Calificaciones: ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
La serie fílmica de Kung Fu Panda inició con una muy buena comedia animada de artes marciales chinas, donde el protagonista, Po Ping, un fodongo y tragón panda adoptado por un ganso cocinero, descubre que su improbable destino es convertirse en el Guerrero Dragón, el más grande exponente que haya existido en el Kung Fu. Aunque los demás estudiantes (una tigresa, una grulla, una serpiente, un mono y una mantis) del Kung Fu lo desprecian y no creen que merezca siquiera respirar el mismo aire que ellos, el verdadero reto de Po es creer en él mismo.
La segunda película encuentra a Po ya instalado en su papel de Guerrero Dragón, habiendo ganado el respeto de su maestro y condiscípulos, así como la creciente admiración de su padre adoptivo. Sin embargo, la nueva misión es encontrar su identidad de guerrero y de panda, lo que le traerá la paz interior, aunque esto pueda significar alejarse de su padre, el ganso.
Con estos antecedentes, es natural que el tercer episodio, actualmente en cartelera, introduzca un nuevo reto a vencer para Po. Como de costumbre, el objetivo en cuestión es presentado por el sabio maestro Shi Fu, un pequeño y viejo panda rojo, que explica a Po que su crecimiento espiritual lo debe llevar a al siguiente nivel de maestría en el Kung Fu: la enseñanza a los demás. Al mismo tiempo y para continuar con una subtrama presentada en Kung Fu Panda 2, Po va en busca de sus parientes pandas, que, siendo él un bebé, se habían escondido del villano de esa película. Así que en Kung Fu Panda 3 tenemos al fodongo panda convertido en maestro de artes marciales para pandas de todas las edades y condiciones.
El reto verdadero es para la propia película: cumplir con las altas expectativas que se han creado por los dos episodios anteriores que, aunque vinieron de más a menos en cuanto a comedia, por el lado de las escenas de Kung Fu y el diseño de escenarios y personajes crecieron notablemente. Para acabar pronto: el villano pavorreal de la segunda es más impresionante visualmente y mucho más interesante que el villano de la primera película. Kung Fu Panda 3 cumple muy apenitas.
Para empezar, el villano nuevo y sus motivos básicamente son reciclados de la primera película. Sus buenas escenas son un par de momentos que ocurren en una especie de inframundo con un diseño visual muy interesante, donde las leyes físicas (tiempo, espacio, gravedad) parecen no existir y mire usted que estamos en una película de Kung Fu, donde de entrada debemos aceptar que los peleadores prácticamente vuelan en cada patada.
En la historia principal, aunque todo ocurre de manera muy entretenida, realmente no hay ninguna sorpresa y básicamente se recurre a la trama hollywoodense del pueblo indefenso que gracias a su nuevo héroe encuentra el valor para enfrentarse al malo de la película. Comedia rutinaria, pues.
Es seguro que en un par de años tendremos Kung Fu Panda 4, donde Shi Fu le dará una nueva tarea a Po, con sus condiscípulos animales nuevamente relegados a las orillas de la historia. Sólo espero que la compañía Dreamworks Animation reencuentre la inspiración que hizo tan cómica a la primera y tan emotiva a la segunda. Y espero, también, que por fin se explique el misterio de por qué todos los animales en la película tienen nombre propio, pero los amigos guerreros de Po se llaman “Tigresa”, “Mantis”, “Grulla”, “Serpiente” y “Mono”.
La serie fílmica de Kung Fu Panda inició con una muy buena comedia animada de artes marciales chinas, donde el protagonista, Po Ping, un fodongo y tragón panda adoptado por un ganso cocinero, descubre que su improbable destino es convertirse en el Guerrero Dragón, el más grande exponente que haya existido en el Kung Fu. Aunque los demás estudiantes (una tigresa, una grulla, una serpiente, un mono y una mantis) del Kung Fu lo desprecian y no creen que merezca siquiera respirar el mismo aire que ellos, el verdadero reto de Po es creer en él mismo.
La segunda película encuentra a Po ya instalado en su papel de Guerrero Dragón, habiendo ganado el respeto de su maestro y condiscípulos, así como la creciente admiración de su padre adoptivo. Sin embargo, la nueva misión es encontrar su identidad de guerrero y de panda, lo que le traerá la paz interior, aunque esto pueda significar alejarse de su padre, el ganso.
Con estos antecedentes, es natural que el tercer episodio, actualmente en cartelera, introduzca un nuevo reto a vencer para Po. Como de costumbre, el objetivo en cuestión es presentado por el sabio maestro Shi Fu, un pequeño y viejo panda rojo, que explica a Po que su crecimiento espiritual lo debe llevar a al siguiente nivel de maestría en el Kung Fu: la enseñanza a los demás. Al mismo tiempo y para continuar con una subtrama presentada en Kung Fu Panda 2, Po va en busca de sus parientes pandas, que, siendo él un bebé, se habían escondido del villano de esa película. Así que en Kung Fu Panda 3 tenemos al fodongo panda convertido en maestro de artes marciales para pandas de todas las edades y condiciones.
El reto verdadero es para la propia película: cumplir con las altas expectativas que se han creado por los dos episodios anteriores que, aunque vinieron de más a menos en cuanto a comedia, por el lado de las escenas de Kung Fu y el diseño de escenarios y personajes crecieron notablemente. Para acabar pronto: el villano pavorreal de la segunda es más impresionante visualmente y mucho más interesante que el villano de la primera película. Kung Fu Panda 3 cumple muy apenitas.
Para empezar, el villano nuevo y sus motivos básicamente son reciclados de la primera película. Sus buenas escenas son un par de momentos que ocurren en una especie de inframundo con un diseño visual muy interesante, donde las leyes físicas (tiempo, espacio, gravedad) parecen no existir y mire usted que estamos en una película de Kung Fu, donde de entrada debemos aceptar que los peleadores prácticamente vuelan en cada patada.
En la historia principal, aunque todo ocurre de manera muy entretenida, realmente no hay ninguna sorpresa y básicamente se recurre a la trama hollywoodense del pueblo indefenso que gracias a su nuevo héroe encuentra el valor para enfrentarse al malo de la película. Comedia rutinaria, pues.
Es seguro que en un par de años tendremos Kung Fu Panda 4, donde Shi Fu le dará una nueva tarea a Po, con sus condiscípulos animales nuevamente relegados a las orillas de la historia. Sólo espero que la compañía Dreamworks Animation reencuentre la inspiración que hizo tan cómica a la primera y tan emotiva a la segunda. Y espero, también, que por fin se explique el misterio de por qué todos los animales en la película tienen nombre propio, pero los amigos guerreros de Po se llaman “Tigresa”, “Mantis”, “Grulla”, “Serpiente” y “Mono”.
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