Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Dicen que cuando uno quiere quedar bien con todos, termina no quedando bien con nadie. Operación Escape es una comedia animada, dirigida por el canadiense Cal Brunker con un mensaje familiar bien establecido, apta para hijos, papás y mamás (FELICIDADES EN SU DIA) pero que termina presentando una historia demasiado simple para los adultos y chistes generalmente demasiado elaborados para los niños.
Gary y Scorch son dos hermanos que trabajan para la agencia espacial del planeta Baab. Scorch es el fortachón y apuesto héroe de mil batallas espaciales, seguidas en los noticieros de televisión por sus miles de admiradores. Gary, en cambio es el flacucho controlador de vuelo que coordina las misiones de Scorch, sentado frente a su computadora en la agencia espacial. Un buen día, Sorch decide embarcarse por su cuenta, sin Gary en los controles, a una misión que promete mayor fama y fortuna: una misión de rescate en el alejado planeta Tierra, mejor conocido como el Planeta Oscuro, ya que ningún extraterrestre ha regresado nunca de él. Naturalmente, lo que sigue es que Scorch se mete en problemas y Gary tiene que arriesgar su cómoda vida de escritorio para salvar a su hermano, demostrando de paso que en realidad es tan valiente como él.
Aunque la historia es bastante predecible, no es esto lo que le pesa a Operación Escape. Después de todo, acostumbrados al cine hollywoodense, la originalidad no es una de nuestras exigencias como público. El problema es que los conflictos presentados son en realidad muy sencillos, completamente digeridos para los niños pequeños, lo que deja a los niños más grandes y los adultos sin mucho qué masticar. Por otro lado, los chistes visuales son igualmente sencillos, mientras que los narrativos y hablados dependen de la experiencia y la capacidad de un público adolescente y adulto (el Área 51 donde se desarrolla la segunda mitad, breves perlas como “¡James! ¡Cameron!” o “¡Juan! ¡Gabriel!”). Y no es que los chistes para cada grupo de edad sean malos, sino que no son los suficientes a lo largo de la película, repartidos como están para cada generación, de modo que tanto chicos como grandes reciben una película incompleta.
De lo que hay que agradecer es el doblaje al Español, con Diego Luna como Gary y José María Yazpik como Scorch. Afortunadamente los textos en nuestro idioma no se van por la reciente moda de tropicalizar en exceso los diálogos, como ha ocurrido con otras películas supuestamente infantiles pero que abusan de eufemismos como “no manches”, “qué poca” y otras lindezas. Luna y Yazpik, con sus voces, crean personajes que se ajustan muy bien a las imágenes presentadas, nunca usan expresiones fuera de lugar o fuera del público meta, familias, en este caso. Gary es un buen padre de familia y Scorch es un buen tío para el hijo de Gary. Con una historia tan sencilla, afortunadamente nadie cayó en la tentación de manchar la poca sustancia para ir por la risa fácil.
Dicen que cuando uno quiere quedar bien con todos, termina no quedando bien con nadie. Operación Escape es una comedia animada, dirigida por el canadiense Cal Brunker con un mensaje familiar bien establecido, apta para hijos, papás y mamás (FELICIDADES EN SU DIA) pero que termina presentando una historia demasiado simple para los adultos y chistes generalmente demasiado elaborados para los niños.
Gary y Scorch son dos hermanos que trabajan para la agencia espacial del planeta Baab. Scorch es el fortachón y apuesto héroe de mil batallas espaciales, seguidas en los noticieros de televisión por sus miles de admiradores. Gary, en cambio es el flacucho controlador de vuelo que coordina las misiones de Scorch, sentado frente a su computadora en la agencia espacial. Un buen día, Sorch decide embarcarse por su cuenta, sin Gary en los controles, a una misión que promete mayor fama y fortuna: una misión de rescate en el alejado planeta Tierra, mejor conocido como el Planeta Oscuro, ya que ningún extraterrestre ha regresado nunca de él. Naturalmente, lo que sigue es que Scorch se mete en problemas y Gary tiene que arriesgar su cómoda vida de escritorio para salvar a su hermano, demostrando de paso que en realidad es tan valiente como él.
Aunque la historia es bastante predecible, no es esto lo que le pesa a Operación Escape. Después de todo, acostumbrados al cine hollywoodense, la originalidad no es una de nuestras exigencias como público. El problema es que los conflictos presentados son en realidad muy sencillos, completamente digeridos para los niños pequeños, lo que deja a los niños más grandes y los adultos sin mucho qué masticar. Por otro lado, los chistes visuales son igualmente sencillos, mientras que los narrativos y hablados dependen de la experiencia y la capacidad de un público adolescente y adulto (el Área 51 donde se desarrolla la segunda mitad, breves perlas como “¡James! ¡Cameron!” o “¡Juan! ¡Gabriel!”). Y no es que los chistes para cada grupo de edad sean malos, sino que no son los suficientes a lo largo de la película, repartidos como están para cada generación, de modo que tanto chicos como grandes reciben una película incompleta.
De lo que hay que agradecer es el doblaje al Español, con Diego Luna como Gary y José María Yazpik como Scorch. Afortunadamente los textos en nuestro idioma no se van por la reciente moda de tropicalizar en exceso los diálogos, como ha ocurrido con otras películas supuestamente infantiles pero que abusan de eufemismos como “no manches”, “qué poca” y otras lindezas. Luna y Yazpik, con sus voces, crean personajes que se ajustan muy bien a las imágenes presentadas, nunca usan expresiones fuera de lugar o fuera del público meta, familias, en este caso. Gary es un buen padre de familia y Scorch es un buen tío para el hijo de Gary. Con una historia tan sencilla, afortunadamente nadie cayó en la tentación de manchar la poca sustancia para ir por la risa fácil.
2 comentarios:
Psss... ¿ya leyó esto, signor?
http://www.debate.com.mx/eldebate/noticias/columnas.asp?IdArt=13197345&IdCat=17152
Ah, olvido leer las columnas de El Debate de vez en cuando.
Buena religión, nomás con que no me quieran crucificar algún día...
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