jueves, 23 de enero de 2014

¿Qué le dijiste a Dios? ½*

(México, 2014) Clasificación México ‘B’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
La semana pasada, al comprar mi boleto para entrar a ver Un Atrevido Don Juan (Don Jon, la sorprendentemente buena ópera prima del actor convertido en guionista y director, Joseph Gordon-Levitt, 2013), la jovencita de la taquilla me advirtió, muy seria: "La película es clasificación B-15, pero tiene muchas escenas de sexo."

Como es notorio que hace rato pasaron los años en que los boleteros me preguntaban la edad cuando quería ver algo mayor que clasificación A, no creo que esta jovencita estuviera tratando de protegerme de nada. Más bien, supongo que el gerente del cine ordenó a los boleteros avisar al público acerca del contenido, para no recibir quejas de incautos espectadores que prefieren no ver "muchas escenas de sexo". A mí, dicho sea de paso, las tales escenas no me molestan y hasta las agradezco, siempre y cuando aporten a la historia que se está contando, o de perdis que sean muy buenas y la historia salga sobrando...

Hombre, pero si ya en el cine van a tener la política de ahorrarle corajes a uno antes de entrar a la función, que de una vez lo hagan con todas. Por ejemplo: "Rocky es clasificación B, pero se dan muchos guamazos". O bien, con La Guerra de las Galaxias: "Le advierto que salen muchas naves espaciales". O, para centrarnos en la película de la semana: "Mire, tiene muchas canciones de Juan Gabriel pero las cantan a'i más o menos y las bailan peor..."

Lo cierto es que la idea es bastante atractiva. A poco no: Un musical con canciones de Juan Gabriel. Igual que la mayoría de los mexicanos que ya andábamos por aquí en los últimos cuarenta años, conozco y disfruto muchas de las casi dos mil canciones que Juan Gabriel ha compuesto en medio siglo de carrera. Y, fuera de algunas que él mismo protagonizó en los 1970s, es una lástima que el poco cine musical mexicano no haya aprovechado este popular acervo.

Por lo tanto, ¿Qué le dijiste a Dios? de la directora Teresa Suárez (Así del Precipicio, México 2006) intenta picar piedra en un terreno prácticamente virgen, anunciando un alegre musical durante los créditos iniciales, con “Buenos Días, Señor Sol”. Pero lamentablemente lo que sigue a esta esperanzadora canción es tan pobre que mejor ni se hubiera molestado, por el bien del cine, del espectador y del propio Juan Gabriel.

Dos sirvientas pueblerinas, empleadas en el D.F. por una familia millonaria, junto con todas las mucamas de la adinerada colonia barren la calle mientras cantan “Yo no nací para amar”, acompañadas de los guaruras de sus patrones. Y aquí, en esta primera canción es cuando se me empezó a caer el corazón. Las actrices que interpretan a las dos sirvientas (Gina Vargas y Olinka Velázquez) cantan bien pero la coreografía que ejecutan es tan imaginativa como cualquier tabla gimnástica de primaria y hasta vergüenza debería darle a Guillermo Téllez, quien usurpa el título de Coreógrafo en los créditos. Para colmo, la elección de fotografiar este y el resto de los números musicales desde una cámara fija que para colmo se desenfoca en los rostros de los bailarines y al nivel del piso, resulta en “bailables” planos que no provocan ninguna emoción favorable.

Lo que sigue es digno de cualquier telenovela nacional y sin quitarle ni ponerle, anoto los temas presentados: discriminación por clasismo y racismo; adulterios, robos, secuestros, enfrentamientos a mano armada, violencia y heridos por arma de fuego, incluyendo niños. Así, se va al caño la alegría prometida. A pesar de que más o menos cada cinco minutos se inserta una canción de Juanga, para un total de trece, solamente las tres cantadas por un energético Víctor García (“Vienes o Voy”, que no conocía; “No Tengo Dinero” y “El Noa Noa”) son propuestas felices. Todas las demás (“Me he quedado solo”, “Debo Hacerlo”, “No me vuelvo a enamorar”, “Todo”, “Inocente pobre amigo”, “La Farsante”, “Déjame vivir”) tienen a sus intérpretes en pantalla (Érika de la Rosa, Mar Contreras, Alejandro de la Madrid y Mark Tacher) sufriendo la historia que les tocó representar y los pésimos bailables que tienen que ejecutar.

Decía que sólo Víctor García sale mejor librado pero hay otra excepción: la genial Regina Orozco, que hace de mamá de las dos sirvientas; más o menos a la mitad de la cinta se avienta, virtuosamente, la canción “Insensible” con un gusto contagioso que la convierte en la mejor de ¿Qué le dijiste a Dios?, pero en la débil trama este número musical sobra.

Para acabarla, ninguno de los personajes está escrito (por la propia directora Suárez) para ganarse la simpatía del espectador. Todos son odiosos, insensibles, abusivos y sin ningún sentido del bien y del mal. Nuevamente, el único que se salva es el personaje de Víctor García, que ni se imagina la fichita a la que le propone matrimonio.

Ni modo, pobre Juan Gabriel, que al final se avienta un palomazo que no viene al caso, mientras le echa aire con su abanico a una parte del elenco, bailando sin ganas. ¿No tengo nada bueno que decir, entonces? ¿Nadanadanadanada? Que no, que no.

viernes, 17 de enero de 2014

Oscar 2014

Como todos los años, *gracias* a las distribuidoras nacionales (nótese el sarcasmo) en el rancho donde vivo, una ciudad mexicana promedio, de cerca de un millón de habitantes, nos falta ver la mayoría de las nominadas, de modo que nos tendremos que conformar con hacer un recuento de lo ya exhibido en pantallas locales al día de hoy.

En resumen, sólo trece de las cincuenta y ocho nominadas han sido vistas en las pantallas de la ciudad. La buena noticia es que así tendremos mucho y muy bueno por ver de aquí a la ceremonia de premiación.

Y LAS NOMINADAS (VISTAS EN MI CIUDAD) SON…

CAPITÁN PHILLIPS – Mejor Película; Mejor Actor de Reparto (Barkhad Abdi); Mejor Guión Adaptado (por Billy Ray); Mejor Edición (por Christopher Rouse) y Mejor Mezcla de Sonido.

GRAVEDAD – Mejor Película; Mejor Dirección (por Alfonso Cuarón); Mejor Actriz Protagónica (Sandra Bullock); Mejor Fotografía (por Emmanuel Lubezki); Mejor Edición (por Alfonso Cuarón y Mark Sanger); Mejor Música Original (por Steven Price); Mejor Diseño de Producción y Decorados; Mejores Efectos Visuales; Mejor Mezcla de Sonido.

FROZEN: UNA AVENTURA CONGELADA – Mejor Cinta Animada; Mejor Canción (“Let It Go”).

LOS CROODS – Mejor Cinta Animada.

MI VILLANO FAVORITO 2 – Mejor Cinta Animada; Mejor Canción (“Happy”).

¡HORA DE VIAJAR! – Mejor Corto Animado (“Get a Horse!”, con Mickey Mouse, exhibido antes de “Frozen”).

ANTES DE LA MEDIANOCHE – Mejor Guión Adaptado (por el director Richard Linklater y sus protagonistas, Julie Delpy y Ethan Hawke).

EL GRAN GATSBY – Mejor Diseño de Vestuario; Mejor Diseño de Producción y Decorados.

EL LLANERO SOLITARIO – Mejor Maquillaje y Peinados; Mejores Efectos Visuales.

EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG – Mejores Efectos Visuales; Mejor Mezcla de Sonido.

IRON MAN 3 – Mejores Efectos Visuales.

EN LA OSCURIDAD STAR TREK – Mejores Efectos Visuales.

JACKASS PRESENTA: EL ABUELO SINVERGÜENZA – Mejor Maquillaje y Peinados.

viernes, 10 de enero de 2014

Antes de la Medianoche ****

(Before Midnight, EUA 2013) Clasificación México ‘B-15’/EUA ‘R’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Para Mari, mi amada esposa. Por las conversaciones felices, las no tan felices y las que vendrán.
Celine y Jesse se conocieron hace dieciocho años, en que pasaron toda una noche vagando por las calles de Viena, platicando de sus vidas y sus intereses. Al amanecer, enamorados el uno del otro, se despidieron y no se volvieron a ver hasta nueve años después, en que la parisina Celine buscó a Jesse, ahora un famoso escritor estadounidense, después de que él contara la historia de los dos en una de sus novelas. Ambos encuentros son presentados por el director Richard Linklater en las películas Antes del Amanecer (1995) y Antes del Atardecer (2004). Una historia como ésta no se puede acabar así como así, con un “y vivieron felices para siempre”. De modo que, nueve años después, los reencontramos. Viviendo juntos. Felices. ¿Para siempre?

De vacaciones en Grecia, Jesse despide en el aeropuerto a su hijo adolescente, fruto de su primer matrimonio, quien va de regreso a su madre, en Chicago. Triste, Jesse sube a su automóvil, donde lo espera Celine, con quien vive desde hace nueve años en París y con quien tiene dos preciosas hijas gemelas. Rumbo a la casa donde se hospedan en Grecia, platican un poco del hijo de él, un poco de su ex esposa, un poco de sus hijas, un poco de cómo se reencontraron nueve años atrás. También platican acerca de una oferta de trabajo que Celine tiene en el gobierno francés. Y hablan sobre el posible deseo oculto de Jesse de mudarse todos a Chicago, para estar cerca de su hijo.

Nótese que he cambiado el verbo “platicar” por “hablar”. Y es que durante las conversaciones de Celine y Jesse, que en Antes de la Medianoche vemos por toda la hora cuarenta y cinco que dura la película, hay momentos en que la plática amable, amorosa y hasta festiva, se torna en un habla fría y distante cuando uno de los dos toca algún tema que los espectadores adivinamos como sensible. Celine, más que Jesse, tiende a sentirse agredida cuando Jesse se acerca con sus palabras a asuntos como el probablemente ya discutido plan de mudarse a Chicago. Celine parece interpretar esa aparente insistencia como desamor y, en consecuencia, cuestiona sus propios sentimientos y actos amorosos, o la falta de ellos, hacia él. Jesse, por el contrario, parece aceptar las discusiones y pleitos como tales y no como un síntoma de que las cosas estén mal. Cómo pueden estarlo si se enamoraron hace dieciocho años y él dejó a su esposa hace nueve, para estar y seguir, como hasta hoy, con Celine.

Richard Linklater vuelve, en 2013, a este ejercicio fílmico escrito en conjunto con sus dos protagonistas, Julie Delpy y Ethan Hawke como Celine y Jesse, a explorar el valor de la conversación en una relación de pareja, sin dejar de lado el valor individual de los dos amantes. Platicar toda una noche, o toda una tarde, es un gran pretexto para el romance. Hacerlo por nueve años seguidos es mucho más complicado y lleva a una relación verdadera. No puedo esperar a verlos nuevamente, platicando, en 2022.

jueves, 2 de enero de 2014

Lo Mejor de 2013

De lo visto en carteleras de mi rancho los últimos doce meses, va mi lista:
LO IMPOSIBLE (de Juan Antonio Bayona).
El impacto del tsunami de 2004 en el ánimo colectivo del planeta nos puede hacer pensar que cualquier película sobre tsunamis nos mostrará una destrucción que hemos visto hasta el cansancio en los noticieros, por televisión, en los últimos 8 años. Pero esos son sólo hechos. El director Juan Antonio Bayona y su equipo nos dicen, pues, que la historia verdadera no está en el desastre, sino en lo que las personas hacen ante esas desgracias.

Lincoln (de Steven Spielberg).
Spielberg resuelve con la maestría de treinta películas y nos trae los últimos cuatro meses de la vida de un Lincoln que, cansado y avejentado a sus cincuenta y tantos, en todos sus momentos como presidente muestra sabiduría y fé en sí mismo y en Dios para imponer la justicia en las leyes de su país. El actor Daniel Day-Lewis desaparece completamente en Lincoln y su Oscar como mejor actor esta vez es merecido como pocos.

El Conjuro (de James Wan).
El chiste de hacer oootra película sobre posesiones demoniacas debe estar en lo bien que se toquen las bases reglamentarias, lo interesantes que resulten los personajes y lo bien ejecutadas que estén las escenas que nos hagan brincar del asiento. El Conjuro libra bastante bien la comparación con, bueno, pues, con El Exorcista, que se ha convertido en el estándar del cine de terror durante cuatro décadas.

HELI (de Amat Escalante).
Heli es ficción nacional. Una mañana aparece un hombre asesinado, colgado de un puente; se denuncian “levantones”. Las policías no resuelven los casos que ya pueblan nuestros noticieros. Pues sí: tiene que haber consecuencias, así como tiene que haber razones para tanta descomposición social. El director Amat Escalante presenta su idea de ambas en Heli.

Gravedad (de Alfonso Cuarón).
Gravedad es, sobre todo, un triunfo de la narrativa visual. La historia es sencilla: dos astronautas flotando a la deriva, desconectados de su nave. Sólo queda vivir o morir. El que vivir sea una de las dos posibilidades es el tema que el director Alfonso Cuarón escoge para, por hora y media, llenar la pantalla con las imágenes más sorprendentes que he visto en un cine en décadas.

Metegol (de Juan José Campanella).
Es un misterio el que el futbol tenga tan mala pata a la hora de ser representado en la pantalla grande, a diferencia de otros que han dado lugar a grandes películas. Supongo que se necesita la mezcla exacta de deporte y corazón. Justo como en Metegol, la excelente cinta de dibujos animados del director argentino Juan José Campanella.

Capitán Phillips (de Paul Greengrass).
Qué carta se juega el director Paul Greengrass al confrontar a la superestrella Tom Hanks con el villano interpretado por el joven Barkhad Abdi, un perfecto desconocido, en su primera película, además. El punto central: a usted o a mí se nos puede atravesar un mal día uno de estos perfectos desconocidos, para sacar ventaja de lo que nos hace vulnerables frente ellos: nuestro respeto a la ley. En Capitán Phillips queda claro que hay una razón muy poderosa para que tengamos leyes. Nuestras vidas (hasta las de los criminales) dependen de ello.

***Menciones honoríficas***

Jack Reacher: Bajo La Mira (de Christopher McQuarrie).
Actuada y producida por Tom Cruise, rápida y eficientemente destapa una red de intrigas bastante entretenida. Una joya escondida, la presencia del veterano actor Robert Duvall en un papel secundario, donde hasta se da el lujo de reírse de la costumbre de Cruise de aparecer corriendo en todas sus películas.

Mamá (de Andrés Muschietti).
Mamá es justo esa clase de película, en que la historia de fantasmas apenas interesa lo suficiente como para que aguantemos entre susto y susto. Y cuando uno piensa que el paseo está por terminar sin mayor consecuencia, Mamá sorprende con un excelente final que construye sobre la historia contada hasta el momento y supera o compensa, trasciende, más bien, todos los espantos y espantajos anteriores.

Oz El Poderoso (de Sam Raimi).
La historia de cómo un mentiroso profesional se convirtió en el gobernante más poderoso en la historia de la tierra de Oz es un triunfo del diseño visual, del riesgo de la elaboración sobre una historia archiconocida (El Mago de Oz) y del protagonista, el actor James Franco, que se suelta con un desenfado contagioso en su papel de tramposo por naturaleza.

Frozen: Una Aventura Congelada (de Jennifer Lee y Chris Buck).
Hasta la década pasada, cómo no iba Disney a ser blanco de burlas en un mundo cada vez más cínico, si sus protagonistas vivían felices para siempre después de un beso de “amor”. En Una Aventura Congelada, por primera vez veo a las princesas liberarse, crecer y, finalmente, darse cuenta que el verdadero amor a los demás empieza en uno mismo.