Preparándonos para Titanes del Pacífico, un vistazo rápido a las películas del director tapatío Guillermo del Toro.
Hellboy II: El Ejército Dorado (2008) ***. Guillermo del Toro se suelta en el escapismo por el escapismo puro (con un subtexto ecologista, eso sí), de la mano de Ron Perlman y su extraordinario Hellboy, en un mundo tan lleno de fantásticas imágenes y personajes, que una sola visita resulta insuficiente para captar todo lo que hay en la pantalla.
El Laberinto del Fauno (2006) ****. Un regreso a temas antibélicos y a la guerra civil española, que antes sirvió de marco para El Espinazo del Diablo. Y nuevamente la fantasía y lo sobrenatural sirven de escape a la niña protagonista, que descubre que en todos lados hay monstruos (el militar de Sergi López, el peor de todos) y sólo la determinación de enfrentarlos nos lleva a la victoria. La riqueza visual del mundo de fantasía contrasta con los horrores de la realidad, por lo que entendemos perfectamente la decisión de la niña.
Hellboy (2004) ***. El amor de del Toro por las revistas de historietas (o cómics), adivinado en sus películas anteriores, pasa a primer plano con esta adaptación de Hellboy, escrita y dibujada en EUA por Mike Mignola. El perdido hijo del diablo, adoptado y criado por un sacerdote para, ya adulto, luchar contra el mal y lo sobrenatural, a las órdenes del gobierno gringo, es el pretexto perfecto para mostrar toda clase de criaturas fantásticas en una historia donde la consigna es divertirse y el humor negro es la constante. Ron Perlman, que diez años antes había trabajado con del Toro en Cronos, parece haber nacido para encarnar a Hellboy.
Blade II (2002) ***. Un regreso al tema de los vampiros, tocado en Cronos, pero esta vez como parte de la franquicia del cazador de vampiros interpretado por el actor de acción hollywoodense Wesley Snipes. En esta ocasión y a diferencia de Mimic, del Toro se avienta de cabeza a la acción desbordada y da rienda suelta a la presentación de monstruo tras monstruo en la pantalla, todo salpicado de la moronga de rigor.
El Espinazo del Diablo (2001) ****. Guillermo del Toro emigra a España e inicia sus propias producciones, de la mano de Almodóvar, con esta historia de fantasmas, lealtades y traiciones, nuevamente visto todo a través de los ojos de los niños. Es su primera película antibélica y lo sobrenatural funciona como una metáfora escapista al absurdo horror de la guerra. Con Federico Luppi y Marisa Paredes.
Mimic (1997) ***. Si de por sí mucha gente le teme a las cucarachas, imagine usted cucarachas gigantes que imitan la figura humana para conseguir a sus víctimas… Mimic, la primera película hollywoodense de del Toro es en parte una reelaboración de Cronos, su ópera prima. Muchos elementos se repiten: los personajes del niño y el viejo, los insectos que pican inesperadamente, las imágenes religiosas empacadas en papel plástico, los espacios cerrados para una atmósfera sobrenatural, los niños como testigos y parte de la trama. Hacia el último tercio Mimic se convierte en una película de acción y se adivina la mano de los productores haciendo a un lado a del Toro para entregar un producto más adecuado a los estándares de Hollywood.
Cronos (1993) ****. Su triunfal debut en cine, después de su exitoso paso por la serie televisiva de terror, Hora Marcada (1986-1989). Cronos cuenta la historia de un hombre que se vuelve inmortal, a costa de convertirse, además, en vampiro. Desde esta primera cinta Del Toro muestra su fascinación por un estilo visual rebuscado para crear un terror atmosférico, así como mostrar en detalle mecanismos en movimiento e insectos que sorpresivamente atacan a los personajes. El humor negro está presente a todo lo largo, sin dejar de lado la visión a través de los ojos de un niño. Con las excelentes actuaciones del argentino Federico Luppi, el mexicano Claudio Brook y el estadounidense Ron Perlman.
Cronos (1993) ****. Su triunfal debut en cine, después de su exitoso paso por la serie televisiva de terror, Hora Marcada (1986-1989). Cronos cuenta la historia de un hombre que se vuelve inmortal, a costa de convertirse, además, en vampiro. Desde esta primera cinta Del Toro muestra su fascinación por un estilo visual rebuscado para crear un terror atmosférico, así como mostrar en detalle mecanismos en movimiento e insectos que sorpresivamente atacan a los personajes. El humor negro está presente a todo lo largo, sin dejar de lado la visión a través de los ojos de un niño. Con las excelentes actuaciones del argentino Federico Luppi, el mexicano Claudio Brook y el estadounidense Ron Perlman.
2 comentarios:
Nada que ver con esto (Pero me gusto Hellboy) pero, he estado viendo ultimamente videos sobre cine, y vi uno sobre criticar peliculas con escenas especificas, odiar toda la pelicula debido a esa pequeña cosa, como en Edward manos de tijeras, De donde consigue bloques de hilo tan grandes para hacer las esculturas? y asi vi que en la considerada "Mejor Pelicula de Todos los Tiempos":Citizen Kane hay algo asi. La pelicula trata sobre personas tratando de darle significado a las ultimas palabras deCharles Foster Kane, pero, Quien oyo esas palabras si estaba totalmente solo al decirlas?
Igual, es una excelente pelicula, pero te deja pensando
http://thatguywiththeglasses.com/videolinks/thatguywiththeglasses/nostalgia-critic/39964-nostalgia-critic-is-it-right-to-nitpick
José Antonio, ¿quién oyó las palabras de Kane? El mismo que le consigue los bloques de hielo al Manos de Tijera…
Ya en serio, ver una película implica dejar de lado el escepticismo. Después de todo, nada en la pantalla es real: los actores simulan ser los protagonistas de una historia inventada, actuando en escenarios de cartón pintado. El juego debe ser de aquí para allá y de allá para acá. Por ejemplo, en El Joven Manos de Tijera (Burton, 1990), si de entrada aceptas que Edward tiene tijeras por manos, ¿por qué habrías de ponerle peros a cualquier otra cosa en la película? A menos que no fuera lo suficientemente interesante y consistente con su propio universo, dándote tiempo de hacerte esas preguntas.
En mi caso, te puedo decir que, desde que ví El Ciudadano Kane (Welles, 1941) por primera vez, hace más de veinte años, nunca me había entretenido en el pequeño detalle de que Kane dice “botón de rosa” para nadie, excepto nosotros. Así de buena es la historia y así de grande es la película.
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