(Dawn of the Planet of the Apes, EUA 2014) Clasificación México ‘B’/EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
¿De verdad los humanos terminaremos por extinguirnos a nosotros mismos? Esta es la idea que plantea la serie fílmica original de El Planeta de los Simios, que entre 1968 y 1973 nos presentó un posible sombrío futuro en el que, dentro de dos mil años, los hombres han terminado por revertirse en animales salvajes, que sirven como presas de caza para los simios, que han evolucionado en seres pensantes y civilizados.
La nueva serie, iniciada en 2011, con El Planeta de los Simios: Revolución, y de la cual Confrontación es la segunda película, cambia esta idea por una más contemporánea: el desorden que provocamos con los avances científicos no sólo aceleró el fin de nuestra civilización, sino que creó una nueva especie de simios pensantes. Sin embargo, agrega otra pregunta digna de explorarse ¿estos nuevos simios son quienes heredarán la Tierra?
César, el simio a quien conocimos en Revolución, y cuyo cerebro fue modificado genéticamente en un laboratorio, para adquirir una inteligencia comparable a la de los humanos, ahora, diez años después de los hechos mostrados en la película anterior, es el líder de una colonia de cientos de simios de distintas razas, todos avecindados en el Bosque Muir, junto a San Francisco, California. Todos estos simios piensan como humanos, dado que César les aplicó el tratamiento químico que modificó sus cerebros y ahora están en proceso de iniciar una nueva civilización, en donde todo es armonía y no tienen por qué temer a los humanos, quienes prácticamente han sido borrados del planeta por un mortal virus que escapó del mismo laboratorio genético de San Francisco.
Claro que hay un grupo de humanos sobrevivientes que ha tomado el centro de San Francisco como refugio y ahora se aventuran a los bosques, para echar a andar una hidroeléctrica que restablecerá la energía a la ciudad y permitirá reiniciar las actividades humanas, donde se detuvieron diez años antes.
La confrontación del título en Español es, inicialmente, entre simios y humanos, por el hecho de que todos los simios recuerdan los maltratos que recibieron en su tiempo en cautiverio, unos en zoológicos y muchos más en laboratorios de pruebas químicas y genéticas. Precisamente estas diferencias entre el pasado de los distintos simios provoca una confrontación de otro tipo: Koba es un simio lleno de cicatrices que no esconde su resentimiento y odio hacia los hombres, desaprobando la falta de voluntad de César para actuar en contra de los humanos.
Las razones de cada uno tienen sus fundamentos en la forma en que fueron criados: César, en un hogar lleno de amor y cuidados, por un padre y un abuelo humanos adoptivos. Koba, en cambio, sólo recibió maltratos de los científicos y ahora busca acabar con todos los hombres.
Justamente esta confrontación es la que el director Matt Reeves desarrolla, delineando muy bien a sus personajes simios y elevando las tensiones hasta el límite de la ruptura, con César y Koba peleando por el liderazgo de la comuna simia. En cambio, la otra confrontación, con los humanos, resulta poco interesante y menos profunda, limitándose a “los changos son animales, nosotros somos hombres”, con el líder de la colonia humana trabajando en un plan que se limita a matar a todos los simios a punta de balazos.
Quizá por eso, lo que verdaderamente vale la pena en Confrontación son todas las escenas de César y Koba, dibujados en forma muy realista y animados por computadora, gracias a la captura digitalizada de las interpretaciones de los actores Andy Serkis como César y Toby Kebbell como Koba. He aquí la diferencia más visible de esta nueva serie contra la original de El Planeta de los Simios: en aquella, los distintos simios eran por demás antropomorfos, ya que se trataba simplemente de actores con máscaras de changos. Eso bastaba para los fines satíricos de esas películas. Ahora, con una propuesta seria sobre la condición humana, eliminando la sátira, se nos plantea que nuestra mente, transplantada a otra especie animal, puede producir los mismos resultados que vemos en nosotros como individuos y como sociedad. César cree en la bondad inherente del simio y, en consecuencia, del humano. Koba está convencido de que los humanos son, por naturaleza, malos: tan malos como él mismo. Cuestiones de fé, semilla de confrontación.
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