(The fast and the furious, EUA/Alemania 2001)
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Ante la longevidad de la franquicia rápida y furiosa, me dí a la tarea de ver, por primera vez, la película original. Encontré que la idea que me había formado a través de los años acerca de esta película, por los pedazos que aquí y allá me había tocado ver, era muy cercana a la realidad: no se trata de carreras clandestinas de carros. Simplemente es una historia de fórmula donde el típico nuevo en el pueblo (o en la escuela o en el trabajo o donde usted quiera ponerlo) conoce a los distintos grupos de personas del lugar y eventualmente se convierte en el más popular y en incondicional del líder. En este caso, los "distintos" grupos (corredores “güeros”, “negros”, “asiáticos”, “chicanos”, etc.) ni siquiera son distintos entre sí: todos corren carros compactos equipados con tanques de óxido nitroso para dar acelerones repentinos y ganar el cuarto de milla. Por cierto, eso es todo lo que usted y yo, neófitos en el asunto, aprenderemos de las carreras clandestinas en Rápidos y furiosos.
La originalidad en historias no es el fuerte de Hollywood, pero eso no importa cuando la forma en que se cuenta la película es lo original o al menos lo suficientemente entretenido como para distraernos del refrito. En el caso de Rápidos y furiosos, el punto que se supondría novedoso en realidad no lo es: el recién llegado es un policía encubierto que debe averiguar quién de entre los corredores está cometiendo robos millonarios de mercancía electrónica. Y como ya mencioné líneas arriba, todos los corredores clandestinos son exactamente iguales, excepto por el líder, así que usted y yo nos podemos imaginar desde el principio quién manda a los rateros, pero el policía y sus jefes no tienen tanta imaginación como nosotros.
La gracia de Rápidos y furiosos, dirigida por Rob Cohen a partir de un guión supuestamente inspirado en las carreras clandestinas, está, me parece, en algunas de las secuencias (no todas) de carros a toda velocidad. Se supone que también tienen su gracia Paul Walker, interpretando al policía encubierto, y Vin Diesel, el líder del grupo. Y digo se supone, porque, la verdad, ambos personajes resultan menos interesantes que cualquiera de los carros que manejan. Cómo una película tan mediana dio pie a una serie que lleva ya siete iteraciones en catorce años, sigue siendo un misterio. Bueno, conociendo a Hollywood y al público, más bien no hay misterio alguno. ¿Listos para Rápidos y furiosos 8?