Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Cualquiera que alguna vez se haya encontrado solo en una ciudad desconocida, podrá de alguna manera identificarse con Ramón, el héroe de “Guten Tag, Ramón”, un pueblerino duranguense de unos veinte años que, después de ser regresado cinco veces por “la migra” en su intento de brincarse al otro lado, decide brincar el charco y probar fortuna en Alemania, porque allá “no hay migra”.
El director Jorge Ramírez Suárez (Conejo en la Luna, 2004) plantea cómo los humanos siempre encontraremos puntos de coincidencia, independientemente de dónde vengamos y qué idioma hablemos. Ramón es un chamaco cansado de tratar de brincar a los Estados Unidos, ya que se niega a aceptar la única opción a la vista, es decir, trabajar para el narco local en su pueblo de Durango. Aconsejado por un amigo, encuentra la manera de llegar a una ciudad mediana en Alemania, pensando que el trabajo lloverá del cielo. Sin embargo, Ramón no parece tener ninguna habilidad discernible que le asegure un trabajo, así que termina viviendo en la calle, de la caridad de los transeúntes alemanes. Eventualmente, una madura señora jubilada le da posada en el sótano de su edificio y le paga por mandados menores: sacar la basura, cargar las compras. Ramón siente que el cielo teutón se le abre, pero hay un pequeño inconveniente: él no habla Alemán y nadie habla Español.
Lo que sigue son una serie de breves episodios en que vemos cómo Ramón, al principio, lidia con el hecho de no ser más que un pordiosero extranjero, para después pasar a las viñetas en que el muchacho se va ganando la confianza y el cariño de los viejos habitantes del edificio, todos hombres y mujeres jubilados que viven solos en sus departamentos. Por ese lado, digamos que “Guten Tag, Ramón” es una especie de Footloose a la mexicana y con diferencias de edades, ya que Ramón termina recordándole a los ancianos alemanes lo divertido que es juntarse todos a bailar, así sea con pasito duranguense.
Donde el director Ramírez Suárez centra las coincidencias humanas, es en la relación entre el muchacho y Ruth, la señora que originalmente se compadece de él. Resulta conmovedor cómo, sin entender lo que se dicen el uno al otro, Ruth hace suposiciones acerca de lo que Ramón necesita y al mismo tiempo, ella va llenando sus propias necesidades de acercarse a alguien en un plano más allá de ser simples vecinos. Ruth y Ramón son evidentemente muy distintos. Ello no es obstáculo para que cada uno a su modo abran su corazón, más que para el otro, para sí mismos.
Guten Tag, Ramón es, sobre todo, un triunfo de
selección y dirección de actores. Note usted, por ejemplo, el simpático trabajo
de narración fuera de cuadro que hace El Güero,
interpretado por Héctor Kotsifakis, dándole instrucciones a Ramón para llegar
hasta Alemania. O bien, Adriana Barraza como la abusiva pero bien intencionada
abuela duranguense, o cualquiera de los alemanes jubilados en sus pequeñas y
significativas escenas.
Pero, bueno, a lo que iba: Ramón es interpretado por el joven Kristyan Ferrer, como un chamaco con una ingenuidad y alegría contagiosas, a quien no podemos sino aplaudirle cada paso afortunado que da y disculparle los pocos desaciertos que la historia le permite. En otras palabras, Ramón es un buenazo casi irreal pero se lo creemos gracias al trabajo de Ferrer. Su pareja en la trama, la madura Ruth, interpretada por la actriz alemana Ingeborg Schöner, es igualmente genuina para los fines de la película, si bien ambos llegan a un punto en que la historia parece estancarse y los episodios se empiezan a repetir. Tal vez los hechos que llevan al final de la película pudieron ocurrir varios minutos antes pero, en todo caso, son tan entrañables los personajes, que no tiene caso protestar por algo que se ha disfrutado tanto.
4 comentarios:
Hola ojala que la pasen aquí en Culiacán,saludos
Espero que sí, vale la pena la ida al cine.
Muy válido el comentario y crítica a este filme. Al principio no me llamaba la atención está película pero habla de las ahora dificultades para vivir en unu país que supuestamente es libre... bueno esa crítica es personal, pero lo que si hay que decir es que la banda (con el perdón de Mr. Meza) no es duranguenze... sino sinaloense... y si no mal vi en la película se da la toma a el cerro del elefante muy cerca de culpa can sinaloa. Buen trabajo el visto en la pelicula.
Estimado Desconocido, tienes razón: la banda es sinaloense (tierra de mis venerables ancestros, por cierto) pero, si no estoy equivocado, el bailecito que entusiasma a Ramón y que enseña a los viejitos es el pasito duranguense. De hecho, creo recordar que se menciona que Ramón vive en algún lugar de Durango.
En cuanto al Cerro del Elefante, qué buen ojo. Conozco el cerro pero no lo identifiqué en la película. Cuando tenga la oportunidad de verla de nuevo me fijaré bien.
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