viernes, 29 de noviembre de 2013

Amor a Primera Visa **1/2

(Pulling Strings, México, 2013) Clasificación México ‘A’ / EUA ‘PG’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
A ver, haga usted la suma: el muchacho guapo conoce a la muchacha bonita; se caen mal al principio; por azares del destino se siguen tratando, enfrentan juntos algunas complicaciones, se conocen mejor y ya no se caen tan mal, pero luego se descubre un obstáculo para que el romance prospere… ¿qué cree usted que pase? Efectivamente, esta es la fórmula para todas las comedias románticas que nos hemos recetado los cinéfilos desde las épocas doradas del cine del siglo XX. En esta ocasión toca el turno a Jaime Camil, como “el muchacho”, recorrer ese caminito que todos caminaremos, como decía aquella vieja solterona.

Camil interpreta a un triste chilango viudo, dedicado a cantar con mariachi en fiestas privadas, para mantener a su pequeña hija en un caro colegio particular, mientras consigue enviarla a vivir con los abuelos maternos a Arizona. Así, acude a la embajada de los Estados Unidos a tramitar las necesarias visas pero, como bien sabemos quienes vivimos en la frontera, al no poder justificar legalmente sus ingresos, carecer de propiedades y en general, no poder demostrar que no tiene intenciones de brincarse el cerco para quedarse del otro lado, la visa le es negada por la joven y guapa Rachel, oficial de la embajada, una güerita (la importada Laura Ramsey) que, cansada de oír las explicaciones de todos los mexicanos que entrevista diariamente, tiene los ojos puestos en una relocalización a la embajada en Londres.

A los muchos problemas del deprimido mariachi que, por cierto, se llama Alejandro Fernández, lo cual, nos podemos imaginar, de vez en cuando provoca malos entendidos con sus posibles contratantes, se suma el haber perdido la oportunidad de la preciada visa. Pero su trabajo lo lleva a cruzarse nuevamente con Rachel. Ante una forzada situación, Alejandro logra que Rachel lo acompañe en una travesía por algunos pintorescos lugares de la ciudad de México, con el pretexto de recuperar un objeto perdido, propiedad de la embajada. El plan de Alejandro es que, en dos días, Rachel se dé cuenta de que es un hombre responsable, trabajador y con ingresos suficientes para merecer la visa.

Por supuesto, la fórmula obliga a que Alejandro mienta en algunas cosas, o más bien en todas, a Rachel, quien cae redondita en la mentira, pero no para darle la visa (después de todo, Alejandro debería saber que ese asunto ya no está en las manos de ella), sino para enamorarse de este grandote y apuesto mariachi y, de paso, reconsiderar todo lo que había pensado acerca de México y los mexicanos. La película es lo suficientemente ligera para que no estorbe el reducir el conocimiento de la mexicanidad a que Rachel coma tostadas de tinga, tome tequila en el Tenampa y dé serenata con mariachis, mientras atestigua (y participa de) nuestro gusto por la ilegalidad a cada paso que damos. La magia de la comedia romántica funciona, Rachel olvida sus tristezas y Alejandro no se hace del rogar.

A pesar de los deprimentes problemas personales que el director Pedro Pablo Ibarra y sus ¡cuatro! guionistas (entre ellos, Issa López, de Casi Divas y Efectos Secundarios) insisten en cargarle a la pareja, casi todas las situaciones en las que se involucran son lo suficientemente simpáticas para hacer sonreír a lo largo de la historia. Además, varios momentos logran carcajadas, generalmente cortesía del Canicas, amigo incondicional de Alejandro, interpretado por Omar Chaparro como una especie  de Tin-Tán venido a menos. Lamentablemente algunos otros salen sobrando, en particular la participación de la veterana Stockard Channing, en el ingrato papel de la opresiva (y depresiva) pero voluble mamá de Rachel. Y no es culpa de Channing, sino de los guionistas que metieron esa inútil subtrama. Aún con estos lastres, me encontré deseando que las cosas salieran bien para Alejandro y Rachel, hija o no hija, visa o no visa, mariachi o no mariachi, canciones "playbackeadas" de Jaime Camil o no. Viva el romance.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Metegol ****

(Argentina/España, 2013) Clasificación México ‘AA’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala

Para Román y Paula, pequeños grandes futbolistas.

Como decía el clásico, “A LOS QUE QUIEREN Y AMAN EL FUTBOL”, el cine pocas veces les ha hecho justicia. Es un misterio el que  el deporte más popular del mundo tenga tan mala pata a la hora de ser representado en la pantalla grande, a diferencia de otros que han dado lugar a grandes películas, como el beisbol o el boxeo, por ejemplo. Supongo que se necesita la mezcla exacta de deporte y corazón. Justo como en Metegol, la excelente cinta de dibujos animados del director argentino Juan José Campanella.

Metegol es como le dicen en Argentina a los futbolitos: esas mesas que simulan ser una cancha de futbol, donde los jugadores mueven varillas en las que están atornillados muñequitos que forman los equipos, para meter goles con una pequeña pelota del tamaño de una canica. Y Amadeo es un niño virtuoso y a la vez fanático del futbolito, al grado de poner nombres y asignar personalidades imaginarias a cada uno de los muñequitos de la mesa en la que pasa los días perfeccionando sus técnicas de juego. Así, mientras mueve a sus monitos metiendo gol tras gol a sus contrincantes, imagina los diálogos entre los jugadores de metal que, bajo su cuidado, lucen peinados, melenas y hasta bigotes al estilo de algunos de los jugadores más famosos del siglo XX.

Junto a Amadeo siempre está Laura, la niña que sabe que Amadeo está destinado a grandes cosas y lo ama en secreto. Y no tan en secreto, ya que un buen día Laura anima a Amadeo a enfrentarse en el futbolito a Grosso, otro pequeño virtuoso del futbol, pero el de verdad, donde con los propios pies se patea un balón. El tímido Amadeo demuestra que es mejor que Grosso moviendo a los monitos y los años pasan. Amadeo (voz de Alfonso Herrera) y Laura (voz de Irene Azuela), ahora jóvenes adultos, siguen en su rutina pueblerina. Grosso (voz de Ricardo Tejedo) se ha convertido en el mejor futbolista del mundo y, de paso, en una insoportable estrella mediática que ahora regresa para apoderarse del pueblo y vengarse de Amadeo, con ayuda de su vampiresco representante (voz de Humberto Vélez, el Homero Simpson original).

Y entonces, los monitos del viejo futbolito cobran vida. Fieles a las personalidades que Amadeo les ha dado en su imaginación todos estos años, se liberan de las varillas de la mesa para buscar salvar a todos de la inminente destrucción a la que Grosso los ha condenado.

De este modo, Metegol se mueve en dos niveles. Primero, el de los humanos, con Amadeo y Laura enfrentados con convicción y sentido de justicia al resentido, prepotente y corrupto Grosso. Y segundo, el nivel de la fantasía en que los monitos viven sólo para formar sus equipos y jugar partidos de futbolito. Es encomiable el compromiso de los muñecos con sus personalidades . Destacan el Capi, líder inquebrantable;  el Beto, un pequeño Maradona con todo y acento argentino; y el Loco, un místico jugador que es uno con el universo. En la tradición del cine de juguetes que cobran vida, conmueve la lealtad que le profesan a ese muchacho que, a través de los años, ha hecho posible que vivan para golear.

El diseño de los personajes y escenarios es muy peculiar y diferente de lo que Hollywood, sobre todo Pixar y Disney, nos envía a los cines cada seis meses. Y el gusto por esa diferencia se acentúa al ver que los movimientos de los labios de los personajes corresponden a lo que se dice en Español, al ser una producción originalmente argentina, distribuida en nuestro país con acentos neutrales y lenguaje mexicanizado.

El director Campanella, que también escribió el guión, junto con Gastón Gorali y Eduardo Sacheri, basados en un cuento del genial Fontanarrosa, no niega la cruz de su parroquia en Metegol. Primero, como apasionado del futbol, cosa que ya sospechábamos desde El Secreto de Sus Ojos (Argentina, 2009), cinta de suspenso donde el futbol es usado de manera clave en la historia. En Metegol, el futbol es el generador de la pasión de los personajes para lograr lo que más desean. Y segundo, queda claro que Campanella es un cinéfilo de hueso colorado que goza, además, de un gran sentido del humor. Desde la primera escena, literalmente en los albores de la humanidad, las graciosas referencias a grandes películas, lo mismo de altos vuelos intelectuales, como 2001: Una Odisea Espacial o la más pura aventura, como Volver al Futuro o Parque Jurásico, pasando por la obvia trilogía de Toy Story cuando se centra en las peripecias de los muñequitos o bien, las citas a clásicas cintas de vaqueros ante los duelos a que se retan Amadeo y Grosso. Y nada de esto es usado de manera recargada u oscura, sino como parte de la trama, con chistes para todo público, conocedores del cine o no, aficionados al futbol o no, en un cuento de lealtad y pasión. Justo como debe ser una buena película: para todos los que quieren y aman… el cine.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Carrie: Un Extraño Presentimiento ***

Preparándome para el estreno de Carrie, va mi reseña de la película original.
(Carrie, EUA 1976) Clasificación México ´C´ / EUA ´R´
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
No tuve la suerte de ver Carrie: Un Extraño Presentimiento, la décima cinta del director norteamericano Brian De Palma, en su estreno en nuestro país, durante 1977 y parte de 1978 (en esos años previos al cine en video y la tele por cable, las películas duraban meses recorriendo las salas del país). Cuando por fin la ví en video, a mediados de los 80s, Carrie ya era objeto de leyenda y varias imitaciones en el cine de terror hollywoodense.

Carrie fue la primera adaptación cinematográfica (por el guionista televisivo Lawrence D. Cohen) de una novela del entonces joven escritor de terror, Stephen King. Trata sobre una frágil adolescente, víctima de sus abusivos compañeros de preparatoria, que llega al límite del aguante y, usando sus recién descubiertos poderes telekinéticos, toma venganza fatal contra todos los graduados, acabando de tajo con una generación completa de estudiantes en una pequeña ciudad.

Ahora que la volví a ver, debo decir que la primera hora de Carrie ha envejecido mal, con una exposición de personajes y hechos que resulta acartonada y, de alguna manera, típica del cine comercial de fines de los 70s, con adolescentes relajientos pero muy ordenaditos, tomando turnos para hacer y decir las cosas. En esa primera hora, las cosas funcionan mucho mejor cuando Carrie (la angelical Sissy Spacek) está sola o con uno o dos personajes más, particularmente con su opresiva mamá, una fanática e ignorante mujer con una idea muy torcida de la religión y la educación.

La película cobra relevancia mayor en su genial última media hora, donde el director De Palma hace gala de su maestría para el suspenso, en una secuencia extendida sin cortes y sin diálogos, continuando, por si fuera poco, con siete minutos presentados en cámara lenta que nos tienen al borde del asiento, esperando la cruel travesura que los chamacos abusivos (Nancy Allen, la futura amiga de Robocop y John Travolta, antes de su triunfal Fiebre de Sábado por la Noche) le han preparado a la inocente Carrie. La “broma” desata una sangrienta pesadilla, que en pantalla dura menos de cuatro minutos, con uno de los recursos favoritos de De Palma: la pantalla dividida, que muestra a Carrie ejecutando su venganza sin siquiera parpadear. Sí, las imágenes en pantalla duran apenas los cuatro minutos, pero el impacto de estas escenas y del legendario y multicopiado epílogo han perdurado ya por treinta y seis años.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Thor: Un Mundo Oscuro **

(Thor: The Dark World, EUA 2013) Clasificación México ‘B’ / EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Thor: Un Mundo Oscuro, la segunda cinta de los estudios Marvel sobre el superhéroe basado en el dios nórdico del trueno, dura dos horas. Dado que la primera hora es aburrida, reiterativa y de plano mala, pero la segunda hora es emocionante y, sobre todo, divertida, tiene sentido que las cadenas de cine locales tengan un día de 2x1 a la semana. Así uno sólo paga medio precio por la mitad buena de la película.

En esta segunda vuelta de Thor, después de su intervención en Los Vengadores (Whedon, 2012), dos años han pasado desde que el güero y fornido extraterrestre (Chris Hemsworth) se paseó por un pueblito de Nuevo México, martillando todo a su paso y que, al regresar a su plano espacial, rompió el corazón de la hermosa científica humana Jane Foster (Natalie Portman). Thor y sus amigos, una especie de extraterrestres extremadamente longevos, que los hace parecer inmortales en comparación con los humanos, se divierten dándose de catorrazos con todo el que se les atraviese en los distintos planos espaciales en los que se mueven. En esta historia el que es tuerto es rey: el papá de Thor, el parchado Odín (Anthony Hopkins ganándose la papa, con un greñero digno de El Temerario Mayor), castiga a Loki, su hijo adoptivo, por traicionar al reino y destruir medio Manhattan en la mencionada aventura de Los Vengadores. Loki (el excelente británico Tom Hiddleston) pasará el resto de sus días peinando su negra melena en un calabozo, junto a otros criminales que Thor y su pandilla van coleccionando en sus múltiples batallas. Claro que, siendo Loki el único personaje verdaderamente interesante en el reino de Odín, sólo es cuestión de tiempo el que encuentre la forma de liberarse y hacer que Thor vuelva a hacer berrinches, para nuestro entretenimiento.

Pero para que llegue ese momento en que la película se pone buena, tiene que pasar una hora de explicaciones sobre los enemigos a los que Thor y compañía se enfrentarán para evitar que se apoderen de una especie de polvo o gas antiquísimo y supuestamente valiosísimo, pero que no me quedó muy claro para qué servía, excepto que al tenerlo, destruirían el universo entero. ¿Por qué será que los malos de este tipo de películas siempre quieren destruir el mundo (o el universo, pues), sin pensar que ellos también están en él? En fin; el caso es que cuando Thor y Loki se juntan la cosa se pone buena y la película cobra vida, tanto en acción como en chiste tras chiste, todos por cuenta de Loki, por cierto.

¿Y qué hace uno la primera hora, para pasar el rato? Bueno, si usted no se hizo de un vaso de palomitas que lo mantenga animado, puede entretenerse con los intermitentes chistes que el director Alan Taylor le encarga a los humanos amigos de Thor y que aparecen, literalmente, por aquí y por acá en Londres. Las simpáticas Natalie Portman y Kat Dennings, junto con el sueco y también simpático Stellan Skarsgard, se encargan de preparar el terreno para la emocionante batalla final que, por supuesto, tiene que ocurrir en la Tierra. Lástima que Taylor no decidiera dedicarle más tiempo de esa primera hora a los amigos extraterrestres de Thor, que también parecen muy divertidos y entre quienes se cuenta la bella pero desperdiciada Jaimie Alexander, quien interpreta a la guerrera Sif, enamorada indondicional de Thor. Hombre, con Natalie Portman y Jaimie Alexander para escoger y ese Thor se conforma con su martillito…

"Críticos de todo el país, uníos."

Me enteré ayer, por la tarde, de la muerte del crítico de cine Gustavo García.
No tuve el gusto de conocerlo y no lo he leído tanto como debiera. Sé más de él por su amistad con Ernesto Diezmartínez, el crítico de cine que más disfruto leer (y de paso, entrañable amigo desde que éramos más chamacos) y por quien, a través de los años, sigo teniendo el placer de encontrar a cinéfilos con articulada visión crítica como Gustavo.

Es una pena perder a un crítico mexicano como Gustavo García, sobre todo cuando en nuestro país estamos más acostumbrados a pelear que a discutir con argumentos válidos. Les comparto un par de artículos publicados por él en la revista nexos, en 2010, donde me incluí y luego fui incluído por Gustavo en la breve pero divertida discusión, precisamente, sobre el estado de la crítica cinematográfica mexicana en la internet. No volvimos a coincidir; ahí quedan, en la red, sus textos.

Dosier: Extinción de dominio.

Dosier: Un fantasma recorre la internet.

sábado, 2 de noviembre de 2013

El Resplandor... pelando la cebolla.

Para los amigos lectores que me han estado preguntando por El Resplandor (The Shining), la adaptación fílmica de Stanley Kubrick, de la novela homónima de Stephen King, comparto la reseña del crítico Peter K. Rosenthal, de la revista en línea The Onion. Estoy seguro que este punto de vista (en Inglés, sin subtítulos, por cierto) les dará un nuevo aprecio por el trabajo de Kubrick...

The Onion Looks Back At 'The Shining'

viernes, 1 de noviembre de 2013

Thor **1/2

(Thor, EUA 2011) Clasificación México ‘B’ / EUA ‘PG-13’
Calificaciones ****Excelente ***Buena **Regular *Mala
Ante los sorprendentes éxitos del renacido cine de superhérores, con El Hombre-Araña y Iron Man a la cabeza, ambos propiedad de la compañía Marvel, era de esperarse que se buscara continuar ordeñando esa vaca. He aquí la versión fílmica de Thor, personaje basado en el dios vikingo del trueno que, aunque no tan conocido como otros superhéroes, en las manos correctas debería darnos una película de aventuras emocionantes y divertidas. En las manos correctas…

Dirigida por el británico Kenneth Branagh, Thor se debate entre ser un drama de lucha por el poder, y una cinta de aventuras sin mayores pretensiones que entretener al espectador mientras se zampa un bote de palomitas. Branagh ha salido mucho mejor librado con sus adaptaciones fílmicas de los clásicos de Shakespeare (las sobresalientes Enrique V, Mucho Ruido y Pocas Nueces, Hamlet, por mencionar tres) pero puedo entender la intención de encargar esta historia de intrigas reales al experimentado director.

En mi opinión, la película se divide entre la parte “aburrida”: las escenas de Thor y su familia en el planeta o plano astral o lo que sea donde está el castillo y el puente de arcoíris, y la parte divertida: las escenas en la Tierra, más específicamente, en un pueblito del desierto de Nuevo México, donde Thor se encuentra con los terrícolas y descubre que se necesita mucho más que poderes divinos para enfrentar a los humanos.

Thor es interpretado por el güerote australiano Chris Hemsworth, quien con sus abultados músculos y peinado largo de salón, al menos sí parece un personaje de historieta. Pero quienes se llevan las palmas por ganarse la papa son Natalie Portman, como la humana/interés amoroso de Thor y Stellan Skarsgard, ese actor sueco favorito de Hollywood. Para aparecer ambos un buen trecho del metraje en pantalla con personajes que no lo son y que en realidad no hacen nada (ninguno de los dos), se necesitan verdaderos buenos actores. Y si de paso uno es el simpático Skarsgard y la otra es tan hermosa como Portman (y Branagh nos regala varios close-ups para demostrarlo), entonces que se sigan ganado la papa y cobrando el cheque. Ya quisiera George Lucas que Portman hubiera mostrado por el papá de Luke Skywalker (en su papel de la Reina Amidala) la mitad de la emoción exhibida aquí por Thor.

En mi opinión, este tipo de trabajo es más meritorio para Portman que lo visto en El Cisne Negro (Aronofsky, 2010), donde hacer de loca es lo más fácil. A mí no me hubiera salido tan bien estar siempre en la baba y Thor me hubiera mandado a la goma en el primer minuto (en el papel de Skarsgard, no vaya usted a creer).

Encima de todo, qué decepción de Branagh en una película de acción, con escenas desprovistas de suspenso e imaginación, con peleas aburridas y mal coreografiadas para la pantalla.

Algunas notas finales:
1) Será el sereno, pero Nuevo México se parece sospechosamente a la Laguna Salada, en Baja California...
2) Qué poca imaginación para el diseño de producción, especialmente lo dibujado por computadora (el chinche puente de arcoíris parece adorno setentero de plástico y foquitos de colores, como los que mi tía la hippie ponía en su cuarto).
3) Lo mejor de la película, Tom Hiddleston como Loki, el hermano de Thor. Aparte de las escenas en Nuevo México (La Salada... a mí no me la pegan), cada vez que aparece Loki en pantalla la película se vuelve interesante.
4) Sólo dos mujeres llaman la atención como tales en la película: Natalie Portman como el interés terrenal de Thor y Jaimie Alexander como su amiga mitológica incondicional. No pido más en una pantalla de cine.