(Taken, Francia 2008) Clasificación ‘B-15’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
"Escúchenme bien: no sé por qué secuestraron a mi hija. No tengo dinero. Pero lo que sí tengo son habilidades muy particulares. Si dejan libre a mi hija en este momento, se acaba todo el asunto. Si no, les aseguro que los buscaré, los encontraré y los mataré." Palabras más, palabras menos, ésto dice por teléfono Liam Neeson a los secuestradores de su hija en una escena que se muestra en los anuncios de Búsqueda Implacable. Esa sola línea de diálogo es lo que me llevó a ver esta película. Y obtuve justamente lo que promete.
No sé usted, amable lector, pero yo necesitaba un escape al cansancio de saber que crímenes como el secuestro continúan en nuestro país, muchas veces sin castigo. La contundente promesa hecha por Liam Neeson a quienes tomaron a su hija me hizo querer verla hecha realidad, aunque sólo fuera en una película de acción en una pantalla de cine. Un escape, pues.
La premisa es sencilla. Le haces daño a mi familia, ¡a mi hija! Te busco, te encuentro y te mato. Y por el tono en que te lo digo, puedes estar seguro de que esa muerte será la más dolorosa posible. Entonces, todo queda en la ejecución, por usar el término apropiado, de la película. El ejecutor tiene que ser encarnado por un actor que haga creíble no sólo la amenaza, sino la forma en que la cumple. Hace treinta y tantos años, Charles Bronson se ajustó perfectamente a este papel en la popular serie fílmica de El Vengador Anónimo. Liam Neeson, ahora en 2008, me convenció al grado de que, lo confieso (recuerde usted que iba por un escape), aplaudí la ejecución de cada uno de los criminales.
Averiguando un poco sobre esta película al momento de su estreno y de la que no había oído antes de ver el anuncio, me dí cuenta de la razón: se exhibió en México semanas antes que en los Estados Unidos. Ví que, si bien el personaje que se presenta, encarnado por Neeson es un norteamericano, la película es completamente francesa, escrita y producida por Luc Besson y dirigida por Pierre Morel, cinefotógrafo de cintas de acción producidas también por Besson. La cosa prometía más.
Me explico. Sólo así, siendo una película francesa y de Luc Besson, el asunto cobra sentido y resulta atractivo. Después de todo, el cliché del estadounidense todopoderoso que se pasa por las polainas las leyes de los demás países es archiconocido, empezando por como son las cosas en la vida real. Luc Besson ha demostrado una y otra vez que si Hollywood no le abrió los brazos, su respuesta es hacer películas comparables pero con el sello francés (entre otras cosas, la visión/aversión francesa a los Estados Unidos). Así, la corrección política de los primos del norte desaparece en Búsqueda Implacable y un ex-espía gringo puede admitir que por sistema su país usa la tortura.
Pero la crítica de Besson no se limita a "poner a los gringos en su lugar". Como tan terriblemente hemos aprendido en los últimos años en México, secuestros y tráfico de personas, drogas y armas, no ocurren sin la complicidad de algunos que cobran como autoridades. El ex-espía norteamericano en Búsqueda Implacable lo sabe y también va contra estos criminales de escritorio del propio gobierno francés, soltando líneas antifranchutes que suenan bastante sinceras. Claro que el asunto está por demás simplificado (es una película de entretenimiento, pues) pero ya es de agradecer, a los cineastas franceses, que las pedradas también sean para sus compatriotas.
Las corretizas, balaceras, golpizas y patadas voladoras son realizadas con la seguridad de hacer fluir la adrenalina del espectador. Las bajas de guerra, una tras otra, sólo me hicieron sentir mal cuando era alguien de "los buenos". Y para presentar toda esa "acción", un poco menos de temblorina en la cámara y menos edición a machetazos me hubiera satisfecho más.
Liam Neeson me hizo aplaudir su venganza. Su hija es interpretada por la agradable veinteañera Maggie Grace, de quien uno no duda que tenga sólo diecisiete años, con toda su ingenuidad y tontería adolescentes. Y puesto ya en modo de entretenimiento escapista, la ex-esposa y madre de su hija, una fría Famke Janssen, realmente me hizo murmurar "maldita arpía" en cada escena en que aparece.
Mire, soy un hombre que cree firmemente en que las leyes son el medio correcto para asegurar la convivencia y supervivencia humana. Y he visto a lo largo de mi vida que una ley es sólo tan buena como la capacidad y voluntad de las autoridades para hacerla cumplir. Sin estas dos condiciones estamos en una tierra sin ley. ¿No podría Monsieur Besson hacer una secuela en que la hija de Neeson se eche unas vacacioncitas por México?
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