(A Haunted House, EUA 2013) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Hace tiempo, reseñando aquí Actividad Paranormal (EUA, 2009), esa película de terror sobre una pareja sandieguina que se graba en video durante varios días seguidos y son atacados en su casa por un fantasma, decía que el problema que tuve con ella es que en toda la película, excepto por un par de breves escenas, no pasa nada de interés. Una soberana monserga de hora y media donde la tal pareja sólo come, duerme y tiene discusiones desabridas.
Seguramente Marlon Wayans (de la fama de las Scary Movies) pensó lo mismo y puso manos a la obra, bajo la idea de que (como decía el crítico y cineasta francés Jean-Luc Goddard) la mejor crítica a una película es hacer otra película. Así que, en cierto sentido, ¿Y Dónde Está el Fantasma? escrita y protagonizada por Wayans funciona más como una crítica de Actividad Paranormal, que como una parodia.
La premisa es exactamente la misma: una pareja se graba en video, día y noche, esperando captar en la pantalla algo interesante, ante los ruidos y objetos que se mueven sin explicación. Claro que, siendo una comedia, las razones para grabar son más mundanas que en Actividad Paranormal: están convencidos de que la sirvienta es quien hace todo el relajo y de paso les roba. Como resultado de las continuas grabaciones, muy pronto descubren que efectivamente en la casa hay un espíritu chocarrero que hace de las suyas, aunque la sirvienta también esconde algunas sorpresitas por su cuenta.
La idea de Marlon Wayans y su coescritor Rick Alvarez no es mala, al contrario: Actividad Paranormal peca de aburrida porque ni los personajes ni sus actividades (captadas en video) producen simpatía alguna. Además, se traiciona a sí misma porque cuando pasa algo interesante (la ouija quemándose, por ejemplo), la pareja protagónica no se molesta en revisar el video para saber qué ocurrió. Por lo tanto, Wayans hace que lo que les ocurra a su personaje y al de su novia sea bastante animado (aunque no siempre gracioso sino más bien escandaloso) y se asegura de insertar muchas escenas en donde ambos revisan el material grabado cada noche, con consecuencias y reacciones que, en mi opinión, son lo más divertido de la película.
Y es que en lugar de horrorizarse, por ejemplo, de descubrir que un fantasma los manosea (por decir lo menos) mientras duermen, la pareja opta por discutir en un arranque de celos por el visitante sobrenatural. O bien, el darse cuenta de que no todo el desastre en la casa es culpa del fantasma da lugar a más pleitos entre ambos. Estos pleitos verbales también son generalmente graciosos y se adivinan improvisados la mayor parte del tiempo, pero no son tan chistosos como para sostener toda la película.
Tal vez el problema principal del director Michael Tiddes y los escritores Wayans y Alvarez haya sido regresar una y otra vez a la premisa del objeto de su parodia/crítica, la aburrida Actividad Paranormal. Es claro que el tipo de humor que Wayans maneja es exitoso y tiene su público muy específico, pero el apego a la idea del fantasma descubierto en video se agotó muy rápido. Posiblemente con mejor material que criticar/imitar/parodiar, digamos, algunas de las excelentes películas de terror estrenadas durante 2013, habrían conseguido mejor inspiración. O tal vez no y les estoy dando mucho crédito. En todo caso, no hay por qué temer ni preguntarse más: ya tenemos en cartelera la segunda parte.
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