera uno necesitar para navegar por el universo de la serie.
Así, ¿qué más quiere usted que el inicio INICIO? Si el Capitán Kirk de la tele y las películas anteriores es la rebeldía personificada, ¿a poco no sería bonito mostrar por qué Kirk es tan rebelde? Bueno, pues prepárese para verlo nacer (sí, NACER) en las condiciones propicias para que de adulto (encarnado por Chris Pine) desobedezca orden tras orden de la Flota Estelar a bordo de la nave Enterprise.
O, ¿qué tal el Sr. Spock? Si lo único que sabe usted del Sr. Spock es que es el de las orejas puntiagudas, agárrese (y que conste que no es albur), porque aquí verá cómo de niño le quitaron su patito de hule y en ese momento decidió nunca volver a mostrar su lado humano, como buen vulcano que llega a ser (de adulto, el actor Zachary Quinto y no se preocupe, aquí también le explican qué es un vulcano).
En otras palabras, estimado lector, Star Trek no es nada sutil al contarnos el origen de TODO, si bien lo hace de una manera entretenida y nunca aburrida. Además, la tripulación del Enterprise se da tiempo para enfrentarse a Nero, un megalómano que quiere destruir (qué sorpresa) el mundo… bueno, la galaxia, para estar a tono. Nero, en la piel de Eric Bana, es un malo convincente aunque, por supuesto, Star Trek también para él nos proporciona la explicación del patito de hule.
¿Lo que no me gustó? Seré breve: el estilo visual escogido por el director J.J. Abrams. Salvo contadas secuencias, ese estilo es todo menos visual. Cuando Abrams no está sacudiendo la cámara al punto de que no se puede distinguir a un ruso de un japonés o a un vulcano de un romulano, todas las luces del foro están dirigidas al lente, manchando la imagen de una forma muy estorbosa.
Y finalmente, en Star Trek hay una diferencia fuerte respecto a las anteriores: la estructura de película de acción gobierna por primera vez la trama y aquí es donde recuerdo la pregunta de mi amigo Jorge Imperial: ¿En una película de acción, duda usted que las cosas van a salir bien para los héroes? Bueno, tenemos franquicia para rato para averiguarlo.
(Si usted gusta, acá puede leer la versión original de esta reseña, publicada en 2009.)
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