(The Heat, EUA 2013) Clasificación México ‘B-15’ / EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Sandra Bullock, en plan cómico, siempre me ha hecho reír. Melissa McCarthy, mucho menos conocida y con menos películas en su haber, también. Era cuestión de tiempo para que Hollywood diera en el blanco y emparejara a estas dos actrices en una comedia que, aunque se va por el trilladísimo camino de la pareja dispareja de policías, se salva y bastante bien, por el conjunto de los estilos de sus damas principales, a pesar de los obstáculos que le impone ese subgénero cinematográfico reservado a los hombres.
Y es que Hollywood realmente no trata bien a sus actrices. Simplemente trate usted de recordar, de todas esas comedias de parejas de policías que se pusieron de moda de los 1980s para acá, cuántas han sido protagonizadas por mujeres. Exactamente: ninguna. Difícil de creer que este tipo de películas tan exitosas e inauguradas hace tres décadas (piense usted en 48 Horas, Arma Mortal, Policía de Beverly Hills, Una Pareja Explosiva…) no haya tenido su versión femenina hasta ahora. Ahora piense en cualquier otro género de cine y el número de mujeres protagonistas y se dará cuenta de que no es extraño para Hollywood. Simplemente los estudios de cine no le apuestan al cine encabezado por mujeres, quizá porque quienes dirigen los estudios se van a la segura y prefieren continuar la tradición, en el caso que nos ocupa, de que en las comedias de acción, los hombres son los protagonistas y las mujeres sólo son acompañantes o de plano no aparecen.
La misma Sandra Bullock, en sus películas de Srita. Simpatía, interpretó a una policía marimacha que únicamente usaba su estatus de mujer como un disfraz para su misión policiaca en turno.
Afortunadamente, el director Paul Feig y la escritora Katie Dippold piensan que esto no tiene por qué ser así y toman la típica premisa del policía súper eficiente, decente y formal que se ve forzado a emparejarse con otro policía que parece salido del basurero; la nueva pareja dispareja tiene que enfrentar un caso difícil, que generalmente no es lo importante de la cinta, mientras resuelven sus marcadas diferencias, lo cual es la fuente de la comedia. Feig y Dippold van contra corriente al sustituir a los probables hombres protagonistas con dos mujeres, sin restarles ningún atributo de profesionalismo dentro de la historia policiaca ni en el género de comedia. Es decir, sin convertirlas en policías tontas o payasitas.
Y la elección de Sandra Bullock y Melissa McCarthy resulta muy afortunada, con ambas repitiendo papeles que se saben al dedillo. Bullock, la profesional perfeccionista, pedante e intolerante; McCarthy, la desordenada, sucia, grosera y escandalosa fuerza de la naturaleza que arrasa con todo a su paso para conseguir sus fines, que son los mismos de Bullock: hacer valer la ley con su trabajo como policías.
Claro que el caso a resolver es un mero pretexto para montar escena tras escena de situaciones graciosas que, dependiendo de quién lleve la batuta en un momento dado, pueden provocar la risa desde un nivel elevado (Bullock regañando a todo un escuadrón de asalto del FBI, perro incluido) o la más baja de las cloacas (McCarthy besuqueándose animalmente con un tipejo en una cantina).
Sandra Bullock y Melissa McCarthy hacen reír cada una por su cuenta y, juntas, hacen reír mucho. El complemento que les proporcionan el director Feig y la guionista Dippold consiste de una serie de personajes que, entre policías, criminales, familias y personajes incidentales, todos tienen líneas o situaciones graciosas de dónde sacar provecho para provocar nuestras carcajadas. Para quienes han visto las series de televisión donde Feig y Dippold se han desarrollado (The Office, Arrested Development, Parks and Recreation y hasta Mad Men), esto no es sorpresa. Cada episodio está poblado de un reparto extenso que no tiene desperdicio como fuerza cómica.
Lamentable e inexplicablemente, los dos principales personajes de apoyo, el jefe de Bullock y el hermano de McCarthy, interpretados respectivamente por Demián Bichir y Michael Rapaport, pertenecen a una película más seria e interesada en la historia de la investigación criminal. Ninguna de sus escenas está escrita para ser graciosa y es una lástima, ya que Rapaport ha mostrado antes sus excelentes dotes cómicas y hubiera sido muy agradable ver a Bichir, que aquí tiene el tercer crédito en pantalla, lucir algo del humor del que seguramente es capaz a estas alturas de su carrera ya en plena forma hollywoodense.
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1 comentario:
Gracias, no pensaba verla, ya me entro la curiosidad.
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