viernes, 7 de diciembre de 2012

El Origen de los Guardianes *


(Rise of the Guardians, EUA 2012) Clasificación México 'AA' / EUA 'PG'
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
 
Confieso que no tengo idea de quién es Jack Frost ni por qué en esta película, El Origen de los Guardianes, el mentado Frost es comparable a Santa Claus o el Conejo de Pascua, que es básicamente lo que plantea. Y ya que estoy en esto y después de haber visto la película, confieso que sigo sin saber por qué se supone que Santa Claus y el Conejo de Pascua están en el mismo nivel que el ratón de los dientes o el de Juan Pestañas. Sin embargo, eso es lo que nos propone este amasijo de ideas y escenas “de acción”, disfrazado de película para niños.

Según la película, Jack Frost es una especie de fantasma juguetón, responsable de hacer caer copos de nieve y congelar las ventanas de las casas en el invierno, en los lugares donde los inviernos son tan helados como para que caiga nieve, por supuesto. Un mal día, otro fantasma, pero este maligno, intenta apoderarse de los sueños de los niños de todo el mundo y reemplazarlos por pesadillas, con el único fin de ser conocido y reconocido en todo el mundo como… El Coco. Entonces, nada menos que Santa Claus entra al quite, encabezando un escuadrón de contraataque, formado por Jack Frost, el Conejo de Pascua, el hada de los dientes (la versión gringa del ratón de los dientes) y el Arenero, o Sandman, como llaman, sin traducción, en la versión doblada al Español, al tipo que se supone echa arena en los ojos de los niños para hacerlos dormir  y producirles dulces sueños (yo lo conozco como Juan Pestañas también, por cierto).

Aparentemente, la razón por la que Santa Claus se hace acompañar de este ecléctico grupo es que tienen en común que los niños de todo el mundo creen en ellos y eso les da la fuerza para derrotar al Coco. Dejemos de lado, por un momento, el hecho de que Santa Claus y el Conejo de Pascua son personajes ligados desde hace siglos a festividades cristianas y, aunque sus versiones americanizadas son probablemente conocidas en buena parte del mundo, por la globalización del entretenimiento estadounidense, definitivamente no representan nada en la fe de países asiáticos y africanos y difícilmente forman parte del imaginario de los niños en esas regiones, contrario a la idea en la que descansa toda la película.

La verdad, eso no importa cuando lo que El Origen de los Guardianes busca es solamente ligar una serie de escenas de introspección por parte del protagonista, Frost, con otra serie de escenas de acción vertiginosa donde la cámara subjetiva se mueve incansablemente, lanzándonos a altas velocidades un montón de imágenes borrosas, diseñadas para justificar el efecto tridimensional con que se vende la cinta. Y esto es una lástima, por dos razones. Primero, el diseño de arte, especialmente en los escenarios del taller de Santa Claus y el palacio del hada de los dientes, parece muy interesante y digno de contemplar, si tan sólo la cámara dejara de moverse por un minuto. Se nota que el director Peter Ramsey sucumbió a la idea de que para transmitir la emoción de la acción, la cámara tiene que estar moviéndose rápidamente todo el tiempo.

Y la segunda razón por la que Ramsey debió dejar su cámara virtual (es una cinta dibujada y animada en pantallas de computadora, pues) quieta por más tiempo, está en el lucimiento que se pudo haber dado al trabajo del excelente cinefotógrafo Roger Deakins (de quien acabamos de ver la magnífica fotografía de 007 Operación Skyfall), que aquí fungió como consultor de imagen, aplicando sus conocimientos y experiencia al proceso de producción de las distintas secuencias, recomendando a los dibujantes y animadores, la iluminación adecuada y la saturación de colores requerida para cada situación. Para que usted se dé una idea de lo que pudo ser, vea la secuencia  inicial, donde vemos a Jack Frost por primera vez: cómo la luz de la Luna da una tonalidad plateada y mágica a los juegos de Frost. O bien, la escena donde el brillante Jack enfrenta al gris Coco en su oscuro y lúgubre palacio. El maestro Deakins, igual que lo hizo antes para Cómo Entrenar a Tu Dragón, lleva el cine animado por computadora a un plano más elevado, visualmente hablando. La banda sonora también merece mención aparte, especialmente en las escenas del Coco, que en la película aparece a veces como una persona y a veces como una sombra, con su voz cambiando de volumen, tono y punto de origen conforme el fantasma se mueve por la pantalla. Una delicia para el oído.


Lamentablemente el director Ramsey no confía en la fuerza de la conmovedora historia del origen de Jack Frost (según la película) para enfrentar al malo y decide recurrir a la invención de motivos falsos y hasta cierto punto egoístas, para Santa Claus y el Conejo de Pascua. De acuerdo a la premisa de la cinta, lo que mueve a Santa Claus y al Conejo de Pascua, igual que al Coco y a Frost, es que los niños crean en ellos. Hombre, para eso, Peter Pan y Campanita lo contaron ya y de una mejor manera, ¿no cree?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pregunta de un arquitecto aficionado al cine que extraña los 'cinotes' de antes: para qué tanto estudio en cuanto a Isóptica si van a hacer micro cines donde el tamaño de la pantalla no concuerda con el de la casi mínima área de la sala ¿no debería haber una norma al respecto para que un cine pueda ser llamado así? Si la hay la desconozco -y bueno aunque la hubiera luego van y con una lana se saltan los reglamentos, claro!- todo esto viene por que a mí también me molestaron las imágenes borrosas, y no sé hasta qué punto esto del tamaño de las salas influya en eso, y es que la verdad me gustó bastante la historia de Juanito Escarcha -creo que otra vez se equivocaron en la traducción del título, que debió ser, en todo caso: "El origen de Juanito Escarcha"- ahora, no estoy tan de auerdo contigo en eso de los motivos egoístas de los otros "guardianes", bajo mi punto de vista creo que la historia habla más sobre la pérdida de algunas capacidades propias del ser niño -o niña-, como es la capacidad de asombro (Santa Claus) o el divertirse con casi cualquier cosa (una caja de carton por ejemplo, como en el anuncio de las tarjetas de crédito: Jack Frost), y que sin esas capacidades el miedo se apodera de nosotros fácilmente.

Saludos, Joel! Rodolfo.

Joel Meza dijo...

Rodolfo, desconozco si hay reglamentos para las dimensiones mínimas de una sala de cine y definitivamente sí tiene que ver la relación tamaño/distancia con el enfoque, aunque en la función a la que asistí, el resto de las imágenes se veían muy nítidas, Creo que aquí el problema con las imágenes borrosas en las escenas de movimiento rápido tiene que ver con la sincronización del proyector y siempre ha sido un problema en el cine proyectado cuadro por cuadro.

En el cine proyectado digitalmente generalmente no se tiene este problema, por cierto, pero hay pérdida de definición respecto a la proyección tradicional.

Tienes razón: la película trata de la pérdida de la inocencia como vehículo para el miedo, el problema que yo tuve con el planteamiento es usar la figura de Santa Claus (y el Conejo de Pascua) como defensor de esa inocencia. Pero este ya es un mal generalizado desde hace décadas en el cine hollywoodense, y en general del comercio estadounidense: despojar del elemento religioso a Santa Claus, sobre todo.
Saludos y bienvenido por estos lares.