(Zootopia, EUA 2016) Clasificación México ‘A’/EUA ‘PG’
Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Qué agradable sorpresa este estreno tempranero (en el año) de la casa Disney: una película de dibujos animados con animalitos parlantes y un par de mensajes aparentemente sencillos y directos (perseguir los sueños y la tolerancia a la diversidad), que presume de un excelente diseño de escenarios y buena comedia, con un par de chistes para carcajearse.
La protagonista es Judy, una conejita campirana que desde niña ha tenido la meta de ser policía y trabajar en la ciudad de Zootopia, donde conviven todo tipo de animales, desde ratones hasta leones. Sólo hay un detalle: los conejos nunca han sido policías, por su tamaño y su naturaleza tierna y apacible. Aún así, Judy estudia, se gradúa con honores de la academia de policía y finalmente es asignada a trabajar en la gran ciudad. Sin embargo, el jefe de la policía, un gigantesco búfalo, no cree en la capacidad de la conejita y la asigna a repartir multas de estacionamiento. Naturalmente, gracias a que Judy nunca se rinde, al segundo día en el trabajo ya está enfrascada en la resolución de un importante crimen que afecta a toda Zootopia.
Si bien los mensajes de lograr los sueños personales y aprender a aceptar las diferencias de los demás son bastante directos, la película presenta un tercer concepto que permea a lo largo de la historia y que tiene tanto o más valor: el respeto al estado de derecho. Me gustó cómo es abordada, sin remacharla, esta idea en distintas escenas, particularmente a la hora de que la trama criminal toca a ciertos personajes importantes en la vida de la ciudad. El que los personajes se apeguen (o no) al estado de derecho no es algo que se vea todos los días en películas dirigidas a los niños. Bien por Disney.
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