(The Great Gatsby, EUA 1974)
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
No, todavía no he ido al cine a ver El Gran Gatsby, la nueva película con Leonardo DiCaprio. Y es que la quiero ver en 3D, pero es hora que no he podido acomodar mi semana para alguna de las pocas funciones en que se está exhibiendo así en mi ciudad. Los lectores habituales recordarán que generalmente evito las versiones “tridimensionales” y de paso despotrico aquí mismo contra los molestos lentes y la oscurecida imagen en pantalla, además del sobreprecio que, para mí, no se justifica por tanta molestia. Pero…quiero ver El Gran Gatsby en 3D.
Antes de que se me acuse de confundir a los amables seguidores de Joel vs. Los Monstruos, permítaseme aclarar que esta es mi reseña de la película de 1974, El Gran Gatsby, a su vez adaptación de la novela homónima publicada en 1925 y escrita por el estadounidense F. Scott Fitzgerald. Ya que estoy en aclaraciones, aprovecho para decir que son tantas mis ganas de ver la nueva, que me he preparado, primero, leyendo la novela que, confieso, no conocía hasta esta semana y, segundo, viendo la cinta de 1974, protagonizada por Robert Redford y dirigida eficientemente por Jack Clayton. Así que lo que se puede leer en la columna de hoy son mis impresiones de esa versión estrenada hace 39 años.
El Gran Gatsby, la novela, es una historia sencilla de desencanto con la cerrada alta sociedad de Nueva York, durante los llamados "fabulosos 20s", a través de los ojos de Nick Carraway, un joven de 29 años nacido en Chicago que, al regresar de la Gran Guerra, pasa un intenso verano en una adinerada comunidad de Long Island, donde es testigo del culto de toda una sociedad a la acumulación de riquezas y a las celebridades, así como de la hipocresía que permeaba desde las más altas esferas hasta los vecinos más amolados; mugre corriendo río abajo junto con el alcohol que se bebía en todos lados, a pesar de la prohibición que marcó esa década en los Estados Unidos. Así, Nick tiene un asiento de primera fila a este degradante espectáculo, gracias a las multitudes neoyorquinas que semana a semana plagan las orgiásticas fiestas de su vecino, el elusivo Jay Gatsby.
De Gatsby, nadie sabe nada pero todos dicen algo: que si es sobrino del káiser alemán, que si es un espía, que si mató a un hombre, etc. Y como Gatsby rara vez se deja ver en sus propias fiestas, el misterio crece pero a los cientos de invitados y otros tantos gorrones no les importa, mientras el escandaloso jazz y el alcohol sigan fluyendo en la gran mansión. Naturalmente, Nick Carraway se verá involucrado con Gatsby más de la cuenta, al estar emparentado con Daisy, una bella joven casada con Tom, millonario playboy, también avecindado en Long Island. Gatsby no duda en usar a Nick para acercarse a su amor imposible, Daisy, y ganar su corazón.
Aun con el triángulo amoroso de Gatsby, Daisy y Tom, lo más interesante de la historia es, o debiera ser, cómo Nick cambia sus percepciones del éxito que busca en la vida, al enfrentarse a esa sociedad tramposa que dice estar construyendo un mejor país pero festeja y miente ruidosamente al calor del prohibido alcohol.
Sin embargo, el guión de Francis Ford Coppola, fresquecito de El Padrino (EUA 1972), da gran peso a las escenas de amor entre Gatsby y Daisy, mientras se dicen el uno al otro diálogos que suenan demasiado... textuales. Y es que la falla está en que Coppola, salvo unos agregados que obvian la idea principal, cobró por solamente copiar y medio reacomodar los textos de la novela. El resultado es el mismo que si los actores estuvieran sentados leyéndonos página tras página del libro, incluyendo las reflexiones que Nick hace para sí mismo. Película demasiado literal, pues.
En cuanto al estelar reparto, el apuesto y elegante Robert Redford, en el papel de Jay Gatsby, nunca da la impresión de esconder un oscuro pasado, por lo que las sospechas de Tom sobre los orígenes de Gatsby resultan gratuitas. Mia Farrow nunca es lo encantadora que Daisy debería ser para justificar el incondicional amor que Gatsby le profesa, aunque me gustó cómo combina una apariencia desenfadada y alocada con sus sufridos soliloquios por su irremediable destino de mujer sometida.
2 comentarios:
La novela es buenísima, todo un clásico de la literatura gabacha. (Espero que la hayas leído en inglés).
No he visto ninguna de las adaptaciones previas y creo que me espero a que salga el BR de ésta.
Saludos,
Miguel Fimbres
Los Sesionistas
Amigos de la Vid
Yes en Inglés, Mike!
La novela me gustó mucho por su narrativa, pero el proceder de Gatsby respecto a Daisy me pareció muy adolescente. Digo, el bato, con 32 años, ya tenía peleas en el Coliseo...
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